Capítulo 32: Secuestro

47 3 0
                                    

Diez días más tarde

[Víktor]

No puedo creer que luego de haberle apoyado tanto, de haberle dado mi afecto y mi amor, de haberle ayudado a superar parte de su timidez al menos por ratos -pues no quería que dicha timidez se esfumara ya que le queda precioso-, después de haberle dicho que no tenía que tener miedo de nada, pues yo estaría a su lado... me haya abandonado y dejado olvidado.

— ¿Puedes creer tal desconsideración, Yochan?— le pregunté al perrito que me miraba desde el suelo, mientras que yo le observaba con la cabeza colgando desde la cama.

Sin obtener respuesta más que un lametón en mi nariz, me levanto con pesar y sin ganas para dirigirme al comedor seguido del can de mi cerdito. Cuando llego al lugar, observo que no había mucha gente por lo que me tomo la libertad de tirarme en el suelo junto a una de las mesas de esas bajitas típicas de los japoneses, lo hago en la que está frente a la puerta para poder esperar a Yuuri cuando vuelva del ginecólogo, al cual supongo que fue temprano pues cuando desperté él ya no estaba conmigo... ¡Y quiero llorar! ¡Mi cerdito precioso se olvidó de mí!

— ¿Se puede saber qué te ocurre?— me cuestiona la voz desinteresada de Mari acercándose y sentándose del otro lado de la mesita leyendo algo en su teléfono.

—Yuuri me abandonó— lloriqueé haciendo pucheros y sin despegar mi mirada de la puerta.

—Ajá...— respondió sin prestarme mucha atención, pero no me importó, pues yo sólo anhelaba el regreso de mi pequeño y traidor noviecito, para llenarle de besos tal y como me gusta hacer cuando despertamos, y para regañarle por haber ido a la consulta sin mí.

Yuuri... malo.

[Yuuri]

Bostecé de nueva cuenta ya que esta chica me levantó muy temprano junto a la malvada de Mila, quien me amenazó de hacerme entrenar todo el día si no me iba con ellas, por lo que tuve que aceptar ya que no quería perderme la cita con el doctor al que debía de ir hoy a las cinco junto con Víktoru, además de que estaba medio muerto, pues estos días no hemos hecho nada más que entrenar, comer y dormir con mi novio, dejándonos sin tiempo para hacer el amor, lo cual me frustra pues me encanta cuando él me lo hizo la primera y última vez hasta la fecha.

— ¿Yuko, de veras debo acompañarlas? Quiero ir a casa con Víktor— lloriqueé mientras caminábamos para la casa de Otabek, pues Mila había invitado también a Yurio, y él dijo que su pareja no le dejaba ir a ningún lado sólo por lo que el kazajo también vendrá, aunque desde un principio era la intención de la pelirroja invitarlos a ambos.

—Ya te he dicho que sí, siempre estás con tu novio o entrenando y ya no nos prestas atención, así que lo harás por las malas— rió Mila doblando en una esquina y deteniéndose frente a la puerta de cristal de un edificio de departamentos.

— ¿Por eso me secuestraron?— ironicé viendo cómo mi amiga rusa presionaba uno de los tantos timbres y era contestada por la voz del rubio.

—Exacto; Yuri, ¿Están listos?— respondió guiñándome un ojo e inquiriéndole a Yurio.

—Estamos en camino— contesta el novio del ruso por él antes de cortar la comunicación.

Esperamos unos segundos antes de ver cómo desde las escaleras bajaban los chicos a los que estábamos esperando, la situación era graciosa, ya que al parecer Otabek le estaba sobreprotegiendo a su novio, pues bajaba delante de él y extendía los brazos por si se caía, mientras que el menor bajaba rápido y hasta saltándose los escalones, además de las obvias señas que Yurio le daba al contrario diciéndole que se quitase.

Finalmente llegaron a la puerta y la abrieron, salieron y el kazajo la cerró con llave mientras el ruso nos saludaba.

—Hola chicos, lamento haber tardado, pero le tuve que insistir a Otabek en que no era necesario traer abrigo, aunque al final traje este— espetó señalando el suéter liviano animal print que llevaba atado a la cintura.

—Puede que refresque— se excusó Otabek guardando las llaves en una mochila negra pequeña que colgaba de la espalda de Yuri — ¿Tú eres?— preguntó dirigiéndose a Yuko, quien como sólo era amiga de Mila y mía, no conocía a los chicos, aunque con la rusa le hemos hablado de Yuri, que estaba embarazado y eso.

—Me llamo Yuko, es un gusto— se presentó extendiendo ambas manos a los chicos enfrente nuestro, quienes le dijeron también cómo se llamaban, y a pesar de estar Otabek a la izquierda y Yuri a la derecha, el mayor tomó la mano derecha de mi amiga, mientras que, a la vez, el contrario tomaba la izquierda, cruzándose un brazo sobre otro, confundiéndonos.

Yuko se dedicó a verlos extrañada y divertida, Mila y yo a reírnos del par, y la pareja a vernos confundidos, pues para ellos ser así de complementarios y confusos era normal al parecer.

Caminamos hacia el centro en busca de un lugar donde sentarnos a comer y beber algo hasta que se hiciese la hora en la que, según Yuko, tendríamos que ir a ver la película que había escogido junto a la pelirroja.

De repente, escucho mi teléfono sonar y, pensando que es Víktor, que al fin había visto las miles de llamadas y mensajes que le había dejado explicándole porqué no estaba allí y disculpándome, lo cogí y lo encendí; a decir verdad me decepcionó no ver el nombre de mi novio, pero me alegró bastante ver el gracioso apodo de Chris.

Eros Maduro:

Bello nipón, en unos minutos termino mi turno (más temprano de lo normal por ser domingo), y me preguntaba si aceptabas tomar un café de mediodía conmigo ya que Mumi me ha abandonado por trabajo.

Yuuri:

Por supuesto Chris, voy en unos minutos, estoy con unos amigos, ¿Te molesta?

Me encanta hablar con Chris porque él es realmente muy divertido, hemos estado hablando bastante estos días y nos hemos vuelto más cercanos, también con Víktor, pues un día estábamos hablando con el suizo por video llamada en mi computadora mientras Víktor se bañaba luego de entrenar y mi albino apareció con un pantalón holgado y la toalla al cuello, entonces Chris le piropeó de broma, siendo seguido de mi novio y yo acabé fingiendo estar celoso para molestarlos pues sabía que sólo jugaban, y quería ganarme mimos de parte de Víktor, objetivo que conseguí al terminar la llamada.

Eros Maduro:

Claro que no, cuanto más grande mejor ;) (El grupo, pervertido).

Reí por sus ocurrencias y tras contestarle con un "(͡°Ĺ̯ ͡°)", guardé mi teléfono para proceder a preguntarles a mis amigos si podíamos ir con Chris, y una vez ellos aceptaron, nos encaminamos al lugar.

Realmentequiero mucho a mi extraño grupo de amigos.

Corazón De Cristal [PAUSADO](M-Preg)(Yaoi/Gay)(VictorXYuuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora