Capítulo 25: Inesperado

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[Víktor]

— ¿Ví-Víktor?— oí la vocecita de mi lindo Yuuri, quien me veía desconcertado y asustado, pero más que nada, dolido, muy, dolido.

—N-N-No es nada Yuuri, sólo... lo siento, debo salir— me apresuré a decir, quitándome el condón rosa que me había colocado y cerré la bragueta de mi pantalón.

Pero antes de que pudiera levantarme siquiera, el pequeño cuerpecillo de mi novio se me había abalanzado, y se me había enroscado completamente, tanto sus piernas en mi cintura, como sus brazos en mi cuello, imposibilitando que me pudiera parar, y no porque no tuviera fuerzas como para hacerlo, pues mi Yuuri tenía el peso de una pluma, sino, porque sabía que si me paraba, él se podría desprender, y tal vez todo acabe en una fea pelea, y, y... Respira Víktor, todo se resuelve con palabras.

—Yuuri...— hablé suavemente, acariciando su espalda cubierta por la lencería que aún traía.

—Por favor, por favor, por favor...— sollozaba ocultando su rostro en mi cuello, haciendo que mi piel, en contacto con la suya húmeda, me avisara que estaba llorando.

Había hecho llorar a Yuuri.

No, no, no, no, esto es malo, muy malo, yo... yo, debo arreglarlo, debo calmarlo, debo disculparme, sino, jamás podría perdonármelo.

Notando que comenzaba a entrar en pánico por la situación, respiré profundamente, tratando de calmarme para poder hablar.

—Por favor... ¿Qué, bonito? ¿Por qué lloras?— pregunté a la vez que trataba de alejarme un poco para ver su bello rostro, pero tan pronto ví su carita tierna llena de lágrimas, él volvió a esconderla en el hueco entre mi pecho y mi cuello.

—No te vayas, por favor, por favor no te vayas, no me dejes— lloraba el nipón, siendo insoportable para mí verlo así.

¿Qué dije que lo haya puesto así? ¿Habrá sido porque le dije mi amor?
¿Pero no le tendría que alegrar que le ame? A cualquier persona le gusta que su pareja le diga eso, entonces, ¿Por qué está llorando? ¿Debo de decirle la verdad, decirle que le amo? ¿No lo asustará? ¿Qué hago si se asusta y ya no me quiere ver? No podría soportarlo ¿Podría soportarlo? No, no podría, es tan simple como que Yuuri es mi mundo y lo amo, y no podría soportar no tenerlo conmigo, a mi lado, para abrazarlo y besarlo cada vez que sienta dicha necesidad, porque es que sólo me basta verlo para sentir la inmensa necesidad de protegerlo con mi vida si es necesario, una inmensa necesidad de demostrarle lo mucho que lo amo y lo adoro, es casi imposible para mí no llegar a amarlo, es decir... Simplemente lo amo, y no es a mí a quien debo de decírselo ahora mismo.

—Yuuri... Mírame, por favor— pedí acariciando su hermoso cabello increíblemente sedoso, maravillándome al tacto, incitándolo a obedecerme y observarme, pero aún de éste modo él siguió en su escondite.

Suspiré y dejé un casto beso en su blanquecino hombro, pues es el sitio de su cuerpito que quedaba más a mi alcance, calmándolo un poco, más bien, desconcertándolo, pues su llantito se calló de repente, haciendo que el se atorase y tuviese que toser un poquito.

— ¿Estás bien?— me preocupé acomodándome mejor en la cama para poder hablar sin molestias.

Recostado en la pared, con mis piernas extendidas y un lindo pero triste Yuuri trepado en mí como un tierno koalita, así es cómo hablaría con él.

—¿N-No te irás?...— se asombró saliendo, por fin, de su escondite, mostrándome su bella carita de cachetitos y naricita sonrojada, con ríos de lágrimas cayendo por sus mejillas hasta su mentón, el cual temblaba levemente; cuando seguí el rastro de lágrimas hacia arriba, me encontré con sus belfos muy rosados y apetecibles, y al continuar, descubrí de dónde salían sus lagrimitas: Desde sus hermosos ojos marrones, portadores de tal brillo, que sentía que miraba al mismísimo Sol, pero mucho más bello.

—No... Mi amor...— decidí repetir, sintiendo cómo su respiración irregular empeoraba y se cortaba.

—Yo... Y-Yo soy... ¿Soy tu?---

Se cortó cuando comencé a besar sus lágrimas, partiendo desde sus ojitos, que me miraban asombrados, hasta llegar a sus dulces labios, a los cuales dejé un casto beso, sin poder contenerme.

—Sí mi Yuuri... Eres mi amor, mi cerdito hermoso...—.

La reacción que tuvo entonces fue algo que no me esperaba para nada, lo que me esperaba era que saliera corriendo y se escondiese en el baño por el miedo o la vergüenza que le haya producido mis palabras, pero, no hizo esto.

Lo único que hizo fue alejarse un poco de mí, levemente, no mucho como para que yo no pudiese escuchar las palabras que se susurró a sí mismo:

—Yo tenía miedo de declararme porque no quería asustarlo, pero y si... ¿Y si a él le pasaba lo mismo?... Imposible...— murmuró casi inaudiblemente, pero aún si era una pregunta retórica, decidí responderla.

—Sí hermoso, tenía miedo de asustarte...—.

Entonces, sus manitas fueron las que taparon velozmente su boquita al notar que lo que había dicho, yo lo escuché; pero, en contra de todo pronóstico, sus lágrimas cayeron con más ferocidad, volviendo a empapar su rostro.

—Yuu---

Ni terminar pude cuando él ya se había abalanzado a abrazarme fuertemente y a besarme con insistencia en todo el rostro, confundiéndome, pues yo había imaginado cualquier otra cosa, menos esto.

—Ví-Víktor... Tú también eres mi amor—.

Si existiesen unas palabras que me hiciesen más feliz, sería un "Sí" en una propuesta de matrimonio, o un "Estoy embarazado" en un día normal, ambas salidas de la hermosa boquita del bello doncel delante mío, boquita a la cual me apresuré a llegar, devorando sus dulces belfos, siendo rápidamente correspondido.

Yuuri continuó con el beso, incrementando en la profundidad del mismo, e introduciendo, por iniciativa propia, su lengüita en mi boca, comenzando un baile entre nuestras sinhuesos, baile comandado por él.

Besándonos aún, me comencé a mover hasta quedar él recostado en el mullido colchón bajo nosotros, y yo encima de él, sin aplastar su pequeño cuerpecillo tan delicado y suave como la más fina rosa, pero mil veces más precioso que una.

La manera leve y acompasada en la que respirábamos evitaba que tuviéramos que separarnos en algún momento por falta de aire, alargando el contacto tanto como nos pareciese, pero, aún así, decidí terminar con ese beso, pues anhelaba decir aquellas palabras:

—Te amo mi Yuuri...— hablé, sintiéndome más liviano al haber revelado por fin mis sentimientos.

—Yotambién te amo Víktoru— correspondió él, para luego abrazarme fuertemente ycomenzar de cuenta nueva con el beso...

Corazón De Cristal [PAUSADO](M-Preg)(Yaoi/Gay)(VictorXYuuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora