Capítulo 90: Sobre lo que ocurre en la arena (2)

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Tsunade estaba un poco atada de manos, desde que se había aceptado su solicitud para una alianza estratégica contra Uchiha Madara, el papeleo había aumentado descomunalmente desde la semana pasada, ahora tenía a cuatro ayudantes suyos de extrema confianza a su alrededor, leyendo y poniendo sus brazos en mesas que habían sido traídas de diversos lados.

Existían salones donde uno podría preparar la estrategia militar, pero nadie confiaba del todo de Hajime si este no estaba al lado de Tsunade, además, con la imposibilidad de otorgarle documentos demasiado importantes como ahora, la tarea de preparar una estrategia era llevada a cabo en su oficina, tenía una mesa aparte donde muchas hojas tenían mapas, Hajime escribía y escribía, ocasionalmente se detenía y no volvía a realizar ningún acto, pero eso solo duraba unos momentos.

La oficina de la Hokage se mantenía tranquila, hasta que una mujer abrió la puerta. Una conocida del área de mensajes, que se encarga de registrar todas las misiones que son enviadas, normalmente, por aves mensajeras, claro, en los últimos años se ha encontrado mejores formas de entregar mensajes a larga distancia, pero hasta que sean de uso práctico, faltara bastante.

La guerra estaba a punto de comenzar y todos lo sabían, incluido la mujer, por eso no toco la puerta, porque el mensaje lo consideraba lo suficientemente importante. Tsunade recibió la carta, rompió el sello que la contenía. Hajime seguía escribiendo y Tsunade leía. Fue entonces, cuando esta comenzó a temblar, un tanto confundida por tal explicación, esto era algo que no se podía tomar a la ligera de ningún modo.

La Hokage observó con cuidado y un poco de temor a Hajime, tragó saliva, negó con su cabeza, revisó la carta, el sello oficial de Sunagakure se encontraba ahí, junto a la firma del Kage.

—Puedes retirarte —Tsunade ordenó.

La mujer hizo una reverencia y se retiró de la sala, Tsunade titubeó unas palabras.

—Considera algo... —Tsunade comenzó a explicar.

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—Hogar, dulce hogar —dijo Chiyo abriendo ambos brazos.

Por fin llegaron ella y sus guardias a Sunagakure, luego de la reunión que tenía con los Kage. En el lado Oeste de la aldea, los guardias abrieron la puerta al verla llegar. Chiyo estaba acompañada por Ebizo y Kankuro, quienes asintieron con cansancio.

Avanzaron por las calles, los aldeanos les dieron un recibimiento cordial a su llegada, también con saludos alegres al igual que ninjas al ver llegar a su máxima autoridad. Chiyo levantó su mano devolviendo el saludo en varias ocasiones.

—Kasekage-sama, con su permiso —dijo Kankuro—. ¿Puedo retirarme ahora?

—... Está bien —dijo Chiyo—. Lo concedo, ¡de todos modos Ebizo hace el papeleo!

Chiyo no contuvo su risa al burlarse de su hermano, este la reprendió por esas palabras. Kankuro también sonrió un poco, pero no duro tanto, se fue en aquella dirección.

Ebizo no le apartó su vista cuando se marchó.

—Debe ser difícil de olvidar —dijo Ebizo—. Incluso hoy, además de él, varias son las personas que siguen yendo a darle homenaje al Kasekage anterior.

—Ha hecho una buena gestión —dijo Chiyo, caminando en dirección a su edificio, que recién había sido reconstruido.

—Es bueno saber que su generación parece llevar esto por buen camino —Ebizo siguió a su hermana—. Sobre Kankuro, no me imagino que dolor debe sentirse.

—¿Qué dolor?

—El de perder un hermano,

—Eso es parte de la vida —dijo Chiyo—. Una vida por una vida, no estoy segura de esto, pero si alguien muere en algún lugar, otro nacerá en otra parte, así es como funciona el ser humano en sociedad.

Ebizo rió, trató de esconderlo, sin embargo, para los agudos oídos de su hermana no fue suficiente.

—¿Qué es tan gracioso?

—Me parece que te estás ablandando un poco —dijo Ebizo—. Hace unos meses, no hablarías de ese modo.

—La verdad es la verdad —dijo Chiyo—. No se puede ocultar.

Chiyo observó de reojo algunas casas, varias aún seguían en proceso de reconstrucción y faltaría bastante, aún así, con el sudor de su frente, saludaron a la Kasekage con una sonrisa.

Cuando llegaron a la oficina, se sintieron un poco más tranquilos. Ebizo se sentó y comenzó a rellenar los papeles con mucho cuidado, Chiyo cruzó los brazos detrás de su espalda, con Sunagakure en sus ojos.

—¿Entonces, que haremos? —preguntó Ebizo.

—¿Sobre qué?

—La alianza, debemos de estar preparados para ella, así que debería de dar la señal para comenzar, este trabajo tú y solo tú debes hacerlo, hermana.

—Lo sé, solo no se me ocurre nada —dijo Chiyo—. Con todo el odio que hay hacia Akatsuki, en especial a Mitarashi Hajime, quien se alejó de Konoha. El Concejo no lo aceptará tan fácilmente... ¿deberíamos hacer una purga?

—No digas tonterías, hermana —dijo Ebizo—. Serías una dictadora, de todas las cosas, quisiera que seas recordada bien, como ahora.

—Jaja, no te tomes mis palabras tan enserio, hermano.

Chiyo levantó su mano y sus ojos se posaron en las arrugas y las manchas, había pasado tanto tiempo. Sus huesos le comenzaban a doler, no podía comer como antes y sus reflejos como ninja habían empeorado bastante, aún sí todavía era mucho más fuerte que los ninja promedio de Sunagakure, la condición de Chiyo no mejoraría en lo más mínimo, mientras que de ellos sí.

También, decir en su discurso que solo era Kasekage provisional, ha dejado esperando a varios que anuncie su retirada en cualquier momento.

La puerta fue golpeada varias veces, contestaron: adelante. Baki se mostró de pie, su rostro serio de siempre.

—¡Paki! ¡Mi segunda mano! —gritó Chiyo.

Baki suspiró, como alguien que ya ha aceptado un destino.

—Kasekage-sama, el Concejo le llama, han convocado una reunión —dijo Baki—. La acompañaré para llegar.

—¿Quieres que...? —preguntó Ebizo.

—No gracias —interrumpió Chiyo—. Seguro es solo para que adelante mi salida del puesto, ya lo tengo cubierto.

Baki abrió los ojos, pero no pronunció palabra.

—¿Qué harás? —preguntó Ebizo.

—Conseguiré tiempo —dijo Chiyo—. Hoy en la noche, pensaremos en la mejor alternativa.

—Entiendo.

—Muy bien —Chiyo sonrió—. ¡Vamos, Waki!

Chiyo tocó el hombro de Baki.

Naruto Shippuden / IridiscenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora