Naruto Shippuden / Iridiscencia

Capítulo 31: Iremos

La noche había terminado sin contratiempos, el equipo Asuma regresó a cada cuarto que se les fue entregado y durmieron. Al día siguiente, sin perder mucho tiempo, guardaron sus cosas en la mochila para partir hacia Konoha, llegarían en dos días si lo hacían correcto.

El plan era ese, sin embargo, fueron interrumpidos en la gran entrada, era el mismo hombre de antes, estaba escoltado por un hombre corpulento.

—Buenos días —dijo Asuma—. Estamos por retirarnos.

Su equipo también saludo, el guardia hizo un ademán, como si no le importaran las formalidades.

—En verdad, siento mucho, mucho, las cosas que diré a partir de ahora —dijo el hombre, muy nervioso—. Pero, ¿podría llevarlos a mi oficina? Hay algo importante sobre lo que quisiera discutir.

—Por nuestra parte —dijo Asuma—. Hemos acabado con los asuntos importantes que tenemos, disculpará mi descortesía, pero también somos necesarios para nuestra aldea.

Lucía muy tembloroso, observó a todos lados, si de pronto dijera que está siendo perseguido, le creería. Ino intuyó que era algo muy importante, demasiado para que un líder se interponga en su camino.

—¿Qué tal si escuchamos Asuma-sensei? —dijo Choji, comía unas papitas—. Puede que de verdad nos necesite.

—Puede ser pero... —Asuma dio un masaje su cuello—. Ya conoces que no podemos actuar por nuestra cuenta, al menos cuando se requiere que hagamos una misión muy importante.

—¿Qué tal si solo escuchamos? Luego nos vamos —sugirió Ino.

Shikamaru, por su parte, cruzó sus brazos, no le quitaba la vista al hombre, al final, suspiró.

—Puede que sea muy peligroso —dijo—. Será mejor no ir.

Luego de eso, al escuchar las palabras de Shikamaru, el hombro se arrodilló, ante la sorpresa de todos los presentes, tanto de las personas que transitaban a esas horas de la madrugada, como de su propio escolta.

—¡Por favor! —dijo.

—Bien, bien —Asuma intentó levantar al hombre, cierta severidad en su voz—. Lo escuchamos y tomamos la decisión luego, no se ponga de rodillas, usted es la máxima autoridad de la aldea, deje de hacer eso.

El hombre de inmediato se puso de pie, aunque sus ropas estaban un poco sucias por tocar el suelo, no se limpió de inmediato, en su lugar, los guió a su oficina.

Los cuatro estaban sentados en la silla, el hombre sacó un pergamino que Asuma comenzó a leer.

—Imposible, es inadmisible —dijo Asuma, volvió a dejar el pergamino en la mesa—. No llevaré a estos jóvenes a una misión peligrosa, les falta experiencia, lo siento, señor.

—Te aseguro que no somos niños —dijo Ino, sonrió confiada—. ¿De verdad es tan difícil? Recuerda que estás hablando conmigo.

Ino cruzó sus piernas.

—Asuma-sensei ¿qué dice el documento? —dijo Shikamaru.

—No es necesario de explicar —dijo Asuma—. Nos vamos, disculpe mi intromisión.

Se inclinó un poco y avanzó hasta la puerta, el hombre llevaba rostro acongojado.

—Ustedes jóvenes —dijo el hombre, sus ojos en el grupo—. Por favor, es muy importante.

—No hable con ellos sin mi permiso —dijo Asuma—. Nos vamos, en serio lo digo.

Shikamaru observó de reojo a Asuma, por su cabeza pasaban un sinnúmero de ideas sobre porque se puso tan amargo.

—Es sobre sobre un pequeño pueblo —dijo el hombre, con voz temblorosa—. Han devastado una aldea, justo ahora, los cuerpos todavía se encuentran ahí, también... hay símbolos extraños por todo el lugar, parece una escena macabra, como si el final de los tiempos se hubiera producido por ahí.

—Eso es horrible —dijo Choji, pensativo.

—¿Qué deseas que hagamos entonces? —dijo Shikamaru—. Solo por la descripción, no creo que competa a tres Chunin y un Jounin, algo de esa categoría requiere de un grupo muy selecto.

—Sobre eso —dijo el hombre—. Ha habido un sobreviviente, presenta heridas graves, no se encuentra muy estable, pero sobrevivirá, ha contado información, sabe donde se fueron los atacantes, la localización, está en los pergaminos, es el único camino que pudieron tomar.

—Muy sospechoso —dijo Shikamaru—. Ya se retiró del lugar, no nos necesitan para nada.

—Pueden volver —dijo el hombre—. No podemos correr ese riesgo.

—Ni nosotros tampoco —dijo Asuma—. He dicho que nos vamos, de ser posible, le avisaré a la Hokage, puede que nos envíe a nosotros, puede que no. El hecho, es que no conozco a ningún sujeto con esas características, es peligroso.

El hombre bajó la mirada, ya convencido de que no podría hacer nada.

—Yo lo ayudaré, investigaré la zona —dijo Ino, como si todo lo dicho no le hubiera importado mucho.

—Ino, este no es un momento en que estemos jugando —dijo Asuma—. Es muy peligroso, no es propio de un ninja tomar estas decisiones.

—Un ninja es el que toma el poder —dijo Ino—. Todos estos años, me he entrenado y entrenado, pero hasta ahora, no he alcanzado el poder de Sakura o Karin, esas feas...

Ino sonrió y apretó su puño.

—Puede que esta sea la oportunidad —dijo Ino—. Si soy igual de eficiente que ellas, si el entrenamiento en las artes mentales que mi padre me ha enseñado ha funcionado, podré saberlo, no cometeré riesgos inútiles, lo prometo.

Agarró el pergamino por su cuenta, revisó el pequeño mapa que estaba ahí y las indicaciones generales.

—Ino ¿estás segura de eso? —dijo Shikamaru—. Hay un momento y lugar para realizar ese tipo de cosas, tal vez ahora no lo sea. Si corres un riesgo innecesario, pondrás en peligro a todo el grupo.

—No lo haré —dijo Ino, todavía revisando el pergamino—. Además, soy ninja médico, los salvaré a todos... ¿quieren acompañarme?

Asuma miro a Ino, como si un padre quisiera reprender a su hija, pero no podía hacerlo por el público.

Observó eso, pero no le dirigió mucha atención por mucho tiempo, en su lugar, miró a sus compañeros.

—Niña, que problemática eres... —dijo Shikamaru—. En cuanto haya algo peligroso, nos sacaré de ahí.

—Soy bueno defendiendo —dijo Choji—. Protegeré a ambos con mi cuerpo de ser necesario.

—¡Gracias, gracias! —el hombre levantó sus manos—. ¡Les pagaré con mucho dinero! ¡Son unos héroes, en verdad!

Asuma colocó su mano en su cara, no podía creer lo que había pasado.

—Tch... —dijo Asuma—. Se protegerán por sí solos, estaré ahí, pero a la mínima de una situación peligrosa, los llevaré quieran o no.

Su equipo asintió al instante.