Capítulo 34: Observen bien

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Shikamaru deslizó su pie izquierdo hacia un costado, al mismo tiempo, Hidan retiró su pie del círculo, a diferencia de la veces anteriores, esta vez se mostró preocupado, ansioso.

«Esa sombra no solo detiene al oponente...», pensó Kakuzu, «También puede controlar los movimientos del rival».

—¿Qué vas a hacer? —dijo Ino.

—¡Haré que salga de ese símbolo que ha dibujado! —dijo Shikamaru—. Ese el secreto de su técnica, la maldición se cancelará. Observa su guadaña, tiene tres puntas, solo puede realizar un ataque con ella, pero mejora su radio de acción y la precisión, solo es necesario que realice un ataque, no hay otra razón, si puede producir heridas... entonces está bien para él.

—¿Qué tienen que ver esas heridas? —dijo Choji.

—La sangre —dijo Shikamaru—. Con ella establece la maldición, solo necesita saborear la sangre del enemigo.

Asuma se levantó del suelo, el semblante de quien comprendió algo, mirando soberbio a Hidan, quien no pudo evitar sudar, apretaba los dientes.

—Cuando saboreó la sangre, cambió de color —dijo Shikamaru—. Después, se introdujo en el símbolo, es porque es importante que lo hace, incluso, se atrevió a decir: "Los preparativos están listos", necesita el círculo para que su maldición este completa. Es fácil de deducir, el tipo es muy abierto.

«No es solo eso... hacerlo en una situación como esta...», pensó Ino, «Que genial eres...».

—¡Mocoso! ¡Te mataré! ¡Eres insignificante! —dijo Hidan—. ¡Que te quede claro! ¡Luego te mataré! ¡No quedará nada de ti!

—¡No tendrás un luego! —respondió Shikamaru.

Se movió más, hacia la izquierda, logró su objetivo, Hidan salió del círculo.

Sudando, con sus ojos entrecerrados, Shikamaru seguía con la técnica.

Asuma aprovechó el momento, sacó un shuriken de su casaca, lo sostuvo entre sus dedos, voló por los aires, perforó el rostro de Hidan.

Una línea de sangre que manchó el piso, Asuma se revisó a sí mismo, no había nada, no había dolor.

«¡Bien!», pensó Shikamaru.

De inmediato, sogas salieron de las sombras, ataron aún más a Hidan.

—Asuma-sensei... rápido —dijo Shikamaru—. Sus ordenes...

Asuma se levantó, sus pies todavía adoloridos, levantó la [Cuchilla de Chakra] hasta por encima de su cabeza.

—¡Kakuzu! —gritó Hidan—. ¡Muévete! ¡Ayúdame!

—Te dije que no bajaras la guardia... —Hidan se preparó—. Te dije que te ayudaría y te negaste...

—¡Ino! —gritó Asuma.

El filo de su arma cortó el aire al instante, su cabeza decapitada se elevo, en vertical, un corte limpio.

Ino entendió eso al instante, corrió, se acomodó los guantes enfocó su puño, sin embargo, eso fue un error.

Escuchó un grito detrás de ella, era Chouji, miró de reojo a Kakuzu, su brazo extendido, hebras, parecido a los tejidos que formaban la ropa se levantaron, chocaron contra el cuello de su compañero.

«Lo siento, lo siento».

Ino apuró el pasó, saltó, su brazo se contrajo, directo a la cabeza.

—No me he olvidado de ti, niña —Kakuzu apuntó hacia ella.

La asfixia, el dolor, era sostenida por su cuello, Kakuzu lo había hecho, el brazo de hebras la llevo en dirección de los árboles.

Naruto Shippuden / IridiscenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora