Capítulo 10: El Payaso De La Familia Katsuki

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[Víktor]

Qué comodidad...

Nunca pensé que el estómago de Yuuri sea más cómodo y suave que cualquier almohada, y sospecho que eso es debido a la mezcla que hace su pequeño abdomen, pues es plano, pero contiene una mínima grasita que consigo encontrar al pincharle la cinturita con los dedos...

¿Cómo se vería Yuuri gordito?

Seguro que muy adorable, muy, muy, muy tierno.

Como una bolita de ternura.

Dejo de pinchar la piel del cerdito cuando él se remueve y se acurruca sobre el futón, en el que nos quedamos dormidos luego de que Yuuri me consolara, abrazando mi cabeza como si fuera una almohada.

¿Me lo puedo comer?

A besos, claro.

—Yuuri— le susurro, picándole las mejillitas que estaban abultadas.

—Mmmm...— gimotea, y tengo que morderme los labios para no reír.

Está babeando.

Estoy por llamarle la atención de cuenta nueva, pero entonces unos golpes leves en la puerta me informan que alguien quiere entrar y, preguntándome quién será, me zafo del abrazo del cerdito para ponerme de pie y aproximarme a abrir la puerta, detrás de la cual me encuentro con Mary, la hermana de Yuuri.

—Buen día, ¿Yuuri está aquí?— es lo que pregunta cuando me asomo.

—Hola— le digo evitando un bostezo —, ahí está— respondo haciéndome a un lado para que ella ingrese por su hermanito.

A todo esto, ¿cómo supo que estaría aquí?

— ¿Quieres que te ayude a llevarlo a su cuarto? — cuestiono desperezándome, ¿qué hora es?

—No, ya vamos a desayunar— es lo que me contesta, y me sorprendo, busco mi teléfono, el cual dejé cargando incluso antes de... pelear, y terminar, con Melanie, viendo que ya son las nueve de la mañana.

Qué mucho y bien que dormí.

Creo que de no haber sido porque Yuuri me consoló, no habría pegado ojo en toda la noche, preguntándome en qué parte fue en la que me equivoqué, y preocupándome por saber si Melanie llegó a salvo a la casa de su hermano, quien casualmente vive aquí en Japón ya que hace unos años se había casado con una japonesa.

Aunque, ¿en qué parte de Japón era que vivía?

—Niño, arriba— dice Mary al agacharse y zarandear un poco a Yuuri, quien simplemente se gira para, inconscientemente, ignorarla.

—No...— murmura más dormido que despierto.

— ¿No quieres desayunar? — es todo lo que le basta preguntar a la chica para conseguir que Yuuri reaccione, lo cual me causa taaanta ternura.

—Sí quiero— bosteza sentándose y buscando a tientas sus lentes, por lo que me acerco a él y se los entrego, ya que estaba buscándolos en el lado izquierdo de los dos futones, uno junto al otro, mientras que anoche los había dejado del lado derecho.

—Ten, cerdito lindo—.

— ¿Víktor? — pregunta algo sorprendido y un poco más despabilado.

— ¿Desayunas con nosotros? — invita Mary, poniéndose de pie y acercando una mano que Yuuri toma para ponerse de pie.

—Eso suena genial— agradezco ayudando yo también a un somnoliento Yuuri que por un momento se marea por levantarse abruptamente y tiene que poner sus manitas en mi pecho para no caer; claro que por lo tímido que es se apresura a alejarlas.

—Lo siento— se apena sonrojándose, y me siento algo culpable por pensar en lo bonito que sería besarle las mejillitas rojas.

No creo que ayude a que Yuuri se sienta menos cohibido si estoy todo el rato tratándole como a un bebé... aunque sí parece uno.

Un cerdito bebé.

[***]

—No te preocupes, ya, levántate— intentó tranquilizar la madre de Yuuri, pero yo no me iba a levantar del suelo, donde me había arrodillado y pegado mi frente al piso, hasta que no me sintiera menos culpable por haberle causado tantas molestias al hotel de Yuuri y su familia.

Si en Internet dice que esto funciona con los japoneses, no pierdo nada intentándolo.

—Realmente lo siento, prometo que no volverá a suceder, esta vez de verdad— añado algo decaído, ya me había acostumbrado a estar con Melanie, aún si casi lo único que hacíamos últimamente era discutir.

—Víktor... está bien— musitó Yuuri acuclillándose y acariciando un poco mi cabeza, a lo cual finalmente la levanté, desconcertándome cuando veo que el cerdito hace el amago de reírse.

— ¿Qué pasa? — pregunto, finalmente enderezándome pero aún arrodillado en el piso.

—Te quedó una marquita roja— ríe picando mi frente, la cual intento verme tan tontamente haciendo ojos bizcos, lo que sólo logra que Yuuri ría aún más.

—Vengan, va a enfriarse— avisa el padre de Yuuri, también riendo por un marca roja.

¿Tan ridícula es?

En fin, la risa de Yuuri es muy linda, así que vale la pena.

El tierno nipón pelinegro y yo nos paramos y aproximamos a la mesa que, desilusionándome, es como cualquier otra: de madera, marrón, medianamente alta y, lo más decepcionante, alta.

Yo me esperaba encontrar con unas de esas mesitas que son bajitas y a las que te debes de sentar en cojines en el suelo, como en los animes.

¡YA!

Lo admito.

He visto uno que otro anime.

Sin dejar que mi desilusión infantil se note, tomo asiento junto a Yuuri, quien me pasa un par de palillos con los que, en lugar de tomarlos y utilizarlos como cualquier japonés, pincho las extrañas comidas que tan amablemente los padres de Yuuri me han servido, y eso hace que nuevamente todos rían.

Bien, creo que oficialmente me he convertido en el payasito de esta familia.

Y eso me agrada.

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Adiós gente mágica!!!💫💫💫💫

Corazón De Cristal [PAUSADO](M-Preg)(Yaoi/Gay)(VictorXYuuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora