46. Arrepentimientos

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Isaza

Había pasado tres días encerrado en el campo de mis abuelos, necesitaba ese tiempo para estar solo y pensar, ellos no dejaban de preguntarme que me pasaba pero no quería comentarles lo de Julieta ya que los conocía y sabía lo que me dirían, estaba huyendo de mis problemas en lugar de afrontarlos y me estaba matando, Juli me envió muchos mensajes que no me resistí a leerlos, sin embargo no quise responderlos, no sabía que decir. Mis amigos también me hablaban sin parar pero tampoco sabía que decirles.

Villa había llegado esta mañana a casa de mis abuelos, me obligó a levantarme, ducharme y que nos fuéramos devuelta a mí casa. 

- (Isaza): villa enserio no quiero volver.

- (Villamil): ¿Que pretendes, quedarte toda la vida escondido aquí?

- (Isaza): no estoy escondido.

- (Villamil): te estás escondiendo para no tener que afrontar la realidad, Julieta ha intentado hablar contigo pero la ignoras.

- (Isaza): no la ignoro, aquí no tengo señal.

- (Villamil): Isaza - me miró mal - no seas infantil.

- (Isaza): está bien, es que tengo miedo de hablar con ella.

- (Villamil): miedo de que?

- (Isaza): de qué me deje, siento que la distancia nos va a separar mucho.

- (Villamil): pueden hablar todos los días.

- (Isaza): no es lo mismo.

- (Villamil): deja tu orgullo y tus miedos de lado, anda a buscarla, dile que la amas, que la apoyas y que la vas a esperar.

- (Isaza): está bien, voy a volver a mí casa pero tal vez mañana hable con ella.

- (Villamil): no dejes pasar el tiempo.

Íbamos camino a mí casa junto a Villa, me había venido a buscar porque yo no quería volver pero me terminó convenciendo, le avisó a los Vargas que estaríamos en mi casa y así los cuatro pasaríamos la tarde juntos, apenas me vieron, me abrazaron y aunque no lo quería admitir, necesitaba mucho sus abrazos. Los chicos no me preguntaron por Julieta, sabían que era un tema delicado que aún no lograbamos resolver, me convencieron de jugar un partido de fútbol y cuando estábamos por la mitad, llegaron Susana y Laura con la cara rojo como si hubiesen estado llorando y nos miraban con mucho enojo. Martín fue el primero en hablar.

- (Martín): amor ¿Qué pasó?

- (Laura): pasó que son unos imbéciles, en especial tú - dijo señalando -

- (Isaza): ¿Yo que hice?

- (Susana): ¿Que hicieron? Y tienen el descaro de preguntar, Julieta se fue y ninguno de ustedes de digno a despedirse.

- (Villamil): se fue!? - grito sorprendido, yo aún no reaccionaba -

- (Laura): la hubieran visto, tenía la cara inundada en lágrimas y no dejaba de mirar hacia la puerta esperando que alguno de ustedes fuera pero no aparecieron. Son unos idiotas!

- (Martín): amor... No sabíamos que se iba hoy - intentó abrazarla pero Laura se alejó -

- (Susana): ¿No piensas decir nada? - me miró -

- (Isaza): ¿Que quieres que haga?

- (Laura): no lo sé, enviarle un mensaje por último, ella te necesita.

- (Isaza): no creo que sea buena idea, debe estar molesta conmigo.

- (Laura): tiene todo el derecho, has sido un egoísta, no me sorprendería que termine contigo.

- (Villamil): Julieta va a odiarme - interrumpió antes de que pudiera responderle a Laura - le prometí que la iba a apoyar.

- (Martín): me siento mal - dijo apenado -

- (Laura): deberías.

- (Simón): no sean así, realmente se nos olvidó, estoy seguro de que si la llamamos nos perdonará - dijo tratando de animarnos -

- (Isaza): tal vez a ustedes si... No sé si a mí.

- (Susana): te lo mereces - dijo subiendo a su habitación junto a Laura -

- (Isaza): y si la perdí?

- (Villamil): no creo perro, seguro está enojada pero ella te ama, envíale un mensaje.

- (Isaza): no es buena idea, mejor lo dejo así.

- (Martín): perro te vas a arrepentir.

- (Isaza): tal vez más tarde.

- (Simón): entre más te demores será peor.

El resto de la tarde se vio arruinada por la situación que había ocurrido con las chicas, me sentía horrible, quería llorar, Julieta se había ido, no la vería en tres meses y nisiquiera podía hablar con ella para sentirla más cerca, bueno, si podía pero no sabía cómo. Villa le mandaba muchos mensajes a Julieta que ella no contestaba, seguramente iba viajando, quise distraerme mirando mis fotos antiguas pero fue peor, encontré una foto nuestra del viaje a Medellín, cuando casi me muero de un infarto, una lágrima cayó por mi mejilla y toda la culpa, tristeza y enojo volvió en ese momento, no pude contenerme y a los segundos tenía a mis tres mejores amigos abrazándome. 

Fuiste una bala perdida. TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora