Capítulo 68: Felicidad y malestar

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Cuando Naruto salió del árbol, encontró a Karin.

—¡¿Cómo es que estás aquí?! —dijo Karin—. ¿¡Qué pasó?!

—Me ha pedido un tiempo —dijo Naruto—. Se lo concedí.

Karin abrió los ojos, agarró los hombros de Naruto y lo zarandeó.

—¡¿Qué?! —dijo Karin. Pero...

—Tranquila prima —dijo Naruto—. Me dijo por favor, así que estará bien. Yo... tampoco estaba listo...

Su semblante melancólico, Karin desistió de seguir preguntando. Naruto todavía estaba dolido y tal vez en su estado actual, en un ataque de ira, mataría a Pain, un poco de aire libre no le haría mal.

Fue entonces, que un grito fuerte se escuchó dentro del lugar, madera rompiéndose.

—El muy hijo de... —dijo Naruto.

Ingresó sin importarle nada, si tramaba algo, la tendría más difícil, debía de recordar también que Sasuke aún seguía luchando, no debía de complicarle las cosas.

De nuevo en este lugar, ahora acompañado de Karin. La mujer no estaba por ninguna parte, en su lugar, un agujero en la pared, del tamaño suficiente para que un humano ingrese.

Nagato lo miró directamente, como si estuviera decidido a hacer algo.

—[Gedo Rinne Tensei no Jutsu].

—¡¿Qué crees que estás haciendo?! —gritó Naruto.

En un instante, su cabello se tornó blanco, su rostro como si hubiera envejecido varios años.

«¿Un jutsu que requiere la vida?», Naruto chasqueó la lengua, «Me descuide...».

Iba a atacar a Nagato, para detener cualquier cosa que estuviera haciendo.

—¡Naruto-san, espere! —una babosa se deslizo desde su espalda.

—¿Katsuyu? —dijo Naruto.

—Los aldeanos... están reviviendo —Katsuyu sonó muy feliz.

—¿Reviviendo dices? —preguntó Karin—. ¿Cómo es que...?

—¡No lo sé! —respondió Katsuyu—. ¡En serio no lo sé! ¡Pero... es tan agradable!

Karin se concentró de nuevo en sentir el chakra en Konoha.

—Tiene razón... —Karin habló con sorpresa—. Están apareciendo... los noto, gente que...

Ambos se hicieron a un lado, un cúmulo de papeles se agrupó al lado de Pain, era la mujer de antes.

—Nagato... Nagato... —dijo Konan.

Sin embargo, no respondió, ella acercó su rostro a su pecho, se alejó, se derrumbó en el suelo.

—Nagato... —Konan tapó su rostro.

Un sollozo leve, con gotas cayendo al suelo y mojando la madera.

—¡¿Qué has hecho?! —gritó Konan, se levantó, tocó el pecho de Naruto—. ¿Por qué hizo esto...?

—Yo no hice nada —dijo Naruto—. No sé a lo que te refieres.

—Tú... con tus extrañas palabras... se comportaba raro y luego....

Konan levantó su mano y ocultó su rostro derecho, Karin tomó precauciones.

—No confío en ti, Uzumaki Naruto —dijo Konan, desvió los ojos.

—¡No te dejaré escapar! —gritó Karin.

Naruto detuvo su acción, negó con la cabeza.

—Deja de hacer eso... ¡esta mujer es una asesina! ¡ha cometido innumerables crímenes! ¡está condenada!

Naruto Shippuden / IridiscenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora