El sonido de los latidos de el anciano era mucho más bajo que el de Inko.
El rubio lo sabía porque estaba acostumbrado a dormirse con el sonido de el monitor cardíaco cada vez que iba a ver a la femenina.
Y tal vez por eso ahora al escuchar aquel sonido tan bajo, Bakugou tenía miedo de quedarse dormido.
Porque si se despertaba iba a ser por el pitido insoportable que marcaba que el corazón de su abuelo había dejado de latir.
Tenía miedo de cerrar los ojos y al mismo tiempo deseaba hacerlo para poder engañarse, cerrar los ojos para creer que aquello era una pesadilla y pronto se saldría de ella.
Sin embargo, olor a desinfectante en la habitación, las enfermeras que lo veían con una estúpida compasión, la luz blanca que iluminaba todo y el oficial que estaba parado a su lado le recordaban constantemente que aquello no era una pesadilla.
Era la maldita realidad.
El rubio no recuerdaba con exactitud cuánto tiempo lleva metido allí dentro o cuando su abuelo salió de la cirugía, tampoco las palabras que le dijo aquel doctor.
Pero con solo ver la mueca de preocupación en el rostro de ese hombre, comprendió que Kazuma no estaba salvado todavía.
Aún cabía la posibilidad que pudiera morir.
Por eso estaban en la habitación de cuidados intensivos por si el mayor sufría un paro cardíaco en medio de la noche.
Bakugou se removió en la silla incómoda que ocupaba apoyando un codo en uno de los bordes para sostener su cabeza, sus piernas temblaban inconscientemente debido al miedo y la ansiedad.
Desde su lugar ver a el mayor era muy fácil.
Kazuma nk había cambiado mucho, aparte de el hecho de que su pelo presentará más canas y unas arrugas se habían formado alrededor de sus ojos.
Le habían puesto una mascarilla de oxígeno, intravenosas conectadas para estabilizarlo y aunque la sábana lo tapara se podían ver los vendajes que le habían puesto en el pecho.
Ver eso solo alteraba los nervios de el rubio pero por una única razón se negaba a dejar el hospital apesar de que estaba cansado y agotado emocionalmente.
Kazuma era su abuelo sin importar que lo halla dejado de lado tanto tiempo.
Por lo que se quedaría hasta que despertará, lo golpearía por hacerlo estar en ese maldito hospital y se iría a casa.
Sí, eso haría.
Touya estaba al lado de el menor viendo claramente como trataba de permanecer en calma, sin demostrar miedo o tristeza frente al hecho de que su abuelo estaba en una camilla prácticamente al borde de la muerte según el doctor que lo había operado.
Sino fuera por la forma en que le temblaban las piernas pensaría que no le importaba la vida de Kazuma pero ese claramente no era el caso.
El pelinegro suspiró cansado mientras se fregaba los ojos.
Habían pasado ya dos días desde que estaban en esa habitación, seguro ese rubio no lo sabía y tampoco lo había visto dormir en absoluto a pesar de que el pelinegro sí lo hizo.
Tampoco había tocado la comida que una de las enfermeras amablemente trajo.
Touya dudaba mucho de que fuera a comer si se lo pedía, parecía alguien con carácter difícil contrario a Kazuma que era bastante tranquilo.
Cambio el peso de su pierna a la otra, le estaban doliendo bastante y eso le molestaba.
Estar parado más de veinticuatro horas era horrible, sentía los músculos de sus piernas acalambrados y tensos.
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¿Estrellas enamoradas? [TodoBaku] [KiriDeku]
FanfictionGogo y Yamikumo son las estrellas de la serie televisiva My Hero y son muy reservados acerca de su vida privada. Nadie sabe sus verdaderos nombres. Su edad exacta ya que aveces ambos chicos parecen muy maduros para su edad. Su familia. La última es...