Capítulo 93: Patético

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La situación era algo inestable y no sabía la razón del porqué, a sus pies, el cuerpo de una mujer estaba sobre el suelo, comprobó su pulso y halló que estaba muerta. Dio la vuelta a su cuerpo, ese rostro lleno de arrugas, el cabello morado, era Chiyo-baasama, pertenecía a la generación anterior de ninjas.

«¿Qué está pasando?», pensó Gaara.

Sus ojos se toparon con un pergamino y una carta.

"Debes de vivir a toda costa"

Esa fue la primera línea que leyó, Gaara todavía estaba confundido y con un dolor de cabeza, estas palabras solo lo hicieron sentir más aturdido. Había varias dudas que carcomían su mente y que no podía responder, fue por ello que siguió leyendo.

"La vieja decrepita a tus pies es Chiyo, Kasekage en funciones que tomó tu puesto mientras estabas perdido en algún limbo o en lo que sea que creas. Ahora, creo que entiendes por donde va la idea, yo ahí y tú aquí, he sacrificado mi vida y necesito que sobrevivas a toda costa. No vayas a la ventana y agacha tu cabeza".

Gaara revisó la carta dándole la vuelta y viendo la letras y el sello, todavía desconfiaba, podría ser una trampa, pero ahora esto era lo mejor que podía hacer y no le quedaba de otra, acataría lo que ponga la carta si tenían cierto sentido en su mente.

"Intrusos han llegado a Suna, son Akatsuki, puede que quien te mató se encuentre entre ellos, mi hermano se ha asegurado de evacuar a todos en el lugar, así para preservar vidas a cambio de los bienes, para estos momentos, aunque no lo sepas, han muerto los ninjas más fieles a tu cargo si no escuchas nada a estas alturas".

Efectivamente, no escuchaba nada, Gaara tampoco podía usar [Ojo del desierto] porque de algún modo, ninguno se encontraba disponible.

"En caso de emergencia, todos los Kage tienen un escape de emergencia o salida de su aldea, no sé hasta que punto será cierto esto, sin embargo, nosotros poseemos uno y eso es lo que importa".

Bajo las instrucciones de Chiyo, agarró el pergamino de guardado y la caja metálica desapareció. Gaara colocó el pergamino en su chaleco, dio un último vistazo a Chiyo antes de marcharse.

La verdad, las intenciones de escapar le eran desagradables, sino fuera por el recuerdo de Hajime, quien podría estar con ellos, iría a defender Suna, pero, bajo esa posibilidad, es mejor no arriesgar su vida.

«Aún así, solo escapar...», Gaara se mordió el labio.

Ocultó su frustración de modo que pudiera concentrarse en estos momentos, la carta marcaba hasta un punto clave. Tenía que llegar hasta el piso ocho, donde había un túnel en caída libre que llevaba hasta un pasadizo que llevaba fuera de Suna.

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Tobi avanzó con su grupo hacia la Arena, cuando se cumplió el tiempo establecido, Deidara sonrió complacido he hizo explotar el desfiladero con una de sus explosiones. Los pedazos de tierra y roca cayeron por los suelos. Un grupo de ninjas se formaban en posición.

—No son más que ellos —bufó Deidara—. Lo he comprobado.

—Es verdad —dijo Zetsu—. Este grupo es lo único que queda de esta aldea.

—Ya veo —Tobi habló con voz grave, un tanto pensativo—. ¿Señores? ¿Por qué desean quedarse?

Los ninjas, impávidos, imperturbables, uno tomó la delantera sobre los otros, un hombre mayor, de mirada solemne, lo más probable que un Jounin, tomó la palabra.

—Mi esposa y mis hijos —dijo el ninja—. Puede que sea una trampa, así que nos quedamos para matarlos.

Kisame sonrió con sus diente afilados, Deidara también se burló de aquello.

—Respeto eso —dijo Sasori.

Deidara observó a Sasori como si fuera alguien desconocido.

—El objetivo de la vida es perdurar —dijo Sasori—. Con sus cuerpos frágiles y patéticos, asegurar la protección de la siguiente generación en primordial.

—¡Ah...! ¡Sasori-sensei! —replicó Deidara—. ¿De que sirve perdurar si todo acaba algún día? ¡Mejor es pensar en el presente y lo que puedes hacer con tu efímera vida!

—La vida no es efímera —respondió Sasori, como si Deidara hubiera preguntado algo divertido.

—De todos modos, todos ellos son unos idiotas —dijo Kisame.

—En efecto —dijo Tobi.

Tobi alzó ambos brazos, como si quisiera rodear a todos los ninja que se encontraban frente a él.

—¡Los hubiera dejado escapar! —gritó Tobi—. Yo no soy un mentiroso, hubieran escapado con la gente de afuera si se lo hubieran propuesto y no pasaría nada.

Los ninjas esta vez si se sintieron disgustados, algunos se veían replanteando cosas.

Sin embargo, al final, ninguno retrocedió.

—Aplaudo su confianza en sí mismos —dijo Tobi—. Kisame, haz el favor de acabar con sus vidas, Zetsu, haz lo que ya sabes, el resto vengan a mi lado..

—Entendido —dijo Zetsu.

—Esto no fue lo que prometiste —Kisame desenvainó su espada, la mostró al frente de los ninjas quienes se prepararon.

—Tendrás una batalla digna dentro de poco —dijo Tobi—. En cuanto las fuerzas ninja se preparen, eso es, aunque, no esperaba que la Kasekage optara por la evacuación de toda la aldea, es algo sin precedentes, nos hemos quedado sin mucha mano de obra, pero por lo menos estaremos en buenas condiciones.

Kisame se lanzó hacia los ninjas, se escucharon los gritos decididos y de dolor por todo el campo, Obito junto a Sasori y Deidara avanzaron por la aldea, llegaron al edificio del Kasekage. Las luces estaban apagadas y no habían cosas interesantes por mostrar.

En la oficina, con cuidado, abrieron la puerta, dado que Zetsu informó que la Kasekage no se encontraba entre la gente que se había marchado, puede que se esté preparando para la batalla.

Sasori sobre todo mantuvo su guardia muy en alto, diferente a veces anteriores.

En la sala, una mujer estaba echada en el suelo. Tobi examinó su pulso y supo que estaba muerta.

—Patético —dijo Tobi.

—Muy patético —dijo Deidara, pateó su cuerpo.

Sasori posó sus ojos en la anciana por un largo rato, hasta que finalmente dejo de prestarle atención.

Tobi se sentó en el asiento del Kasekage y cruzó sus piernas.

—Esperaremos hasta que estén satisfechos y lleguen —dijo Tobi—. Luego discutiremos el plan.

Naruto Shippuden / IridiscenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora