Capítulo 65: Revelación

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—¡Nagato! ¡¿Por qué lo hiciste?! —Konan levantó sus brazos en protesta—. Nosotros solo... necesitábamos al Jinchuriki... ¿por qué llegaste tan lejos que la situación se volvió de este modo? Déjame ayudarte, lo capturaremos.

Konan no tenía otra alternativa que ayudar, pese a la omnipotente fuerza de Nagato, usar el [Shinra Tensei] a la escala que lo ha hecho, ha causado secuelas y debilidad en sus conexiones.

—No lo hagas, no te podré proteger —dijo Pain—. Además, solo necesito un poco de paciencia, va a caer, te lo aseguro.

A pesar de que la idea de Konan era perfecta en su mente, Nagato la había rechazado.

En esta ocasión, no entendía lo que le ocurría a Nagato, ni el porqué se había permitido llegar a este estado. Pero desde que no le dio permiso para salir, no lo haría, así eran las cosas. Siguió vigilando el campo de batalla con paciencia.

—Más refuerzos... —murmuró Konan, se mordió el labio.

Karin entró primero al campo, para que Sasuke tuviera oportunidades luego. Cuando estuvo cerca del Kyubi, se aseguró que Pain estuviera muy dañado al punto de que no sería una molestia para ella, cuando por fin estuvo segura, sacó las [cadenas de diamantina], estos sostuvieron con fuerza el monstruoso cuerpo del Kyubi, su espalda cayó al suelo.

Por supuesto, esto no sería suficiente para retenerlo ni por cinco minutos a este ser que lo superaba con creces en chakra, la más mínima oportunidad de victoria era improbable en su mente. Esto los hizo recurrir al Genjutsu, la única alternativa para lograr el control.

El Kyubi también hacía su esfuerzo para liberarse, zarandeaba su cuerpo en todas direcciones. Sasuke se puso en su pecho y un patrón peculiar se formó en sus ojos.

—¡[Chibaku Tensei]! —Pain levantó su manga destruida por la batalla.

—¿Qué...? —Karin hizo un pequeño reconocimiento—. ¡Sasuke sal de ahí!

Las rocas se agruparon alrededor del Kyubi, su objetivo era ambos, capturar al Jinchuriki y a Sasuke, con preocupación, Karin hizo un sello de manos.

—[Kase Bunshin no Jutsu].

Sus clones de inmediato se movieron en dirección de Sasuke, protegiendo a este de todas las rocas que iban hacia él, sin embargo, poco a poco, el Kyubi era encerrado en una capa gruesa de rocas.

«¿Quien... es este tipo?», pensó Karin, el temor recorría su cuerpo.

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—Ven aquí... quita el sello... —escuchó Sasuke.

Esa voz profunda y grave hizo darle escalofríos. La presencia de tal bestia en todo su esplendor, provocó que una gota resbalara por su rostro.

Naruto estaba sentado, con sus rodillas como apoyo. Sasuke, ni bien lo encontró, palmeó su hombro izquierdo.

—Dobe —dijo Sasuke.

No estaba reaccionando, parecía como si estuviera siendo poseído por algo, la parte de su estomago liberaba un sustancia negra que llenaba todo el lugar.

—Derramaste tinta en tu estomago —dijo Sasuke—. Tenías un trabajo, que era escribir tu nombre en el papel y no lo hiciste, patético, dobe.

—¿Quien eres tú? —protestó una voz que iba detrás de una reja infinita.

Al darse cuenta de su reacción, supo que iba por el camino correcto. Sasuke no sabía nada de lo que pasaba, solo sabía que su amigo no se veía muy feliz con la situación y eso era suficiente para él.

—Diré las silabas que conforman tu nombre —dijo Sasuke—. Na-ru-to. Dicho de paso, que tus padres te pongan el nombre del ingrediente de un ramen... en fin, si estás ahí, en algún lado, despierta.

Naruto, quien estaba caminando hacia las grandes rejas, y Sasuke, interrumpido por la voz cada vez más fuerte del Kyubi, ejercían una batalla para mantener la atención de Naruto.

Sus dedos se movieron lentamente hacia el sello de la reja, sin embargo, se detuvo en un último momento.

—¡Soy Naruto! —gritó—. ¡¿Quien te has creído, teme?!

—Soy demasiadas cosas, nunca me podrás alcanzar.

Naruto alzó sus piernas como si un niño hiciera una pataleta.

—¿Tú... cómo...? —el Kyubi habló detrás de la reja.

—Ni idea, Kyubi —dijo Naruto—. Cuando llegue, tenía todos estos pensamientos en mi cabeza, que ni yo mismo lograba comprender, luego de escuchar a Sasuke, todo se agrupó en gritarle...

—¡Cuarto! ¿Cómo...? ¡Ven aquí, te comeré al instante.

—¿Eh...?

Naruto abrió los ojos, Sasuke lo estaba viendo también.

—Hijo, has crecido bastante bien —el Cuarto rascó su rostro.

Tenía la apariencia similar a Naruto, mismo cabello, e incluso examinándolos bien, su rostro era algo parecido, sino fuera por las marcas de gato, no le quedarían dudas a Sasuke.

—T-Teme... este tipo... me ha llamado su hijo —dijo Naruto—. ¿Estoy escuchando mal?

—Eso fue porque no te lavas bien los oídos —dijo Sasuke—. Es cierto lo que dices.

—¡Ya detente!

La reja detrás de Naruto tembló, una mano se deslizaba con la intención de atacar con todo lo que tenía, una mandíbula también mordió.

—¡Ven aquí! —gritó con odio la voz detrás de la reja.

—No haré eso —sonrió nervioso el Cuarto—. ¿Qué tal si nos vamos de aquí?

—Ok, ¡adios Kyubi! —dijo Naruto—. ¡Gracias por ayudarme con Pain!

—¡¿Q-Qué...?! ¡No te ayudado!

—Si... —dijo Naruto—. Recuerdo varias veces en las que el Chakra salía de mi sin parar, aún cuando estuviera cansado. Me ayudaba con la victoria.

—¡Te iba a poseer...!

El ambiente opaco y oscuro se transformó en brillante y blanco al sonido del chasquido del Cuarto.

Naruto y Sasuke miraron curiosidad por los alrededores.

—Esta bien que esa sea tu personalidad, Naruto —dijo Sasuke—. Pero tratar de esa forma al Kyubi... es demasiado ingenuo.

—Lo sé, es solo que, mientras estaba con estas ideas raras en mi mente —dijo Naruto—. Todavía no podía dejar de pensar en lo que decía Pain, tú sabes, el tipo que destruyó Konoha, cuando me lo preguntó no tenía una respuesta.

—¿Pain? ¿Respuesta? —preguntó el Cuarto, sin entender nada.

Tal vez, porque todavía no quería hablar con el Cuarto, Naruto se acercó un poco más a Sasuke, como si evitara su presencia.

—¿Conseguiste eso? —preguntó Sasuke.

—Más o menos —Naruto sonrió, desordenó su cabello—. Necesito la ayuda de todos aquí, ordenaré mis pensamientos. Ahora...

Naruto observó al Cuarto.

—¿Tú eres mi padre? —dijo Naruto, más serio de lo usual, solemne.

—Así es —el Cuarto sonrió.

Un puño golpeó sin piedad al Cuarto, quien tosió después de eso. Después, a pesar de ser golpeado, no dijo nada a su hijo por esa acción.

—¡¿Cómo te atreviste a encerrar a esa cosa con tú hijo?! ¿Qué pasaba si no lo hubiera entendido? ¡Irresponsable!

—Lo siento.

Naruto caminó molestó un rato, pero después se tranquilizó.

—No importa, me contarás todo ahora, además, necesito de tu ayuda, papá.

—Entiendo, te ayudaré en lo que pueda —dijo el Cuarto.

Después de eso, unas cuantas revelaciones más y una conversación pacífica.

Naruto Shippuden / IridiscenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora