Capítulo 32: ¿Qué es eso?

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Nunca esperó que fuera tan fácil, una ubicación tan ridicula, estaban a plena vista. Después de salir, el equipo Asuma avanzó por el camino de árboles para poder realizar el espionaje, encontrar a los sujetos responsables.

El grupo estaba sentado, los pastos rodeaban su cuerpo sin dejar verlos desde el exterior, los árboles proporcionaban sombra para cubrirlos. Entonces, esos dos, cuya apariencia es muy cercana a lo que mencionaba la descripción estaban ahí.

Tenía el cabello medio largo de color plata peinado hacia atrás, capa sin camisa, un protector de Yugakure alrededor del cuello y un anillo en el dedo índice izquierdo, su nombre es Hidan.

Era una casa, al menos en apariencia, estaba a mitad de camino de una carretera, parecía desolada, pero antes, un sujeto recibió a los dos y uno se quedó afuera.

Vigilaban y todos se miraban cómplices, hablaron bajo.

—Son ellos, la probabilidad es muy alta —dijo Ino.

—Lo sé —dijo Asuma, susurrando—. No podremos, es hora de irnos, esas nubes rojas, son Akatsuki. La Quinta me habló de ellos, sin la ayuda necesaria y planificación, todo terminará mal. La decisión es clara.

—La decisión no es clara —dijo Choji—. Debemos de traer a la chica.

Choji señaló al lado de la puerta, una mujer rubia estaba ahí, con sangre coagulada por su boca, las manos con agujeros, desparramada en el suelo.

—¿Qué edad debe tener? —dijo Shikamaru—. ¿Igual o más que Asuma?

—¿Cuál es el punto? —Ino apretó los puños.

—Se ve fuerte —dijo Shikamaru, sin ser perturbado—. Si no podemos derrotarlos, entonces, acabaremos como ella.

Ino rechinó los diente.

Luego, sin embargo, sonrió.

—Tengo un plan.

Shikamaru nunca la decepcionaba.

—¿Certero? —dijo Asuma.

—99% de que funcionará —dijo Shikamaru.

—Eso me encanta —dijo Asuma—. ¿Cómo va?

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Se sentó en uno de los escalones, su puño sostenía su rostro, la guadaña en su espalda. Había poco tiempo, Ino tenía que actuar en cuanto viera eso, la acción.

Su maestro se acercó furtivo hacia la puerta, comenzaría ahora.

—Kakuzu, eres moles... —dijo el hombre sentado.

Asuma sostuvo shuriken en sus manos, los lanzó de inmediato, el hombre sacó su guadaña y bloqueó con éxito las armas dirigidas a él, su guadaña fue dirigida hacia su maestro, quien esquivó por poco.

Shikamaru hizo un sello, estaba a la izquierda del hombre, la sombra se acercó con cuidado, fue atrapado, no se movería.

Ino salió de los árboles, a toda velocidad, su puño levantado.

Fue exitoso, atravesó por completo su pecho. Tenía miedo al principio, pero después, se desvaneció, se deshicieron de uno.

—¡Pero si eres una preciosura! —dijo Hidan, feliz—. ¿Cómo te llamas?

Ino abrió los ojos, ¿qué estaba pasando? Rápido, se posó hacia su pecho, lo había atravesado, no era tan buena como ellas, pero algo tan básico... le había atravesado el corazón y no había muerto, no había duda.

«Fenómeno».

—Por favor, me llamo Hidan —dijo—. ¿Tienes alguna religión? ¿Conoces la palabra de Jashin-sama? ¡Estoy buscando a gente como tú!

Ino retiró el brazo de su pecho, la sangre salió, pero muy poco, observó el lugar donde había golpeado, estaba intacto.

Luego, ella miró como el compañero de Hidan había salido, no se había percatado con rapidez, que estaba detrás de Shikamaru. Había saltado, su brazo levantado bajó de inmediato.

Shikamaru lo había previsto, al menos eso, Choji interrumpió el golpe con su mano gigante, sin embargo, la sombra se había ido, dejando al hombre sin restricciones.

—¡Ino, aléjate! —dijo Asuma.

Con precaución, rodeó al hombre a quien recién acababa de golpear, se juntó con su equipo.

—Le di... en el corazón, no sé que paso —dijo Ino.

—Lo sé —dijo Shikamaru—. Ese tipo... no debimos de subestimarlo.

Asuma sacó sus [Cuchillas de chakra], les imbuyó flujo, el exterior comenzó a adquirir filo.

—Hidan, así dices que no te gustaban las recompensas, eres hipócrita.

—¡Cállate, Kakuzu! Esas cosas materiales no importan, de hecho, ¿ellos valen algo?

Kakuzu era un hombre alto y con piel oscura, llevaba una capucha blanca y una máscara negra en la cara, sus ojos verdes era la única parte que se podía distinguir del resto.

Ambos llevaban una capa de nubes rojas y un anillo en ssu dedo.

—Ese es Asuma Sarutobi, 3000000 de yen por su cabeza —dijo Kakuzu.

—¿En serio? Que tanto debe de odiarte la vida para que pidan eso —dijo Hidan—. En fin, me ha llamado la atención la chica.

Hidan movió sus pies, formó un círculo y un triángulo bajó sus pies.

—Ella podría volverse esa sucesora, ¡cómo una sacerdotisa! ¡Siempre quise que hubiera una de esas! —dijo Hidan—. Lo primero, hacer que caiga en la desesperación.

Asuma tenía el semblante serio, dio un paso al frente.

—Yo atacaré —dijo—. En cuanto veas una abertura, lo inmovilizas con [Jutsu de Costura de Sombra].

—Es muy arriesgado —dijo Shikamaru—. ¿Estás seguro?

—Yo lo cubriré —dijo Choji, chocó sus puños.

—¡No! —dijo Asuma—. Encárgate de proteger a Shikamaru.

Luego miró al frente, preparado.

—¡Kakuzu! —dijo Hidan—. No te atrevas a interrumpir, me haré cargo de este por mi cuenta, ¡se nota que le importa a la chica! Esto es perfecto.

Intentaba no mostrar algo que la hiciera ver débil, pero parece que era imposible. Ese tipo psicópata, la estaba molestando desde hace rato, la preocupación porque su maestro fuera... era tonta, no era necesario hacerse la heroína, todo hubiera acabado bien.

—Ino —dijo Asuma—. ¿No sería mejor retirarnos, planear una nueva estrategia?

Ino quedó impactada, como si hubiera leído su mente.

—Sí... —dijo.

—Eso no es posible, no nos lo dejarán tan fácil. —dijo Asuma—. Te diría que te lo dije, pero estoy muy enfocado en el sujeto como para distraerme, pero... todos ustedes son un buen equipo, hemos soportado crisis peores. Sigamos el plan inicial, solo la parte de ti y de Shikamaru, revienta su cabeza, no va a seguir hablando.

Ese halo de madurez lo rodeaba, por ello, se sintió más lejano.

Le hizo recordar de la persona que la rechazo, pero, no había tiempo para pensar en eso ahora, tan solo, asintió vigorosamente, dispuesta a hacer lo necesario.

—¿Lo vez? ¿Ves esos ojos, Kakuzu? —dijo Hidan—. Ella tiene potencial y no solo me refiero a su cuerpo, me encantaría volverla una adepta...

—Bien, mientras haces eso, pondré al objetivo en un lugar seguro —Kakuzu levantó a la Jinchuriki y desapareció.

El grupo de Konoha solo pudo suspirar con impotencia ante tal acto, Kakuzu reapareció nuevamente

—Si todo sale bien también la traeremos —dijo Shikamaru—. Por ahora... nos encargaremos de nuestras vidas.

Asuma tronó su cuello y avanzó.

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