Capítulo 42 : Abuelo.

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Era un domingo, el día después del funeral de los Bakugou.

El pequeño pecoso insistió en que durmieran los tres juntos al llegar a casa, en la cama de su madre para no sentirse tan solos después de ese día tan triste.

Y su madre conmovida por sus palabras acepto y Katsuki ni tenía fuerza para negarse.

Había llorado tanto y no había dormido nada, francamente ya le daba igual.

El rubio durmió entre los dos Midoriya y gracias a que estos le emitían una sensación de paz se pudo dormir fácilmente.

Pero se despertaba sobresaltado por las pesadillas. Un auto, una sonrisa de Masaru, un regaño de su madre y él en el parque cubierto de nieve.

¿Kacchan? ¿Estas bien? —Deku estaba frente suyo y le miraba con una mueca de preocupación, muy típica de él.

El rubio le ignoro y se dio la vuelta, viendo que también había despertado a Inko.

La mujer le sonreía con tristeza y le hacía mimos en su cabeza, era reconfortante pero no lograba quedarse dormido. Le era imposible.

Así que decidió esperar hasta que madre e hijo se durmieran para poder irse.

Ya no se sentía capaz de dormirse con ellos.

Fueron solo unos minutos, las respiraciones de ambos se habían vuelto lentas y sus ronquidos sonaban en la habitación.

El rubio bajo con cuidado de la cama y se fue, ya el cansancio se le había ido y sin el no era capaz de dormir sin soñar.

Se quedó en la sala de estar, sentado en el sillón viendo como amanecía por la ventana que había en la pared de en frente.

¿Que haría ahora? ¿Inko lo llevaría otra vez a su casa?

En un momento tenía que volver y ver con sus propios ojos la casa vacía, sin la bruja y el viejo. Aceptar esa realidad como lo había hecho en el cementerio al ver las lápidas con sus nombres.

Katsuki puso su cabeza entre sus rodillas y reprimió las ganas de llorar que habían surgido otra vez, se sentía muy patético por haber estado de ese modo tanto tiempo.

Empezaba a parecerse al llorón de Deku y eso no le gustaba. En lo absoluto.

El timbre de la casa empezó a sonar y Katsuki pensó en ir a abrir la puerta pero no era su casa.

Él no tenía porque abrir por lo que se quedó sentado, escuchando el timbre sonar y como golpeaban la puerta despacio.

Hasta que Inko apareció en la sala de estar, peinándose cómo podía su desordenado cabello y acomodándose su bata. No había reparado en su presencia en el sillón.

La femenina abrió la puerta y el rubio oyó como hablaba con un hombre.

Y lo hacía pasar al interior de la casa, sus pesos frenaron una vez llego a la sala de estar.

Pelo castaño con algunas canas, fríos ojos marrones y un porte serio, indiferente.

Inko tenía las manos a los lados de su bata, agarrándola fuertemente y viendo a el hombre que parecía ser mucho mayor que ella.

Ese gesto le dio a entender a Katsuki qué tal vez a ella ese hombre no le caía bien.

El hombre le vio de arriba a abajo y movió su mano indicándole que se acercara pero él no lo hizo.

¿Estrellas enamoradas? [TodoBaku] [KiriDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora