Capítulo 48: ¿Continuamos?

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Era demasiado bonita, al punto que sentía que su corazón iba a volcar. Dormía suave y plácida en su cama, tapada por los muebles. Naruto estaba a su costado, debido a las constantes persecuciones de Chunin en su infancia, superar algo como esto no es nada difícil.

Naruto contuvo la risa que intentaba salir, Hinata estaba roncando bajo las sábanas, nunca la había visto de ese modo, otra anotación mental para recordar como es ella.

Estaba de pie y a la derecha de ella, agitó el cuerpo de Hinata, pero no despertó fácilmente. Sin embargo, solo al percatarse de lo que acababa de hacer, de lo que está haciendo, un terror lo embargó.

Había entrado al clan Hyuga, sin permiso y está tocando a la hija del líder.

«¡¿Qué voy hacer?!», pensó Naruto, aterrado, «¡¿En primer lugar por que hice esto?!».

Sus dos manos estaban sobre su cabeza y su mandíbula se caía. Hinata dejó de roncar y se volteó, confundida y con los ojos entrecerrados.

Sus ojos blancos como la luna de hoy, notaron la presencia de Naruto, entonces, fue que emitió un chillido.

Naruto cubrió su boca de inmediato y Hinata abrió más los ojos.

—L-Lo siento, esto... no es lo que piensas —dijo Naruto, sudando frío.

Hinata asintió, como más calmada y entendía la situación, Naruto dejó de sostener su boca.

—¿Sabes? No me esperaba esto —dijo Naruto—. En realidad... no sé po...

—¡¿Hinata?! —escuchó desde fuera—. ¡¿Hinata?! ¡¿Qué paso?!

—N-Naruto-kun, ¡escóndete! —dijo Hinata—. ¡Te matará! ¡Mi padre te matará!

—¿Moriré? —Naruto se señaló a sí mismo.

Hinata empujó la cabeza de Naruto y este se metió debajo de la cama. Había telarañas por todos lados, su cuerpo apenas y cabía abajo, dio un masaje a su frente, debido al momento de entrar se golpeó.

—¡Hinata! ¡¿Por qué gritaste?!

—¡Padre! —gritó Hinata—. Estoy bien, solo fue un pequeño mal sueño... sabes que me pasan estas cosas de vez en cuando.

Ese era Hiashi, líder del clan Hyuga.

—¡Hermana! ¡¿Estás bien?! —dijo Hanabi—. ¿Hay algún intruso? ¡Lo mataremos!

—Estoy bien, no te preocupes —dijo Hinata—. Lamento las molestias.

—Jum... al parecer si estas bien, al menos eres tú... —dijo Hiashi—. ¿Pero haber gritado así? Hija, ¿quieres que...?

—¡No padre! —dijo Hinata—. Tienes mucho trabajo mañana y estás cansado, Hanabi es una niña. Pueden ir tranquilamente, los tendré a ustedes en sueños.

—Hija... —dijo Hiashi, conmovido—. Entonces nos iremos.

—Hasta luego, hermana.

Sus pies se alejaron y la puerta corrediza se cerró, Naruto finalmente pudo respirar.

—Naruto-kun, ya puedes salir —dijo Hinata.

Naruto rodó por el suelo, telarañas por su cabeza. Hinata terminó riendo al verlo en ese estado.

—No te burles de mi —murmuró Naruto.

—Lo siento —dijo Hinata —. Te ayudaré.

Hinata quitó las sabanas de su cuerpo y sacudió el cuerpo de Naruto, hasta dejarlo lo más presentable posible.

—¿Qué te trae por aquí? —preguntó Hinata.

—Tú sabes... —dijo Naruto—. Caminaba en medio de la noche en Konoha y mis pies me trajeron aquí...

—Supe que habías llegado a Konoha hace varias semanas —dijo Hinata, mientras hacía un rostro complicado.

—Sí, estuve ocupado... por ejemplo hace días hablé con el Tercero, la misión de... —Naruto dudó de contar eso—. La misión del rescate de... en fin, luego de eso estuve entrenando.

—Ya veo —Hinata se sentó en su cama—. ¿Naruto-kun?

—Um... —Naruto se sentó en el suelo, apoyó su cabeza en la cama.

—¿No me querías ver? —preguntó Hinata.

—¿Ah? ¡No, claro que quería verte! —dijo Naruto.

—¿...Sí? Entonces... porque dices eso...

—Lo siento, no hablo muy bien —dijo Naruto—. Espero que entiendas lo que quiero decir, tan solo observando entre líneas.

—A veces no me gusta hacer eso.

—Estaba aterrorizado —dijo Naruto—. Es solo que... tú eres... fuiste... mi enamorada, y me aterra decir algo malo, que pueda herirte, solo con mi presencia que las cosas vayan mal para ti, que te hagan daño.

—¿Fuiste? —preguntó Hinata—. Naruto-kun, dije que te esperaría... ¿no quieres continuar con lo que dejamos antes de que fueras?

—No sé... ¿tú quieres?

Hinata sonrió.

—Ya te había dado mi respuesta —dijo.

—Se sintió bien —dijo Naruto—. Tener alguien con quien conversar en el hospital, em... ¿cómo digo esto?

Naruto se sonrojó.

—Yo quiero continuar —dijo Naruto—. Em... siento no haber venido a conversar contigo de inmediato.

Hinata sobó el cabello de Naruto.

—Yo también tengo en parte culpa —dijo Hinata—. Ambos nos hemos herido, supongo que estamos a mano.

Por varios minutos, ninguno de los dos conversaron entre ellos.

—De hecho, Hinata, ¿puede decir algo?

—Adelante.

—Yo tengo a esta chica —dijo Naruto—. Hace poco, antes de llegar aquí, ella se detuvo y creo que intentó decirme algo.

—¿Estaban solo los dos? —preguntó Hinata.

—Estábamos en una calle, los dos solos.

—Se te iba a declarar, lo más probable —dijo Hinata—. ¿Me quieres?

—Sí.

—Que bien, entonces puedes quedarte con ella y conmigo.

—¿Eh? —Naruto dijo incrédulo—. ¿En serio?

—Por supuesto que no, Naruto-kun, deja las cosas claras con ella —dijo Hinata—. Aunque... gracias por decirme.

—Cualquiera le diría a alguien que le gusta los acercamientos de otro.

—No creas, he estado leyendo estás novelas —dijo Hinata—. Donde el novio termina siendo infiel en siete oportunidades ¡siete!

—Lees cosas raras.

—Jaja... me lo han dicho muchas veces —dijo Hinata—. Por eso leo a escondidas.

—Bien por ti... ¿te has dado cuenta que roncabas?

—¿Eh? —Hinata se sonrojó—. Y-Yo...

—Así es, yo te escuché, estará grabado en mi corazón.

—Ah... que vergüenza —Hinata tapó su rostro.

En medio de esas conversaciones, que solo ellos dos eran protagonistas, ambos se despidieron con cierta nostalgia, en ese momento, los dos estaba de pie muy cerca del otro. Naruto veía los labios de Hinata y ella parecía tan bien deseosa.

Naruto, sin embargo, solo besó su rostro y se fue.

«Muy vergonzoso, muy vergonzoso...», repitió Naruto.

Naruto Shippuden / IridiscenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora