[Víktor]
Aunque en la noche ya habíamos empacado todas nuestras pertenencias que fuéramos a necesitar durante los días de presentación, los cuales son tres nada más, Yuuri no dejaba de caminar de un lado a otro, nervioso de poder estar olvidando algo.
—Mi amor, relájate, todo esta bien— le dije pausadamente, tratando de sostenerlo para que dejara de marearme.
—Víktoru, estoy seguro de que algo me estoy olvidando, pero no puedo recordar qué— lloriqueó abrazándome con cansancio; en tres horas teníamos que ir para la terminal de metros, donde abordaríamos uno que nos llevaría directamente a Tokio, lugar en el que sería la tan ansiada presentación de primavera.
—Seguro que no, precioso, a ver, venga, revisemos una vez más— repetí las palabras que ya había dicho dos veces desde el almuerzo, y una antes de él.
Mi cerdito asintió rápidamente, tomando mi mano y halando de ella hasta que salimos del comedor e ingresamos en su cuarto, donde vimos que, aparte de su maleta y la mía, había una más, cosa que me desconcertó, pues no íbamos a necesitar tanto como para llevar más de un bolso cada uno, pero al ver la expresión de Yuuri, supe que no había sido él quien la preparó.
Entonces, cuando mi noviecito estaba por inspeccionar, tomé su mano para que no hiciera nada, sintiendo cómo mis recuerdos del día en el que me fui de Rusia para venir a Japón llenaban mi mente. Ese día tanto yo como Makkachin estábamos muy emocionados ya que le había hablado mucho del lindo y talentoso japonés Yuuri Katsuki, y mi perrito quería conocerlo él también, de modo que se había metido en una maleta con la idea de que yo no lo notaría y lo traería conmigo.
Haciéndole una seña a mi precioso para que haga silencio, nos acercamos a la maleta sigilosamente, y la abro abruptamente, asustándonos cuando Yochan -nombre con el cual ya me acostumbré y encariñé, aunque también me da ternura es su verdadero nombre- saltó de dentro de la valija.
— ¡Vichan! — rió Yuuri, arrodillándose para darle cariño al canino.
— ¿De dónde sacó esta otra maleta? — cuestioné agachándome yo también.
—Es de mi papá, se la habrá robado este pequeño caradura; ¿Quieres venir con nosotros, cosita linda? —le preguntó con una vocecita realmente adorable y graciosa, esperando a una respuesta, la cual fue una lamida en su carita, provocándonos risa a ambos —No puedes, mi amorcito, pero nos veremos pronto, lo prometo— le apresó entre sus brazos, estrechándolo contra su cuerpecillo con mucho amor, escuchando unos leves quejidos del animal.
—Ya, Yochan, pronto te presentaremos a un amigo, se van a llevar muy bien— lo acaricié también, acercando a la vez los equipajes de mi cerdito hermoso y mío, para abrir los dos y revisar con la mirada si había algo que nos pudiésemos estar olvidándonos, pero como las últimas tres veces, no faltaba nada.
— ¡Lo sabía! — gritó de repente mi Yuuri, sobresaltándome, y a Yochan también.
— ¿Qué sabías, mi amor? —.
—Sabía que me olvidaba de algo, Víktoru— comentó escuetamente mientras se paraba para rebuscar en el cajón de junto a su cama, sacando de él la cajita con las pastillas anticonceptivas.
— ¿Quieres hacer el amor en estos días de presentación, cerdito? — inquirí pícaramente, poniéndome de pie y cerrando con el pie nuestras maletas.
— ¿T-Tú no? — su ánimo decayó considerablemente, poniendo una carita de nerviosismo y desilusión adorable.
—Claro que sí, precioso, sólo me asombró que tú lo hayas pensado, hermoso— sonreí tranquilizadoramente, acariciando su mejilla, la cual besé dulcemente, sintiendo bajo mis labios cómo su boquita formaba una sonrisa tierna que me devolvió el beso en mi pómulo, para lo que tuvo que ponerse de puntitas.
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Corazón De Cristal [PAUSADO](M-Preg)(Yaoi/Gay)(VictorXYuuri)
Fiksi PenggemarYuuri es el mejor patinador de todo Japón, su ídolo es el patinador estrella Víktor Nikiforov, a quien, un día y de por "casualidad", se lo encuentra en la pista de patinaje donde trabaja Yuko, una de sus amigas. Yuuri le cae bien desde un comienzo...