Corazón De Cristal [PAUSADO](M-Preg)(Yaoi/Gay)(VictorXYuuri)

Capítulo 29: Visita Al Hospital

[Víktor]

Cuando finalizamos nuestro desayuno, Yuuri dijo que debía de ir al baño a lavarse las manos porque las sentía pegoteadas gracias al latte que se volcó sobre él cuando Ukita regresó a despedirnos.

Era un perrita muy linda, ya quisiera llevármela conmigo, pero tengo a Makkachin y es por eso que no me deprimo al dejar a la Fox Terrier aquí, después de todo, mi fiel amigo me espera en casa, y así como yo me ponía "celoso" cuando él se dejaba acariciar por extraños, él se ponía celoso cuando yo acariciaba a otros perros; es por eso mismo que me da curiosidad el saber cómo reaccionará cuando conozca a Yochan, mi Yuuri, tan gracioso y adorable.

Aproveché que él se había ido a lavar y me apresuré a pagar la cuenta de lo que consumimos y a salir a esperarlo frente al local. A través del cristal pude ver cómo iba a la recepción con intenciones de pagar, cómo se sorprendía y sonrojaba cuando la chica le dijo que ya había pagado yo, y cómo se aproximaba a mí con aspecto refunfuñado.

— ¡Víktor! Te dije que ya pagaría yo lo mío— reclamó al llegar a mi lado.

— ¡Pero mi amor! ¡Déjame consentirte! — lloriqueé yo también, acabando por hacer ambos un berrinche en medio de la calle, causándonos risa a ambos y dándome ganas de robarle un beso, por supuesto no me contuve y estampé mis labios con los suyos suaves y deliciosos, y con saber a leche por el latte que se había bebido.

—Al menos permíteme recompensarte— solicitó con un puchero observando hacia arriba cuando yo lo abracé y pegué a mi cuerpo, pues la diferencia de altura era como de una o dos cabezas, haciéndolo ver más tierno aún.

— ¿Y cómo piensas hacer eso? — cuestioné con picardía, observando sus preciosos belfos, mmm, ya me gustaría yo que me compensara con besos de sus labios embriagadores.

—Pu-Pues...— comenzó nervioso por mi insinuación, a lo que yo reí y besé la punta de su respingada naricita para calmarlo un poco, cosa que pareció funcionar, pues suspiró y continuó con más seguridad —Déjame que te invite un dango—.

—Bien, ¿pero eso qué es hermoso?— quise saber mientras comenzábamos a caminar guiados por mi Yuuri, pues obviamente él conocía la ciudad mucho mejor que yo, que solamente paseé por ella unas cuantas veces.

—Es un postre, te va a gustar— aseguró decidido, colmando de ternura, por lo que abracé con fuerza su diminuta cadera y caminamos así, abrazados, hasta llegar a lo que parecía una dulcería, pues desprendía un olor bastante empalagoso y era muy colorida —Espérame aquí, iré por ellos— solicitó deteniéndome, yo no tenía problemas con esperar afuera, así que tras recibir un adorable beso pequeño en mi mejilla, Yuuri ingresó a la tienda y se perdió entre todo el gentío.

Medediqué a observar a mi alrededor hasta oír la campanilla sobre la puerta dellocal que suena cada vez que la misma se abre, dejándome ver a mi tiernonoviecito salir con palillos con tres bolitas de colores rosa, blanco y verdeen una mano, y un palillo con bolitas blanco y verde en la otra, pues la queera de color rosa se hayaba en su boquita.