[Víktor]
— ¡Yuuri! ¡No! ¡Mi amor, por favor! — rogaba, desesperado, mientras mi novio me empujaba fuera del cuarto, enfadado por haber parado repentinamente.
— ¡Vete! ¡Así aprenderás! — berreaba con sus manitas en mi espalda, impulsándose hasta que me hallé en el desierto pasillo, del cual quise salir al menos para buscar mis zapatos, pero la puerta del cuarto fue cerrada y, al parecer, llaveada.
— ¡Mi vida, lo siento! ¡Ábreme, te haré el amor si eso quieres! ¡Sólo estaba molestándote! — traté de explicar sin saber bien si llorar por la idea de dormir sin mi cerdito, o si reír por lo caprichoso que era él.
—Puedo perfectamente usar un dildo, ¡no te necesito! — gritó a través de la madera, contra la cual apoyé mi cabeza, pues este acto no restaba las ganas que tenía de apapachar su pequeño cuerpito, acurrucándonos entre las cómodas sábanas y dormir felices.
—Bebé, no tienes un dildo, vamos, déjame entrar— aseguré, sabía que él no tenía uno, nunca lo compró, y no sería tan atrevido como para traerlo.
Momento...
¡Sí tiene uno!
Recuerdo que lo compró para darme la sorpresa tan bella en la que se me presentó con lencería, pero... ¿lo trajo?
Espero que no, no podría resistirme a la idea de mi Yuuri dándose placer sin mí, penetrándose con algo que no es mi... falo.
—Claro que lo tengo— afirmó, pero el ligero temblor en su voz me calmó.
No lo tiene...
—Mi amor...— lloriqueé golpeando la puerta con poca fuerza, en una súplica de abertura que no fue contestada.
—Mierda, te ves tan patético— oí la voz de Yurio al otro lado del pasillo, y al mirar hacia él, vi que estaba junto con Otabek.
— ¿Su cuarto es en este piso? — pregunté ignorando su desdeñosa burla.
—No, en el de arriba, pero veníamos a buscarlos para ir a la piscina— dijo Otabek con su mano rodeando la cintura del rubio, ambos con una toalla blanca.
—Ya veo que sólo podrás ir tú, ¿y bien? — apremió Yurio con impaciencia, de seguro estaba ansioso por relajarse, y a decir verdad, yo también.
—Supongo que iré, pero mi toalla está adentro, y no tengo traje de baño— expliqué desganado.
—Esto es Japón, seguro tienen una máquina que venda lo que necesites— obvió Yurio, cada vez más irritado, seguro que el bebé no le dio un muy buen día.
— ¡Cierto! Amm, ¿Yuuri? ¿Podrías pasarme algunos yenes? — pregunté perezosamente a través de la puerta, esperando que no se haya dormido aún y que me hiciera caso, cosas que confirmé cuando escuché movimientos al otro lado y, posteriormente, unas cuantas monedas fueron pasadas por debajo de la puerta silenciosamente —Gracias, mi amor— le dije con una sonrisa, imaginándome su tierna carita de enfado al ayudarme.
—Yo ya me voy— declaró Yurio virando para retornar al elevador, donde me apresuré a entrar detrás de Otabek, quien marcó el antepenúltimo piso, pues seguramente allí le dijeron en recepción que se encontraba la alberca que, espero, esté climatizada, porque la noche es fresca.
—Te dije— se burló el rubio cuando las puertas se abrieron y nada más allí, encontramos varias máquinas dispensadoras de varios objetos, tales como los visores para el agua, juguetes para la pileta, toallas y, por suerte, trajes de baño.
—El único problema es que ninguno sabe japonés, de modo que no sabremos lo que dicen y podrías comprar uno que no es de tu talla— habló el kazajo con indiferencia, yendo hacia unas sillas bajas, de plástico, largas y con el respaldo recostado, aunque esto último podía ser alterado manualmente. Dejó allí las toallas, y ayudó a Yurio a sentarse cuando éste fue hacia él, recibiendo quejas de que podía solo, no sólo dándome risa, sino también haciéndome imaginar lo difícil que será lidiar con él cuando realmente necesite ayuda.
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Corazón De Cristal [PAUSADO](M-Preg)(Yaoi/Gay)(VictorXYuuri)
FanfictionYuuri es el mejor patinador de todo Japón, su ídolo es el patinador estrella Víktor Nikiforov, a quien, un día y de por "casualidad", se lo encuentra en la pista de patinaje donde trabaja Yuko, una de sus amigas. Yuuri le cae bien desde un comienzo...