67. Días grises

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Isaza

Los días pasaban lentos y se hacían eternos con su ausencia. Hace dos días había salido del hospital gracias a mi pequeño episodio que termino en un desmayo. Mis padres me tenían vigilado a todo momento, estaban pendientes de que comía, que hacia y que no hacia, me sentía preso en mi propia casa. Seguía asistiendo a las terapias aunque ahora con un poco más de buena voluntad, evitaba hablar de lo que me hacía mal y me enfocaba en temas banales que al psicólogo no le interesaban pero que escuchaba de todas maneras. 

Con respeto a Julieta, me hacia bien saber que estaba de vacaciones con Villamil porque se merecía un descanso y estar lejos de todos los problemas, incluyéndome. Amaba ver las fotos que enviaban al grupo, que tanto tiempo estuvo muerto, y me sentía menos culpable por casi separar a personas que tanto se querían. Al despertar esa tarde en el hospital todos me habían comentado que ella fue a verme antes de irse y eso había logrado levantar mi animo y alimentar mis esperanzas ya que con sus acciones demostraba que aun le importaba. De todas maneras sentí rabia conmigo mismo por no estar despierto cuando ella fue a verme, me hubiese gustado poder decirle todo lo que sentía y lo mal que me hacia nuestra separación. 

Ahora mismo, con Villamil de vacaciones, los hermanitos Vargas eran mi apoyo y se los agradecía, su mamá me había sugerido llevar un diario dónde pusiera todo lo que estaba sintiendo, y aunque en primer momento me pareció absurdo luego lo había considerado y ya llevaba dos días escribiendo. Realmente se sentía bien, me ayudaba a calmar mis emociones y de a poco dejaba de sentir ese nudo en el pecho. Por otro lado, deseaba salir a despejar mi mente a alguna plaza pero mis papás no querían dejarme ir solo, incluso mi mamá se ofreció a acompañarme, claramente mi idea de estar solo no los incluía por ende subí molesto a mi habitación y le pedí a Martín que viniera a buscarme para poder salir. Media hora más tarde llegó junto a Laura, me alegré de verlos y pudimos salir.

(Martín): ¿Cómo has estado?

(Isaza): bien, normal.

(Laura): Isa...no tienes que fingir con nosotros.

(Isaza): está bien - bufé - tengo días buenos y malos, pero hoy es uno bueno.

(Martín): me alegro perro - dijo abrazándome - ¿Y que quieres hacer?

(Isaza): la verdad quiero estar solo - admití. 

(Martín): ¿entonces para que me llamaste?

(Isaza): mis papás no me dejan salir solo - bufé.

(Laura): igual los entiendo y creo que no seria buena idea dejarte solo. 

(Isaza): no va a pasar nada, solo quiero sentarme en el pasto a escuchar música y pensar. 

(Martín): si quieres podemos hacer eso, no te darás ni cuenta de que estamos a tu lado. 

(Isaza): chicos en serio quiero estar solo. 

(Martín): pero...

(Isaza): pero nada. Soy bastante grande para cuidarme solo, no se preocupen voy a estar bien. 

(Martín): no me parece una buena idea pero la verdad no tengo ganas de discutir contigo así que nos iremos pero prométeme que estarás bien. 

(Isaza): lo prometo. 

Ambos se fueron y tal como les había dicho fui a sentarme bajo un árbol con mis audífonos, de la nada mirar las nubes se me hacia lo mas interesante del mundo. El tiempo a solas me servia para analizar las cosas con la mente en frío, tal vez estaba aferrándome a algo que no tenía arreglo. Sabía que Julieta me había perdonado pero las cosas nunca volverían a ser las mismas, de partida porque yo no era capaz de perdonarme a mi mismo y eso me estaba costando mi bienestar. Tal vez y solo tal vez era momento de dejar atrás todo lo vivido con ella y que se quedara como un lindo recuerdo, era justo para ambos. Estaba dispuesto a sacarla de mi mente, en estos dos meses que se venían por delante me encargaría de sanarme y aunque odiaba las terapias, empezaría por ahí. Su lejanía era una gran ayuda ya que me sentía menos tentado a visitarla y hablarle, el Internet que ella tenía era muy escaso y lo agradecía.  

Mantuve los ojos cerrados por un momento para imaginarme en otro lugar con menos problemas, menos tristeza y con la mejor compañía. De pronto algo oscureció el ambiente, abrí los ojos y me incorporé al ver a Ana mirándome.  

(Ana): Hola - saludo incomoda. 

(Isaza): Hola - dije de la misma manera.

(Ana): ¿puedo sentarme?

(Isaza): claro - dije dudoso.

(Ana): ¿aun me odias? 

(Isaza): cada día un poco menos - dije intentado sonar amable. 

(Ana): Perdón, lo ultimo que quería era arruinar tu vida. 

(Isaza): No te preocupes que de eso me encargue yo solo. 

(Ana): igualmente no debí decirle a Julieta lo que paso y mucho menos de la manera en que lo hice. 

(Isaza): de todas formas ella no te creyó, fue mi hermana quien se lo dijo. 

(Ana): ....

(Isaza): ¿por qué lo hiciste? - pregunté interesado. 

(Ana): estaba celosa, desde que te conocí me gustas mucho y pensé que al arruinar lo tuyo con ella, te fijarías en mi. 

(Isaza): y pensar que le decía a Julieta que veía cosas donde no las había - reí amargamente - ella siempre tiene razón. 

(Ana): espero estés bien - acarició mi mejilla - si te sirve de algo no solo arruine tu vida, también la de mi mejor amiga. 

(Isaza): ¿María? ¿por qué lo dices?

(Ana): ella siempre se sintió insegura estando con Villamil, me decía que sentía que el estaba enamorado de Julieta, que ella era mas linda y mas inteligente, yo jamás se lo discutí. En cambio, le plantaba ideas en la cabeza para que viera cosas donde no las había y sus celos e inseguridades le costaron su relación con el. 

(Isaza): no esperaba que tuvieras algo que ver. Villa me comentó por todo lo que estaba pasando con María pero no mencionó que fuera por Julieta. 

(Ana): seguramente no quiso preocuparte, después de todo enamorarte de la novia de tu mejor amigo nunca es algo bueno. 

(Isaza): se paga con la muerte - bromeé - pero nunca pensé que harías algo así, digo es tu mejor amiga y Villa siempre fue bueno contigo. 

(Ana): el amor no correspondido te hace hacer cosas impensables y extremadamente egoístas. 

(Isaza): dímelo a mi - dije sarcástico. 

(Ana): Isa lo que a ti te pasa no es resultado del amor no correspondido, es el resultado de estar perdiendo al amor de tu vida y es totalmente justificado. 

Nos quedamos hablando por un largo rato, era una charla que nos debíamos y me alegra haber podido calmar las aguas con ella. Era poco probable que volviéramos a ser amigos, por lo menos no por un largo tiempo pero era consciente de que ella no tuvo toda la culpa y no quería ser injusto. Me pidió disculpas una vez mas y  se fue alejando en camino contrario, me levante para caminar hasta mi casa. Ya casi era hora de cenar y no deseaba discutir con mis papás.

Escuché una notificación de mensaje, era Villamil hablando en nuestro grupo, abrí para ver que decía y era una foto de Julieta con muchos pájaros sobre su cabeza y hombros. Sonreí con amor y escribí, La mujer pájaro más hermosa que he visto en mi vida, pero lo borré. Guarde la foto y muy en secreto la puse de fondo de pantalla.  

Fuiste una bala perdida. TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora