48. Los amigos son necesarios

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Isaza

En un abrir y cerrar de ojos había pasado un mes sin mi Julieta, mi ánimo estaba por el suelo y ni los chicos me soportaban, llevaba una semana sin verlos y era totalmente mi culpa, les negaba todas sus invitaciones y si venían a verme no abría la puerta o simplemente estaba modo zombie en el sofá. Mis padres se veían preocupados, según mi mamá estaba más delgado pero creo firmemente que exageraba, esta tarde se habían ido a la casa de Villamil, cómo eran muy amigos de sus padres harían una parrillada y seguramente llegarían tarde, me insistieron en que los acompañara pero me negué, no tenía ganas de salir, solo quería estar tranquilo tocando guitarra. Cada semana era peor que la anterior, Julieta subía muchas fotos, se veía muy hermosa y feliz, según villa y por lo que podía ver, tenía dos amigos muy cercanos, siempre subían cosas juntos y hasta un poco de celos me daba, quería hablar con ella pero si es que antes no me odiaba, ahora seguramente lo hacía, sentía que era un poco descarado de mi parte enviarle un mensaje como si nada hubiese pasado y pretender que ella me respondiera olvidando todo. Seguia mirando sus fotos en mi celular, cuando una llamada de Villa apareció en la pantalla, la ignore pero volvió a insistir, le corté nuevamente y escuche el timbre de la casa, seguramente era el. Espere a que terminara de tocar y volví a mí teléfono, de pronto sentí que alguien me entraba a mí habitación, levanté la vista y era mi palido amigo.

- (Villamil): ¿Hasta cuándo piensas ignorarme? - dijo serio -

- (Isaza): ¿Cómo entraste?

- (Villamil): no cambies de tema - no dije nada - tu mamá me pasó la llave, dijo que probablemente no abrías.

- (Isaza): villa quiero estar solo.

- (Villamil): eso es una mentira - se acercó - no ganas nada quedándote encerrado llorando por ella.

- (Isaza): ¿Quién dijo que quiero sacar algo de esto? Realmente no tengo ganas de nada.

- (Villamil): Isa estoy preocupado por ti, ya casi no te vemos, no estás comiendo bien y hace semanas que no te veo sonreír, a ella no le gustaría verte así.

- (Isaza): que suerte que no está aquí para verme - dije secamente -

- (Villamil): me aburriste - dijo de golpe, levantándose - levántate!

- (Isaza): déjame solo - dije tranquilo -

- (Villamil): no voy a dejar que sufras - me quitó el teléfono - levántate.

- (Isaza): no quiero.

- (Villamil): está bien, entonces le enviaré un mensaje a Julieta para que termines con esta tonta depresión.

- (Isaza): no! - le grité - no seas idiota, dame el teléfono villa.

- (Villamil): esta es la única solución - me paré para quitárselo -

- (Isaza): villa por favor no lo hagas - le rogué -

- (Villamil): con una condición.

- (Isaza): cuál?

- (Villamil): primero vas a darte una ducha porque hay olor a muerto aquí, te vas a vestir y nos iremos a casa de mis padres, todos estarán allá y estoy seguro que quieren verte.

- (Isaza): enserio no tengo ganas.

- (Villamil): no me importa, vete a la ducha mientras yo ventilo y limpio un poco el basural que tienes aquí.

- (Isaza): okay pero dame el teléfono - me lo entrego inseguro pero camine al baño para hacer lo que me pidió -

Me di una larga ducha, el agua me relajaba y me quitaba el pequeño dolor de cabeza que empezaba aparecer por estar tantos días encerrado frente al teléfono. Me envolví en la toalla y entré a mí habitación que por fin veía la luz, Villa había ordenado y estaba sentado tocando mi guitarra, sonreí al recordar que Julieta me la había regalado.

- (Villamil): por qué me miras así?

- (Isaza): no estoy mirando - me acerqué a buscar mi ropa -

- (Villamil): lo que digas.

Una vez terminé de vestirme, nos fuimos en su auto hasta su casa, pasamos por afuera del edificio de Julieta y la nostalgia me invadió nuevamente. Villa se dió cuenta pero no dijo nada, de pronto una vídeo llamada apareció en su pantalla, era ella, me miró esperando que dijera algo.

- (Isaza): no pasa nada, contesta - dije mirando por la ventana -

Contestó la llamada y su voz invadió todo el auto, no pude evitar mirarla, ella no me veía.

- (Julieta): Hola Villita - dijo alegre -

- (Villamil): hola guapa, por qué tanta alegría?

- (Julieta): nada en especial, la pasamos de maravilla hoy, fuimos a una tienda media vintage y les compré regalos.

- (Villamil): que me compraste?

- (Julieta): no te diré, es sorpresa.

- (Villamil): que mala eres.

- (Julieta): ¿y tú qué me cuentas? Dónde vas?

- (Villamil): voy camino a mí casa, mis padres están haciendo una parrillada y estarán todos.

- (Julieta): ay qué envidia, desearía estar con ustedes, no sabes cuánto los extraño - dijo apenada -

- (Villamil): nosotros también te extrañamos, nos haces mucha falta idiota.

- (Julieta): cuánto amor - se rió, esa hermosa risa - ¿Cómo está?

- (Villamil): ¿Quién? - me miró -

- (Julieta): ya sabes, mi osito - dijo susurrando, lo que me hizo sonreír -

- (Villamil): ah tu osito - se burló - cómo siempre, igual de idiota.

- (Julieta): me alegro.

- (Villamil): ¿Lo extrañas? - le preguntó con segundas intenciones -

- (Julieta): Villa ya sabes esa respuesta así que mejor no preguntes - dijo un poco seca - me tengo que ir, Omar me está esperando, vamos a ir jugar bolos.

- (Villamil): okay, pásalo bien, te quiero.

- (Julieta): yo también idiota, saludos a todos.

Cortó la llamada y me miró sonriente.

- (Isaza): ¿qué?

- (Villamil): por fin sonríes - rodeé los ojos - te dije que ella te extraña, deberías hablarle.

- (Isaza): no molestes, sigue manejando.

Era increíble como escuchar a Julieta llamarme osito había cambiado todo el ánimo de mierda que llevaba durante semanas. Villa tenía razón, no todo estaba perdido, ella aún me quería y por más enojada que estuviese, me extrañaba. Veinte minutos más tarde, llegamos a su casa, al entrar pude ver a todos mis amigos y sus padres felices compartiendo, se dieron cuenta de nuestra presencia y miraron todos sonrientes. Martín que estaba junto a Laura jugando con la bebida, se acercó corriendo y se lanzó a abrazarme, quedando colgado de mi espalda, todos rieron y por un momento olvide todo lo malo que había en mi vida.

Fuiste una bala perdida. TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora