52. Vuelta a casa (1)

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El tiempo había pasado volando, me quedaba apenas un día el Los Angeles y aunque iba a extrañar mucho a mis dos amigos, estaba feliz de volver a casa, sobretodo para estar con mi novio. Habían pasado muchas cosas en este último mes, aparentemente Villamil tenía novia, la cual solo había visto por fotos, se habían conocido por casualidad en la universidad, estaba muy feliz por el y de acuerdo a todos mis amigos, ella era muy simpática y les agradaba bastante. Simón se había echo más tatuajes y Martín tenía rastas en el pelo. Por otro lado mis dos mejores amigas estaban bastante distanciadas aunque ellas lo negaran, se veían muy poco e intentaban recompensar el tiempo hablando por teléfono pero no era lo mismo. Isaza me había contado que se inscribió a un gimnacio junto a Villamil y que estaba comiendo más sano, me pareció estupendo que quisiera hacerlo aunque yo lo amaba de cualquier manera. Otra cosa que me sorprendía era una nueva amiga que había llegado al grupo, Ana era su nombre, al parecer era la mejor amiga de la novia de Villa y había encajado muy bien con los muchachos, admito que sentí un poco de celos cuando Isaza subió una historia con ella pero se me habían pasado al instante y nunca nadie se enteró.

Ahora me encontraba guardando las últimas cosas para irme a casa, decidimos tener una noche de conversaciones y mucha comida para despedirnos. Prometimos vernos en vacaciones, los deje invitados a mí casa y ya teníamos algunas cosas planeadas para cuándo nos viéramos. Pedimos sushi, nos sentamos en el suelo con música de fondo y disfrutamos de nuestro última noche.

A la mañana siguiente, demasiado temprano para mí gusto, nos dirigimos los tres para el aeropuerto, teníamos vueltos distintos pero eran todos casi a la misma hora, registramos nuestras maletas y nos quedamos un rato juntos por última vez. Valeria fue la primera en irse, admito que lloramos un poco y nuestro abrazo fue eterno. Nos quedamos con Omar bastante tristes y nostálgicos, llegó mi turno de abordar, me acompañó hasta la puerta y me abrazó efusivamente, me besó en la mejilla y con lágrimas en los ojos, nos despedimos. Me subí al avión aún llorando un poco y al rato me quedé dormida.

Muchas horas más tarde me desperté al sentir que alguien me hablaba, la asistente de vuelo me avisó que habíamos llegado y una sonrisa apareció en mi rostro. Por fin había vuelto, estaba ansiosa por ver a todo el mundo, sabía que Laura me vendría a recoger pero no sabía si vendrían los demás, esperaba que si ya que los extrañaba mucho. Una vez aterrizó, intenté bajar lo más rápido que pude, busque mis maletas y empecé a buscar alguna cara conocida. A lo lejos ví a Martín y Laura saltando de alegría, me hicieron señas y casi corriendo me acerqué a abrazarlos.

(Julieta): los extrañé! - dije emocionada aún abrazándolos.

(Laura): no sabes cuánto te he necesitado, no vuelvas a irte nunca más.

(Julieta): ya te aburrirás de mi - dije riendo.

(Martín): no quería admitirlo pero te extrañé como no tienes idea, necesitaba a mí fan número uno.

(Julieta): diré que solo extrañaba ver tu hermosa cabellera - los tres reímos.

(Martín): los demás no han podido venir - dijo antes de que pudiera preguntar.

(Laura): pero no te preocupes, estaban todos muy felices de que llegarás, sobre todo tú noviecito.

(Julieta): ya quiero verlo - exclamé ansiosa.

(Martín): igual lo viste hace poco.

(Julieta): hace casi dos meses que no lo veo, eso no es poco tiempo.

(Laura): ya quiero verte sin mi más de una semana - bromeó.

(Martín): ay no! Me muero - dijo abrazándola.

Nos subimos al auto y en todo el camino les conté mucha de las cosas que había echo y lugares que había conocido, ellos me escuchaban atentos y Martín hacia comentarios graciosos de ves en cuando. Llegamos a mí apartamento, cómo extrañaba este lugar, entre los tres subimos mis cosas por el ascensor, saqué mi llave y abrí la puerta, dejando ver a mis amigos y algunas personas que no conocía, antes de que pudiera decir algo, Isaza corrió a abrazarme, haciendo que mis cosas cayeran, me besó por toda la cara causando mi risa, cuando por fin me soltó, Simón y Villamil se acercaron a abrazarme, fueron unos abrazos bastante largos y pude ver cómo villa le caia una lágrima, Natalia se acercó y me dió un efusivo abrazo, a pesar de no vernos mucho nos llevábamos de maravilla.

Fuiste una bala perdida. TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora