[Víktor]
—Está bien... hazlo, por favor— accedió el hermoso cerdito de mi vida, a quien no podía amar más, pues su bella y adorable carita sonrojada me enamoraba cada vez que le veía, y no solamente cuando se sonrojaba, cuando le veía feliz, me enamoraba, cuando le veía cansado, me enamoraba, cuando le veía hambriento, avergonzado, tímido, atrevido, divertido, y aunque no me gustase verlo así, incluso triste era realmente hermoso.
Lo primero que mis impulsos e instintos me dijeron que hiciese fue el volver a besar esos labios rosados tan apetecibles que cada vez que rozaba tal suavidad, sentía que me derretía.
Tres días de relación y aún no puedo acostumbrarme a la exquisita sensación del elixir que eran sus belfos. Ya se habían cumplido tres días, hace una hora exactamente. Luego de confesarle mi amor, lo ataqué a besos tan pronto él me correspondió, para posteriormente quitarle aquél excitante y sensual conjunto de su bello cuerpo, así poder abrazar su cuerpecillo desnudo, y quitándome también mi ropa molesta, durmiendo en un relajante y romántico estado de piel con piel.
Yo quería consolarlo por el sueño que había tenido, pero terminé excitado yo también, cosa que Yuuri notó, pues se removió un poco incómodo al sentir mi erección frotarse contra su piernita.
Separé nuestros labios para sentir el sabor de su dulce piel en mi boca, pues besé, lamí y mordí su blanquecino y un poco sudado cuello, pero la transpiración no me importó, puesto que yo también comenzaba a sudar por las acciones que nos encontrábamos realizando y por las que estábamos por hacer.
—Mi amor, levanta tus piernas, bebé— pedí besando una de sus clavículas, a la vez que acariciaba su muslo, incitándole a obedecerme.
—B-Bien...— hizo caso, elevando un poco sus extremidades inferiores, las cuales tomé entre mis manos con la intención de acomodarlas sobre mis hombros, pero al divisar su hermoso agüjerito rosa húmedo, desistí y cambié de plan.
Agarrando desde debajo de sus rodillas, flexioné un poco sus piernas, de modo que la entrada a su recto quedó completamente a mi disposición, pero no utilicé tal acceso para entrar mi falo, sino para otra cosa.
Besé su sonrojada rodillita, para ir construyendo un delicado camino de besos a lo largo de su pierna izquierda, hasta llegar a la zona de su ingle, en donde se situaba su miembro, dándome unas increíbles ganas de chuparlo, besarlo e incluso morderlo un poco con tal de escuchar sus hermosos gemidos, pero me abstuve.
Esquivé dicha tentación y besé su perineo, esa sensible zona entre sus bellos testículos y su pequeño ano, sintiendo sus manos viajar con rapidez y cierta desesperación a mi cabello, en una búsqueda de algún lugar del cual sostenerse.
Me dejé de juegos y, tras varios besos en su agujerito, me enderecé nuevamente, avistando su bello rostro colmado de placer y... amor.
Coloqué por fin sus piernas sobre mis hombros y ubiqué mi pene en su entrada, de modo que con un leve empujoncito, ya me encontraba adentrándome en él, haciéndole soltar unos leves gemiditos placenteros hasta que mi pelvis contactó con sus preciosas nalgas.
—Te amo, mi vida— susurré a su oído, inclinándome para recordarle mis sentimientos y para besarle su sonrojada mejillita.
—Y yo... a tí, Víktoru— correspondió plantando un pequeño beso en mi mentón, para luego esconderse en mi pecho, abrazándose a mi espalda, colmándome de dulzura.
Besé su cabello a la vez que iniciaba con los movimientos, lentos, delicados, amorosos.
Ahora lo que yo trataba de sentir, y hacerle sentir a mi Yuuri, no era placer, sino amor, solamente quería demostrarle de una forma carnal lo mucho que lo amo; y al parecer él lo notó, pues sentí cómo sonreía tierna y tímidamente contra mi piel, para luego besarla con parsimonia y apocamiento.
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Corazón De Cristal [PAUSADO](M-Preg)(Yaoi/Gay)(VictorXYuuri)
FanfictionYuuri es el mejor patinador de todo Japón, su ídolo es el patinador estrella Víktor Nikiforov, a quien, un día y de por "casualidad", se lo encuentra en la pista de patinaje donde trabaja Yuko, una de sus amigas. Yuuri le cae bien desde un comienzo...