57. Presentimientos (2)

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(Julieta): ¿Me engaño con Ana? - dije alterada.

(Villamil): yo no dije eso! Solo que debes hablar con el...si me preguntas a mi te digo que no ha pasado nada.

(Julieta): Villa, por favor! - rogué - necesito que me digas la verdad, eres la persona en quién más confío.

(Villamil): ya lo sé, por eso te juro que no pasó nada entre ellos - dijo muy seguro.

(Julieta): está bien - resoplé - perdón por alterarme pero solo pensar en la idea...

(Villamil): no pienses en eso - me interrumpió - Isa te ama.

No quisimos seguir con el tema, decidimos cocinar algo bastante saludable, lo cual era raro en nosotros pero acepté ya que Villa insistió en que me gustaría.

(Julieta): quiero saber cómo nació la idea de ir al gimnasio y comer sano.

(Villamil): no te burles...con Isaza teníamos pensando ir hace mucho, cuando te fuiste yo trataba de buscar algo para distraerlo y sacarlo de la tristeza, se me ocurrió ir al gimnasio y justo yo estaba conociendo a María.

(Julieta): y la invitaste a ir con ustedes...

(Villamil): no hizo falta, le conté lo que quería hacer y me dijo que ella iba a un gimnasio que era bueno y yo quería estar cerca de ella así que fuimos. 

(Julieta): o sea que es tu culpa...tu me quitaste a mi osito.

(Villamil): admite que te gusta aún más ahora que está en forma.

(Julieta): No! A mi me encanta como sea.

(Villamil): lo sé Julieta...pero admite que se ve mejor.

(Julieta): igual de hermoso que siempre.

Villamil rodó los ojos y siguió insistiendo por un rato más, hablamos por algunas horas y cuando un poco pasado media noche tuve una idea.

(Julieta): ¿Y si me acompañas?

(Villamil): ¿A dónde?

(Julieta): a ver a Isa...a su casa.

(Villamil): no sé si sea buena idea.

(Julieta): ¿Por qué no? Por favor! Me siento culpable por discutir con él y además lo extraño.

(Villamil): debe estar durmiendo.

(Julieta): claro que no, aun es temprano.

(Villamil): espera hasta mañana. 

(Julieta): por favor! - rogué - se un buen amigo y ven conmigo.

(Villamil): está bien - dijo de mala gana.

Fuimos en su auto hasta la casa de Isaza, villa seguía insistiendo en que hablara con el mañana pero no me gustaba estar peleada con el así que no cedí. Llegamos y de mala gana bajo del auto, insistió en esperarme en el auto pero lo obligué a venir conmigo. Aún estaban las luces encendidas así que imaginé que estaba despierto, tocamos el timbre y esperamos por unos segundo hasta que Susana abrió la puerta, la abracé ya que no la había visto por mucho tiempo.

(Julieta): al fin apareces!

(Susana): he estado un poco ocupada - dijo nerviosa.

(Julieta): te perdono solo por que te extrañé demasiado.

(Susana): pasen! ¿Que hacen aquí?

(Villamil): Julieta me obligo a acompañarla.

(Julieta): vine a ver a tu hermano.

(Susana): es una lastima, no está.

(Julieta): ¿No está?

(Susana): no, lo ví en la tarde pero solo estuvo un rato en la casa y luego se fue.

(Julieta): ¿Te dijo dónde iría?

(Susana): no - dijo desanimada.

(Villamil): te dije que lo busques mañana.

(Julieta): ¿Tu sabes dónde está? - lo miré mal.

(Villamil): claro que no - se defendió - por algo te acompañe.

(Julieta): puedes enviarle un mensaje por favor.

(Villamil): Juli espera hasta mañana.

(Julieta): Villa dame tu teléfono por favor! - rogué.

(Villamil): debe estar con los vargas.

(Julieta): no, por que los chicos hoy tenían un día familiar.

(Villamil): o con algún otro amigo... Mejor vamos a casa.

(Julieta): vamos! Nos vemos Susi, tenemos una conversación pendiente.

(Susana): lo sé, en la semana hablamos.

(Villamil): nos vemos Susi.

(Susana): adiós - dijo secamente.

Nos subimos al auto y antes de que partiera le quite su teléfono y le mandé un mensaje a Isaza para preguntarle dónde estaba, se demoró solo unos minutos en responder y su respuesta hizo que todo el arrepentimiento de hace un momento, se desvaneciera. Le devolví el teléfono bastante cabreada y le pedí que fuéramos a casa.

(Villamil): ¿Que paso? ¿Dónde está?

(Julieta): en casa de Ana.

(Villamil): Juli ya te dije que son amigos y...

(Julieta): no me importa Villa, vamos!

(Villamil): creo que estás exagerando.

(Julieta): ¿Tu sabías?

(Villamil): ¿Crees que te hubiese acompañado?

(Julieta): igual intentaste evitarlo.

No seguimos hablando, villa había decidido ignorarme y realmente no me importaba, estaba molesta y un poco celosa. Una vez llegamos, me dispuse a bajar y ví que villa no sé movía.

(Julieta): ¿No te vas a bajar?

(Villamil): no...voy a ver a María.

(Julieta): pero...dijiste que estarías conmigo.

(Villamil): lo sé! Pero ya no te soporto.

No dije nada más, me baje y pegué un portazo que se escuchó en toda la calle, escuché como el auto se iba alejando y entre sin ganas al apartamento. Mi cabeza me creaba mil ideas, tal vez estaba exagerando pero la situación me estaba superando, me recosté en el sofá con todas las luces apagadas, me quedé mirando el techo y dejé mi imaginación fluir.

Fuiste una bala perdida. TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora