Primera impresión.

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-Yo... no sé qué decir-

-No hace falta que digas algo, solo come-

-... Él es un tanto serio- Sonrió cálido -Esperamos que disfrutes de tu platillo...- Mantuvo, esperando el complemento.

-Narancia, Narancia Ghirga.-

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No sé porque lo habré hecho, ¿Pena? No lo creo, no fue un impulso así, ¿Tal vez rabía por los comentarios hacia él? Lo dudo... Pero, algo debió ser.

-Fugo, ¿Estás bien?- Preguntó mi jefe, sacándome de mis pensamientos.

-Sí, lo estoy- Contesté seguro, aunque mi mente no estaba de acuerdo con la primicia.

-Lleva a éste muchacho al hospital- Ordenó con calma -Me encargaré de otras cosas por ahora, pero iré tan pronto como me sea posible- Dijo sin más.

Hizo un pequeño saludo con su mano que acompañó de una sonrisa y un murmullo queriendo decir arrivederci, dejándonos solo a mí al chico de cabello oscuro.

Se había hecho algo tarde, y las luces del lugar brillaban, la gente comenzaba a llegar en pares, y hacían del ambiente uno más adulto. Eso pensaba, hasta que por algún motivo sentí un escalosfrío al notar como su mirada se posaba sobre mi, haciendo que le devuelva el gesto.

A primera vista puedo decir que me parece algo curioso, ya que, el solo hecho de que no se negara a aceptar mi oferta de venir a comer es algo extraño, considerando las cosas que se dice de él por las calles -No debería confiar en cualquiera-

-¿Hm?- Me miró con una ceja alzada.

¡Mierda!, ¡¿Lo dije en voz alta?!

-Mno hae fagta qu me trtes an forgmal- Dijo en un intento de tragar toda la comida en su boca.

Solo me dediqué a mirarlo, quizás con algo de asco por sus malos modales.

-Además... No es que confíe en cualquiera...- Dijo con voz baja dejando a un lado el tenedor con el que comía su spagguetti -Ni siquiera sé si aún pueda hacer algo así- Masculló fingiendo una sonrisa de lado.

-¿Y por qué aceptaste venir conmigo?- Me atreví a preguntar, o mejor dicho, pregunté sin pensar.

Posó con sorpresa sus grandes ojos púrpura en los míos, como si tuviera la respuesta pegada en mi cara -Hm...- Vaciló un momento haciendo una tonta mueca -No lo sé- Soltó al fin encogiendose de hombros.

-¡¿Qué?! ¡¿Así como así?!- Grité por la sorpresa dándo un ligero golpe a la mesa.

Sus ojos perdieron algo que aún no lograba captar -¿Ya te arrepientes?-

Silencio, eso fue lo que inundó el lugar al verse penetrado por sus palabras.

-No es... no es eso...- Le aclaré; aunque sentía que me lo decía a mi mismo.

-No hace falta que lo digas, de hecho, no hace falta que digas más- Corrió su silla atrás haciendo rechinar el piso, como si quisiera anunciarle a todos de su partida.

Antes de que perdiera su figura por la puerta, paró un segundo y agradeció la comida.

-¿Qué mierda acaba de pasar?- Pregunté al aire, anonadado por su reacción.

-Disculpe, ¿está todo bien?- Preguntó un mesero que aparentemente nos miraba desde hace un tiempo.

Eso me sacó de mi sorpresa y con la mayor rápidez que pude, abrí mi billetera y solté el efectivo sobre la mesa -Conserve el cambio- Grité corriendo trás el chico.

Por ti volaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora