Capítulo 60: ¿Qué has hecho?

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Los escombros, apilados sobre su espalda, se movieron a un lado dando pase. Eran empujadas del interior de Katsuyu, hacia el exterior de Konoha.

Raspaduras de las pequeñas piedras desperdigadas en el suelo, de alguna forma logró mantener siempre a Ino sobre su cabeza. Revisó el cuerpo de su amiga, está tenía los ojos cerrados y unos cuantos moretones que se harían visibles después.

«Esto es todo tu culpa», pensó Inner, «la tenías cerca a ti y no la protegiste, que buena amiga eres, en serio».

Miró con esa atención suplicante a su amiga, sus dos manos sanando las heridas que tuviera, esta reaccionó en poco tiempo.

—Ah... no puedo... no me puedo levantar.

Ella miraba al cielo, su cabello amarillo en el suelo, con su mano agarrando su estomago.

—¿Estás bien? —preguntó Sakura.

—Perfectamente —dijo Ino.

—Me refiero, a que si tienes heridas graves —dijo Sakura.

—Sí, estoy bien.

No sacó la mirada de Ino, tan solo enfocada en su rostro, como si nada más importara.

—Mira a tu alrededor —dijo Ino.

—Mi prioridad eres tú —Sakura apretó sus puños—. No lo haré.

—¡Que mires a tu alrededor, maldita! —gritó Ino.

Sakura hizo caso, el peso de la sensación de los cuerpos heridos alrededor de ella, algunos, solo con un vistazo, no lo habían logrado.

Escuchaba los pedidos de ayuda de todas partes, en las casas derrumbadas, en un árbol caído, incluso un pequeño incendio en un lugar alejado.

Pero lo más sorprendente, era el agujero enorme en el centro de la aldea, ocupaba varias cuadras, el hombre que había hecho eso estaba ahí, el líder de Akatsuki, no daba señales de marcharse.

«¿No sería mejor huir?», pensó Inner, «Esto es terrorífico, ¿por qué molestarse? Mis padres se fueron».

Sakura tapó su rostro con ambas manos.

—Deja de hacer eso —dijo Ino—. No puedes llorar, no ahora. Después podrás hacerlo.

«¡¿Quien te has creído tú?!», pensó Inner, «¡Lloraré porque se me da la gana! ¡No me lo vas a impedir!

—Hay gente que te necesita, amigos cercanos —dijo Ino—. No les puedes fallar, no ahora que todo está mal.

—¡Te estoy protegiendo, tonta! —gritó Sakura, al borde de las lágrimas—. ¡Deja de darme ideas!

—Enfréntate a la guerra —dijo Ino, moviendo su cuerpo en el suelo, derecha e izquierda.

«¿Patética?», pensó Inner, «Me iré, no me quieres aquí, no hay razones para quedarme por aquí».

—¡No te perdonaré! —Sakura escuchó una voz furiosa a su izquierda.

Tsunade saltó desde su posición hacia el frente, estaba lo suficientemente cerca para que Sakura notara su presencia.

La sangre chorreaba desde su brazo izquierdo, su cabello estaba desordenado, parte de su ropa se había roto.

No estaba en las mejores condiciones, pero eso no era lo peor, lo peor pasaba en su frente.

«La marca no está...», pensó Sakura.

Luego, recordó a Katsuyu, la invocación de Tsunade, el porqué no se lastimaron tanto como deberían.

«Tsunade-sama... debe haber usado el [Souzousaisei], para brindar suficiente chakra a Katsuyu y no muriera», pensó Sakura, «Dado esto... ella... no podrá...»

«Patética», pensó Inner, «Ir a luchar sabiendo que morirá, es demasiado patética, hay que tener un ápice de inteligencia al menos».

—¡Te destruiré, Pain! —gritó Tsunade, señaló.

—No tengo ninguna intención de alargar esto —dijo Pain, levantó su mano y extendió sus dedos—. Pero si insistes... ¡[Bansho Tenin]!

«No, por favor... alguien... por favor...», pensó Sakura.

—¡Alguien... ayude... por favor... ella...!

Sakura observó a los alrededores, pero nadie contestó.

Tsunade, como si fuera atraída por un imán, se elevó por los aires, se dirigió a Pain, este tomó su cuello y lo estampó contra el suelo.

El polvo se levantó, al final, Tsunade hacía movimientos suaves en el suelo, pero sin levantarse.

Pain pateó su cuerpo y este se elevó y cayó lejos de él.

—En tu estado actual —dijo Pain—. Es mejor si te sacamos del sufrimiento, porque serás peligrosa en el futuro, estoy seguro de ello.

Una resplandor en su manga derecha, un tubo negro.

«Es el fin, es el fin», pensó Inner, «¡Moriré! Vendrá aquí y...».

«Tsunade-sama... yo...», pensó Sakura,

Recordó ese momento en que ella extendió su mano y sobó su cabeza, como la guiaba mientras entrenaba en controlar su fuerza, los momentos que pasaron Ino, Karin, Tsunade y ella, como a veces se sentía patética y la consolaban.

Esos recuerdos vinieron en fila, en forma de dolorosa agitaban su mente, luego como punzadas en su cuerpo la herían.

—¡¿Por qué soy patética?! —Sakura golpeó el piso varias veces, su fuerza descomunal hizo que el suelo temblara—. ¡Me propongo a mejorar, pero aún así... huyo!

«Alguien vendrá», pensó Inner, «Solo tienes que esperar...».

—¡Maldición! —gritó Sakura—. ¡Tsunade-sama! ¡Te salvaré!

«¡Entonces ve de una vez, tonta!», pensó Inner.

Sakura agarró una piedra enorme que estaba en su camino y, sosteniéndola con su mano derecha, saltó hacia el campo inhóspito.

Estaba al frente de Pain, este se sorprendió al inicio, aunque luego le quitó importancia, esos ojos morados la examinaban, lanzó la enorme piedra, pero volvió a alzar su brazo y la destrozó al instante.

Sakura se giró y fue a atender a su maestra, como sospechaba, estaba muy debilitada, le quedaba un poco de chakra.

—En circunstancias normales —dijo Tsunade, mientras era atendida—. Hubiera acabado con él.

—Es porque se esforzó demasiado, Tsunade-sama —dijo Sakura.

—Lo sé, pero no me arrepentiré de esa decisión —Tsunade se sentó—. Además, gracias.

—¿Esa es tu alumna, Tsunade-san? —dijo Pain—. La misma fuerza descomunal que mostraste esa vez, es la misma.

—No tiene nada que ver contigo —dijo Tsunade.

Sakura terminó de detener el sangrado en el brazo de Tsunade, todavía no estaba completamente curada, aunque estaba mejor que antes.

Se giró y colocó frente a Pain, con Tsunade detrás de ella.

—¿Cuál es el plan? —dijo Sakura, acomodó sus guantes.

—... Vete, haré esto sola de algún modo —dijo Tsunade.

—¿¡Qué!? —gritó Sakura—. Usted de ningún modo puede luchar en estas circunstancias.

—He fallado como ninja médico, en teoría, el enemigo no debería tocarme, soy un desastre —Tsunade limpió la sangre de su cara—. Pero tu todavía puedes hacer mejor las cosas que yo...

Tsunade intentó apoyar su brazo en el suelo, pero ante el dolor no pudo sostenerse.

Pain miró este comportamiento y, como si lo considerara innecesario, habló:

—No tengo ninguna razón para quedarme aquí —Pain dio la vuelta—. Su odio no es relevante para mí.

Cinco caminos se reunieron a su alrededor, cada uno de similar aspecto a él.

Naruto Shippuden / IridiscenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora