Capítulo 50 : Aquello que pocos saben.

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No recordaba como había despertado ese día o si había desayunando con sus padres, lo más seguro es que sí la bruja solía joder mucho con eso que tenía que comer sanamente.

Detalles que él como crío que era detestaba.

Lo bueno de esos desayunos de vegetales era que el viejo le pasaba por bajo de la mesa un paquete de gomitas y un chocolate.

Por esa recompensa se aguantaba el verde desayuno de su madre.

Otra cosa que puede decir con seguridad es que Mitsuki le había despedido en la puerta de la casa y había sido Masaru quien le había llevado al jardín de infantes.

Katsuki lo recordaba por la simple razón de que era una rutina de todos los días en su familia, la bruja limpiaba todo mientras su viejo lo llevaba en el auto a la escuela y cuando lo dejaba a él, iba por Mitsuki a llevarla al trabajo.

Luego su viejo se iba a su trabajo, al terminar iba por su madre y los dos juntos lo iban a buscar a el jardín de infantes.

Esa rutina se vio interrumpida cuando ocurrió el incidente.

Los ojos esmeralda de Inko de ese día y sus llantos es algo que nunca creía capaz de borrar de su memoria o corazón.

Y con el tiempo Katsuki comprendió que como él había perdido a su madre la femenina había perdido a su hermana.

La sala blanca de espera, el olor a desinfectante, los doctores vestidos de blanco e Inko, ese recuerdo lo tiene muy vivido en su cabeza. Era imposible de borrar.

El rubio sentía que estaba siendo tirado por alguien hacia algún lado pero no sabía quién era y en parte no le importaba, su mano era fría y era más alto que él.

¿Porque lo estaba siguiendo? ¿Porque aquellos ojos heterocomatricos lo veían preocupados? ¿Que querían de él?

Katsuki quería estar solo pero no se sentía capaz de separarse de Shoto de forma consistente.

El medio albino llegó a la sala del consejo estudiantil junto con un Bakugou ausente y al abrir la puerta la encontró completamente vacía.

El bicolor suspiro con alivio y metió a el rubio en ella para después cerrar la puerta. Esperaba que nadie pasará por ahí.

Bakugou sintió la pared fría del aula en su espalda y como Todoroki acunaba con sus manos su rostro. Pero solo lo sentía no tenía ganas de reaccionar.

El mayor no iba a obligarlo a hablar sino quería por lo que con delicadeza arrastró a el menor hasta su pecho otra vez y él se puso contra la pared, se deslizó poco a poco con Bakugou en sus brazos hasta llegar a sentarse en el piso.

Todoroki podía escuchar la respiración de el rubio el único signo que demostraba que estaba ahí aparte de el calor que emanaba su cuerpo.

Lo apretó con fuerza e impotencia recorriendo su ser.

—Por favor háblame Bakugou —le suplico —Por favor.

El mencionado sintió su corazón oprimirse al escuchar de ese modo al mayor, angustiado y preocupado por su culpa. Eso lo estaba sacando de su aislamiento.

Pero aún no tenía ganas de hablar, en realidad Inko lo dejaba cuando pasaba eso por lo que se había vuelto un hábito en él no hablar en esa semana o al menos los primeros días.

Deku tampoco se lo reclamo nunca. Ni de niños ni de adolescentes.

Pero Todoroki era la primera persona que le estaba pidiendo que hablara y por él podía hacer una excepción.

¿Estrellas enamoradas? [TodoBaku] [KiriDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora