66. Viaje

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Los días pasaban demasiado rápido y lo agradecía ya que estaba muy asiosa por iniciar con nuestro planeado viake.
Estaba terminando de empacar las últimas cosas que me faltaban, no veía la hora de comenzar aquellas vacaciones que tanto necesitaba. Decidimos irnos por dos meses a recorrer gran parte de Latinoamérica, Villa sería mi acompañante de viaje. Habían sido unas semanas difíciles para ambos así que esto nos vendría estupendo. Miré la hora y aún faltaban cuatro horas para nuestro vuelo, de todas maneras ya estaba muy ansiosa. No sabía dónde había estado toda la mañana pero Villamil entró por la puerta con un semblante triste, ya veía venir malas noticias, me acerqué preocupada.

(Julieta): dime qué todo está bien porque no puedo aguantar malas noticias justo ahora.

(Villamil): no pasa nada.

(Julieta): ¿Por qué tienes esa cara entonces?

(Villamil): es mi cara de siempre.

No me dejó seguir insistiendo, se fue a guardar sus cosas y veinte minutos más tarde trajo todo a la sala. Lo miré preocupada ya que sentía que algo le pasaba, muy a mi pesar me acerqué para resolver mis dudas. 

(Julieta): Villa...

(Villamil): dime.

(Julieta): ¿Que pasa? No me asustes.

(Villamil): está bien - bufó - vengo del hospital.

(Julieta): ¿Que?! ¿Por qué?

(Villamil): es Isaza.

(Julieta): ¿Le pasó algo? Está bien?

(Villamil): depende de cuál sea tu concepto de estar bien.

(Julieta): no lo sé ¿Es algo grave?

(Villamil): se desmayó.

(Julieta): ¿Se desmayó?! Pero por qué? Que le pasó?

(Villamil): tranquila, no fue nada grave.

No supe que más decir así que tomamos nuestras cosas y las subimos al auto para ir al aeropuerto. En el camino no podía dejar de pensar en Isaza. Hace semanas que no lo veía o hablaba con el, lo extrañaba demasiado pero necesitaba tiempo para mejorar mi corazón. Todo lo que sabía de él era gracias a Villa que me contaba prácticamente todo lo que pasaba pero a ratos prefería que no lo hiciera. Estábamos cerca de la intersección para ir al hospital, no podía irme sin verlo así que le pedí a Villa que me llevara. 

Al principio fue algo incómodo ya que al llegar estaba la familia de Isaza, los chicos y para mí sorpresa María y Ana. Mi enojo tenía ganas de salir con solo ver a esa chica que tantos malos ratos me había echo pasar. Me quedaron mirando sorprendidos sin decir nada, les di una sonrisa incómoda y me acerqué a sus padres.

(Julieta): hola.

(Elena): me alegra mucho que estés aquí - me abrazó.

(Julieta): Villa me contó que se había desmayado ¿Está todo bien?

(Elena): no realmente - dijo apenada - estás semanas han sido muy difíciles para el. Ha estado con terapeuta y tomando pastillas.

(Julieta): no pensé que era algo tan grave.

(Elena): el doctor nos dijo que se había descompensado porque no estaba comiendo ni durmiendo bien.

(Julieta): ¿Puedo pasar a verlo?

(Elena): por supuesto.

(Luis): yo la acompaño.

Caminamos en un silencio extraño por el largo pasillo, no sabía que decir ya que probablemente esto era mi culpa. Miré a su papá y tenía cara de cansado.

Fuiste una bala perdida. TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora