Capítulo 95: Voluntad

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Era la habitación de Ino, una cama grande y fotografías de su familia entera colgadas con clavos en las paredes, una pequeña mesa de noche donde aguardaba un libro, el color oscuro marrón, Ino apoyaba ambos brazos en la cama para evitar echarse, Karin en el suelo y apoyada sobre la pared, Sakura sentada en una silla de madera.

—Esto parece un cementerio, un poco de alegría chicas —dijo Ino—. ¿Qué tal esto? ¿Qué tal su semana?

—Me parece que no entiendes la situación, él ha vuelto... —dijo Karin.

—¿Para qué nos llamaste? —preguntó Sakura.

—Calma, calma, todo a su momento —Ino apaciguó con sus manos—. Tenemos que retomar esa tregua que hicimos entre nosotras.

Con el jutsu [Henge], ambos ocultaron sus apariencias, Karin tomó la apariencia de una mujer adulta, de cabello rubio y con ropa que ocultaba buena parte de su piel, Hajime adoptó la forma de un hombre sereno, de ropas comunes de un aldeano. Ambos marcharon por las calles de Konoha, tenían un helado en sus manos, observaron las tiendas, llegaron al parque

—Como te dije, no hay nada interesante que yo haga —dice Karin—. Suelo visitar los puestos de Ramen, pero cuando Teuchi hace mejor sus platos es en la noche, comer en ese momento es delicioso.

—¿Tregua? ¿A qué te refieres con tregua? —dijo Sakura.

—Esta conversación me está molestando un poco —dijo Karin—. Sé directa.

Ino comenzó a reír como si hubiera escuchado lo más gracioso del mundo, se paró y abrazó a Karin en el suelo, esta achicó los ojos y refunfuñó.

—Tú eres la más seria aquí, tranquila, tranquila —dijo Ino—. ¿Qué tal si tú vas, entonces? ¿Qué dices, Sakura?

—Tienes razón, me gustaría ir a la tienda de dangos también —dice Hajime—. Al menos antes de que esto comience...

Sakura titubeó y no dio una respuesta hasta pasados varios segundos de silencio, ella parecía recordar cosas que le provocaban dolor.

—Lo prometiste, no hablarías sobre esos asuntos, es solo tú y yo sin preocupaciones —dice Karin—. Sobre lo otro... lamento informarte que han cerrado la tienda, a Konoha no le encantan los dulces al parecer.

—Es que es muy duro —Sakura tapó su rostro—. Lo siento, no sé lo que me pasa.

—¿Por qué lloras? —dijo Karin—. ¿Qué puedes esperar de él? ¿Por qué sigues sufriendo por él? Yo no quiero ir, me rehúso. Tú anda, Ino, no me involucres en estas tonterías, eso que sentía... se ha esfumado.

—Eso es triste —Hajime tapó su rostro—. Lo siento.

Karin sabía que no lloraba por la tienda cerrada, ¿qué estaría pasando por su cabeza? No merecía la pena lo que hacía, tampoco entendía porque se sentía forzado a hacer esto. ¿Ella le estaría haciendo daño? Como cambian los papeles.

—Si voy yo sería injusto, si va ella no podría, si vas tú, podrías conseguir la verdad —dijo Ino—. Eso es lo que espero de él. Todavía es vulnerable y estoy seguro que está ahí en alguna parte, uno no puede ocultar su máscara por mucho tiempo, en especial por alguien querido.

—Ya, ya —Karin consoló con su mano, volteó hacia otro lado—. Escucha, nadie nos reconoce, pero es mejor evitar que nos sigan viendo, vamos a la oficina de vuelta ¿de acuerdo? Es mejor así.

—Es un asesino y un molesto ser —dijo Karin—. No merece nada de mi, ni de ustedes, esa promesa que hicimos hace un tiempo, es muy tonta la verdad.

Y ella ocultó su rostro en su espalda, mientras derramaba las gotas que salían de sus ojos y que negó con todas sus fuerzas evitar que salieran.

—¡Ya me cansé! —dijo Ino—. ¡Saco la billetera! ¿Cuanto quieres? ¿Qué quieres? Tengo unos asombrosos cinco yenes, pasarás a ser la mujer más rica del mundo.

Estaban frente al otro, separados una distancia considerable, sabía que los ojos de ambos estaban rojos, aunque no habían deshecho el [Henge].

Karin no iba a dar el primer paso, aunque... ¿qué primer paso?

—¿Qué... quiero? —dijo Karin.

—¡Exacto! —dijo Ino—. Si pudieras decir eso en voz alta sería lo mejor, nadie te presiona, pero te voy a golpear bien fuerte si no me lo dices en este instante.

—Lo que quiero no es importante —dijo Karin—. Las cosas que quiero se van de mis manos ni bien las quiero, entonces... ¿qué importa? ¿qué importa si me siento terrible todos los días? No hay nada que pueda hacer para sentirme mejor de ningún modo, nada me hará cambiar quien soy.

Karin deshizo el [Henge], cruzó sus brazos y observó fijamente a Hajime quien desvió la mirada, hizo unos sellos, y deshizo la transformación.

—Eso... —Sakura bajó la cabeza—. No estoy de acuerdo contigo, habrá días en que te sientas terrible, que sientas que no has mejorado nada, pero tal vez el día siguiente será mucho mejor que ahora. Lo sé por experiencia.

Karin desvió los ojos también.

—¿Y él que tiene que ver en todo esto? —dijo Karin—. ¿Cómo él está de algún modo conectado a mi? ¿Qué puede hacer por mí?

—No es sobre él —dijo Ino—. Se trata sobre nosotras y en este caso, sobre ti.

—Esto se ha vuelto un poco incómodo... —Hajime rió, intentando apaciguar el ambiente—. Lo siento.

—Lo sé —dice Karin—. Solo me estoy cansando un poco, no digas "lo siento" tantas veces, me molesta... algo.

—No se trata de que pueda hacer algo por ti —dijo Ino—. Se trata de que tú puedas hacer algo por ti.

—¿Hacer algo por mi? —dijo Karin—. Yo lavo, me cocino, me ducho, hago todo lo que puedo para...

—No seas graciosa pues —dijo Ino—. Sabes a lo que me refiero, haz caso a Sakura, puedes hacer mejor las cosas.

—¿Necesito hacer algo mejor? —dijo Karin—. ¡Ja!, también, Sakura, no es por ofenderte pero... lamento decirte que yo he esperado día tras día a que las cosas mejoraran... ¿te digo mi avance? Pondré un cero gigante en un papel y te lo daré.

—El método funciona —dijo Sakura—. Mientras tengas voluntad para hacerlo.

—¿Todavía sabes hacer dangos? —dice Karin.

—Más o menos... —dice Hajime—. Tendría que leer la receta de nuevo...

—Entonces hazlo algún día de estos —dice Karin—. También a Anko le encantaría.

Karin golpeó el pecho de Hajime, débil, como un saludo, levantó la cabeza, sonrió.

—Tu sonrisa da algo de miedo —dice Hajime

—Jajaja, que malo.

Naruto Shippuden / IridiscenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora