Capítulo 52: La Inesperada Visita Del Final

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[Yuuri]

—Pásame agua, Víktoru— le pedí con la pastilla anticonceptiva en la mano, a punto de tomármela, tras haber rebuscado en mi maleta hasta dar con la cajita.

—Ten, mi amor— me tendió una botella de agua que sacó de una pequeña nevera. Cogí el objeto y lo destapé, haciendo que el líquido de su interior pasase a través de mi garganta como ayuda a que la pastillita no se trancase en ella.

Una vez me tragué el anticonceptivo, las manos de mi novio me tomaron por debajo de los brazos y me alzaron hasta que quedé de rodillas, con él detrás de mí, en el borde de la cama.

—Inclínate, precioso...— susurró sobre mi cuello, provocando que me estremeciera, pero lo hice, y para evitar caer, apoyé la palma de mis manos en el borde del escritorio frente a la cama.

Un camino de besos y chupetones que adoré fue dejado a lo largo de mi espalda y por todas mis nalgas, las cuales fueron descubiertas de mi bóxer; posteriormente fueron separadas para que la lengua de Víktoru pudiese hacer contacto con mi hoyo, que no tardó en mojarse al mismo tiempo que mi miembro comenzaba a erectarse.

La sinhueso se movió de un lado a otro en mi interior, y luego fue cambiado por tres dedos, que fueron entrados de a uno en uno. Suspiros y gemidos bajos escapaban de mis labios que lo único que anhelaban era unirse a los de Víktor, cuyas falanges abandonaron mi cuerpo para acomodar mis piernas de modo que quedaron separadas y con las rodillas un poco más lejos del borde de la cama.

—Te amo tanto, hermoso—.

Sus palabras, como cada vez que las pronuncia, aceleró increíblemente mi corazón, y casi lo hizo saltar cuando invadió mi ser con su falo durísimo, enorme, caliente y con puntería, ya que nada más en la entrada golpeó mi punto dulce tan fuerte que mi cuerpo entero tembló compulsivamente que casi caigo de la cama de no ser porque los brazos de mi novio me rodearon por los hombros y por la cintura, para comenzar a dar estocada tras estocada con las cuales no sólo sentía una inmensidad de placer, sino también un gran miedo de caer del lecho hasta el suelo.

Pero si yo caía, me lo llevaría conmigo.

—V-Víktoru...— gemí moviendo también mis caderas hacia atrás, misma dirección en la que había echado mi cabeza, sobre el hombro de mi hombre.

— ¿Qué sucede, hermoso? — jadeó él tras dejar escapar algunos gemidos roncos por nuestros movimientos.

—Nos...Nos va-vamos a— traté de decir dificultosamente —, a caer...— completé gimoteando porque su mano rozaba mi pene, goteante, con malicia.

—Sostente— rió dejando un besito en mi mentón antes de impulsarse hacia atrás, clavándose tan dentro en mí cuando quedé sentado sobre él, que se me escapó un gemido de dolor y placer tan íntimamente entrelazados, que no distinguí cuál fue el más fuerte — ¿Te dolió, mi amor? — se preocupó, acariciando mi espalda arqueada.

—U-Un poco— dije tratando de recuperar mi aire para volver a moverme y no hacerlo esperar mucho, además de que podría secarme y eso me lastimaría mucho.

Él iba a hablar otra vez, pero yo busqué sus manos con las mías y, tras entrelazarlas, comencé a dar pequeños saltitos que paulatinamente se convirtió en una fuerte cabalgada donde no me detenía a pensar en la vergüenza que sentía al estar de espaldas a Víktor, dándole una vista muy clara de cómo su pene entraba y salía de mí por centímetros, y luego transmutó a movimientos circulares que obligaron a mi albino a llevar nuestras manos a mis caderas para controlarme un poco, porque hasta yo sentía cómo su abundante pre-semen me prevenía de que iba a correrse pronto.

—Mi amor...— advirtió enderezándose hasta pegar mi espalda a su pecho, que subía y bajaba irregularmente al igual que mi cuerpo, sólo que yo sí llevaba un ritmo constante.

—Hazlo, Víktoru: Lléname— supliqué acercando mis labios a los suyos, los cuales se estamparon en el preciso momento en el que dos cosas sucedían, la primera, es que tanto su falo como el mío expulsaron semen, él en grandes cantidades, y yo un fino chorro que hasta yo describiría como adorable; y la segunda, la puerta fue golpeada.

—Demonios...— lloriqueó mi novio sobre mis belfos, dejando un último y casto beso sobre ellos antes de quitarme de encima de él, acostarme con delicadeza en la cama, donde me cubrí con la sábana, y colocarse sus bóxers y su remera para aproximarse a la puerta.

La abrió y aunque no pude ver de quién se trataba, lo supuse por las palabras que el inoportuno visitante emitió.

— ¡It's JJ Style! —.

Corazón De Cristal [PAUSADO](M-Preg)(Yaoi/Gay)(VictorXYuuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora