Capítulo 31: Día Cotidiano

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[Yuuri]

Cuando llegamos al hotel, luego de una vergonzosa y divertida caminata abrazados, nos encontramos con mi pequeño Vicchan, aunque no tan pequeño a decir verdad, esperándonos en la puerta, pues olvidé despedirme de él al irnos, pobre mi bebito.

— ¡Hola bebé de mi corazón, hermoso animalito de mi vidaaaa!— le saludé animadamente y emocionado, arrojándome al suelo para abrazarlo.

Mientras yo le daba mimos a mi mascota preciosa, la cual se encontraba sobre mí lamiendo mi rostro con felicidad, escuché cómo Víktor reía con ternura ante mi reacción, y no fue la única risa, pues los clientes que se encontraban en el comedor en ese momento también reían por mi comportamiento, que hizo que me sonrojara por mis acciones infantiles.

Él notó que yo le miraba avergonzado, por lo que, adrede, rió más fuerte, a lo que decidí vengarme y aprovechar que mi Vicchan entendía y acataba cada palabra que yo decía.

—Vicchan, dále amor a Víktoru— le susurré bajo su peludita y esponjosa orejita, recibiendo una última y animada lamida, para que lo siguiente que vea, sea a Víktor cayendo al suelo de la vereda en el exterior del hotel, con medio cuerpo dentro y medio fuera, siendo lamido continuamente por Vicchan.

— ¡Yochan! ¡Lo siento, Yuuri!— reía un ensalivado Víktor.

— ¿Qué le hiciste al cerdo?— oí que la voz de Mari le preguntaba a mi pareja, y supe que ella también había salido pero que ya había llegado.

—Sólo me reí— lloriqueó Víktoru con una sonrisa en su perfecto y atractivo rostro, suplicándole con caricias a mi perrito que parase, sin éxito alguno, pues sólo si yo se lo decía se detendría, y la escena era muy tierna, por lo que no pensaba pararla aún.

—Una vez me negué a lavar una ropas sucias que me pidió como favor y ese animal acabó durmiendo y dejando no sólo pelos sino también baba por toda mi cama, y es obvio que ese mocoso se lo pidió— le relató mi hermana chismosa, logrando que yo le sacase la lengua infantilmente.

—Pero éste animalito no es malo, sino que...—.

—Su dueño es vengativo— completó Mari observándome al igual que Víktor, ambos con expresiones que revelaban la sed de venganza de los dos, aunque en mi novio también se veía amor y eso me emocionó mucho que no pude evitar levantarme para abrazarlo y besarlo, luego de haberle dicho a Vicchan que se detenga claro.

El ruso aceptó mi ofrenda de paz con mucho gusto, y besó repetidamente mis mejillas y labios; unos cuantos besitos luego, él decidió levantarse conmigo en brazos y dirigirse hasta la habitación, seguidos de mi animado perrito, pues yo le había hecho señas de que nos siguiera mientras me abrazaba al cuello del albino.

Cargándome como una princesa y observados con gracia por parte de los clientes, llegamos hasta el cuarto, en donde tuve que convencer a Víktor con muchos besos en sus belfos para que dejara entrar a Vicchan, y no porque fuera malo, sino porque temía que si nos dormíamos mi mascota le lamiese el rostro nuevamente.

—Como me despierte todo babeado, te ensalivaré tu carita también, te lo advierto cerdito— amenazó chistosamente acomodando los cojines de la cama para que nos pudiéramos tumbar en ella a descansar un rato, pues nos habíamos agotado bastante con la caminata de esta mañana y para más dormimos tarde anoche por hacer el... amor.

Aún me emociono al recordar que Víktor me dijo que me ama y que me haya hecho el amor anoche... se siente como un hermoso sueño del cual no pienso despertar.

—No te hará nada, ¿Verdad, Vichan?— pregunté sentándome en el suelo y apretujando su carita peluda y suavecita, recibiendo un《Mmm》, de parte del animalito —Ahí lo tienes, además... no me molestaría que me lamieras...— confesé avergonzado y sonrojado.

Pero más me ruboricé al descubrir la pícara y pervertida expresión que me regalaba mi albino, quien había terminado de acomodar el lecho y se estaba quitando la ropa, quedando en bóxers para dormir más cómodo.

— ¡No lo malentiendas!— me apresuré a decir al notar la rareza de mi comentario, pues sí había sonado muy mal —No es algún fe-fetiche... o algo así, e-es que... simplemente no me darías... asco— finalicé ocultando mi rostro entre mis manos, evitando que Víktor siguiera viendo mi timidez combinada con la vergüenza.

—Mi amor...— rió mi pareja, tomando asiento a mi lado pero sobre la cama y besando y acariciando mi cabello —Eres sencillamente adorable, precioso, ¿Cómo es posible que exista alguien tan hermoso e inocente en este mundo? Debería ser ilegal ser tan tierno y bonito, lo bueno es que no lo es, por lo que te tengo todo para mí— alagó besando repetidas veces en mi mejilla, provocando que se vuelva cada vez más semejante a un tomate.

— ¡Víktoruuu!— me quejé al oír todo su monólogo tan embarazoso, haciendo que él ría y me tome por debajo de los brazos, para de éste modo alzarme junto con él en el colchón, sentándome sobre sus piernas.

Mi novio se dedicó a acariciar con ternura y cariño mi cachete mientras que yo desviaba constantemente mi atención a Vichan, pues no quería que se sintiera abandonado, pero antes de que le pueda dar cariñitos a él también, levantó las orejas como si hubiese oído algo y la naricita oscura y húmeda, dando a entender que había olido comida.

Se acercó a nosotros, se paró sobre dos patas traseras, apoyando las delanteras en mis rodillas, me lamió la nariz y la oreja a Víktor y se fue del cuarto saltando a la cama para salir por la ventana, por la cual pude ver que entraba nuevamente al hotel pero esta vez en el comedor.

—Lo entrenaste muy bien, hasta se despidió— dijo mi ruso abrazándome y recostándose conmigo a su lado.

—Me encantaría que se conociese con Makkachin, aunque son idénticos y será difícil distinguir entre uno y otro— comenté imaginándome al hermoso perrito de Víktor, que era idéntico a Vicchan, junto al mío, estoy seguro que por fin comprenderé a las madres de mellizos.

— ¿Te gustaría que nos llevemos a Yochan a Rusia, mi amor?— propuso Víktor distraídamente mientras me sacaba la ropa para que quedáramos en iguales condiciones, pero se detuvo cuando me giré y me coloqué sobre él con rapidez y euforia, sorprendiéndolo.

— ¡Claro que sí! ¡Gracias Víktoruuuuu!— agradecí profundamente abrazándole tanto con mis brazos como con mis piernas a sus costados.

—No es nada mi cerdito precioso de mi corazón— simplificó mi albino acariciando con su mano mi cabello, que le hacía cosquillas en su barbilla, pues yo me encontraba con mi cabeza oculta en el hueco entre su pecho y su cuello.

Él no sabe cuánto significa que me acepte tal y como soy, y con el paquete completo, pues me era imposible abandonar a mi Vicchan e irme, por mucho que amara a Víktor, y no es que no lo pudiese hacer, sólo que caería en depresión por estar con uno sin estar también con el otro.

Besé el mentón de mi pareja y me acomodé a su costado, abrazándome con mucha fuerza y amor a su torso desnudo, y dejando un casto beso tanto en éste como en sus labios al notar que, segundos más tarde, se había quedado dormido.

Aproximándome más a él, si era eso posible, me dejé caer yo también en un preciado y calmado sueño no tan profundo, pues cuando sentí algo húmedo en mi frente me desperté de mi dormitaje, y al observar hacia el rostro de mi ruso, noté que estaba babeando.

Reí mudamente y me estiré hasta tomar mi teléfono que el contrario había dejado en la mesita de noche junto a mi ropa cuando me la quitó; le puse rápidamente en la cámara y apunté al baboso frente a mí, obteniendo una toma única de mi ídolo y amor babeando mientras dormía.

Sin duda las cosas habían cambiado mucho, pues antes yo sólo lo admiraba como patinador, pero ahora lo hago también como persona, pues no puede existir alguien mejor que él, alguien que me acepte tan incondicionalmente y que me ame de la misma manera, tal y como yo lo amo.

Nohay nadie mejor que mi baboso y dormilón Víktor Nikiforov.

Corazón De Cristal [PAUSADO](M-Preg)(Yaoi/Gay)(VictorXYuuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora