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POV's Narrador

Jeongin no entendía el como habían terminado ambos en un motel.
Recordaba haber salido a dar una vuelta en el lujoso auto de Bang después de la escena en el centro comercial, comieron algodón de azúcar como mencionó el mayor pero, jamás creyó que en sus planes estaría ir a ese lugar y 'divertirse' toda la noche.

-¿Estás despierto cariño?- El rubio dirigió sus ojos al menor, quien sonrió y asintió.

-Buenos días

-Créeme que lo son... ¿Quieres volver a casa? O... ¿Una última ronda?- Yang rió mientras sentía sus mejillas picar.

-¿No te cansas?- El más joven sonrió viendo al contrario negar.

Sintió sus grandes manos tomar de su cintura y atraerle a su cuerpo. Posó una de sus delicadas manos en la mejilla del mayor y dejó un suave beso en sus labios. Bang miró la hora, sonrió y miró a los ojos del más joven quien de igual manera le observaba. 

-Deberíamos aprovechar, pronto debo de irme, y tú, recuerda que debes de alistarte, te recogeré en la mansión a las tres- Yang asintió, una sonrisa juguetona se posó en su rostro antes de sentarse sobre el regazo del contrario. 

-Está bien... ¿Qué quieres hacer?- El australiano rió

-Eso no se pregunta- Respondió tomando las caderas del menor. -Juguemos un rato

Jeongin mordió su labio antes de mover sus caderas, un leve movimiento que provocó que el calor inundase su cuerpo.

-Entonces... Juguemos un rato- Susurró el más joven, un fugaz brillo pasó por los ojos del mayor antes de que cambiasen de posiciones. 

-Pero lo haremos a mí manera- Una sonrisa se estiró en el rostro del australiano, se acercó lentamente al rostro del más joven y tomó entre sus dientes el labio inferior del mismo.

Las manos de Yang fueron a la nuca del mayor y sus dedos se enredaron en los cabellos contrarios, las enormes manos del mayor con descaro tocaban el pequeño y perfecto cuerpo del menor. Sus ojos de manera sucia dieron una lenta mirada a cada centímetro de Jeongin, hasta llegar una vez más a sus ojos. 

-Ya que siempre eres tú el que lo hace... Creo que hoy me tocará a mí

Los ojos de Bang miraban al más joven como un león mira a su presa, claro estaba quien era el león, y quien era la presa. Las manos del menor fueron a los cabellos rubios del contrario y un suspiro salió de sus cerezos labios al sentir como la lengua del mayor recorría toda su extensión. Su ceño se frunció y su espalda se arqueó ante las acciones del contrario, su miembro no tardó en encontrarse totalmente cubierto por la húmeda saliva del australiano quien parecía hacer maravillas allí abajo, sus manos jalaron los cabellos de Bang sintiendo como poco a poco un nuevo orgasmo se acercaba. Sus ojos se volvieron blancos gracias al placer que le hacía sentir el mayor, su boca se abrió y de ella solamente salía un solo nombre: Christopher.

Una erección se hizo presente en el cuerpo del australiano al escucharle, la poca costumbre de escuchar su nombre inglés por parte del menor provocaba miles de sensaciones en su cuerpo. Su lengua recorrió una vez más la extensión del más joven antes de adentrar la misma completamente en su boca sintiendo los líquidos seminales contrarios llenarle. 

Bang volvió a su antigua posición sobre el cuerpo del menor, unió sus labios con los contrarios, dejando que Yang sintiese su propio semen, su lengua no tardó en adentrarse a la boca del más joven y recorrer la misma, hasta que finalmente se separó de los labios del menor. 

Tomó la mandíbula del coreano y adentró tres dedos a su boca. Las arcadas se hicieron presentes en el más joven, quien cerraba los ojos con fuerza mientras los intrusos dedos en su boca provocaban unas enormes ganas de vomitar al sentirles en su garganta. 

Pronto, los dedos del australiano salieron de su boca y dos de ellos terminaron por adentrarse de golpe en su estrecha entrada.
Comenzó a retorcerse bajo el cuerpo del rubio, sintiendo como este le embestía con sus largos dedos, un quejido escapó de su garganta al sentir un tercer dedo en su interior, sus manos fueron a la espalda del contrario y se clavaron en su piel dejando unas notables marcas, pronto, los tres dedos del mayor salieron de su entrada, y fueron reemplazados por su enorme extensión. Sus ojos se cerraron con fuerza una vez más y sus uñas rasgaron de la piel de la espalda del australiano a causa de la mezcla del dolor y el placer que le inundaban.

-Jeongin... No seas tan duro- Susurró el mayor sintiendo el ardor en aquella zona de su espalda en donde las uñas contrarias habían estado. -Dime si duele

Un gemido escapó de la boca del más joven al sentir como el mayor salía de él y volvía a enterrarse una vez más, enredó sus piernas en la cintura del más alto y comenzó a mover sus caderas al ritmo de las embestidas proporcionadas por Bang.

Los recuerdos llegaron a él como una cinta de película, había tenido sexo toda la noche con el mayor, habían parecido conejos, imparables, llenos de hormonas descontroladas. Yang agradecía no haber hecho otra locura como beber alcohol, aunque claro, el australiano siempre se encontraba muy pendiente de lo que hacía y cuidaba de él en exceso.

Su cuerpo tembló después de unos minutos, su espalda volvió a arquearse y esta vez un muy alto gemido con el nombre del más alto fue lo último que salió de su boca antes de correrse sobre su pecho y el abdomen del contrario.

(...)

-¡Jeongin! ¡Deja de moverte!- Lee terminó de aplicar aquel brillo labial sobre los rosados labios de Yang, una sonrisa se posó en su rostro y suspiró con alivio. -Listo

-No entiendo porque tanto para una cita, hyung- Susurró el menor antes de mirarse en el espejo y abrir su boca por la impresión.

-Quedaste muy lindo In, ahora debes vestirte, apúrate- Kim le pasó la ropa que el día anterior habían escogido para él. -Chan llegará en veinte minutos, falta que te pongas perfume, arreglarte el cabello y preparar tu bolso

-Gracias chicos, en serio- El más joven abrazó a ambos antes de mirarles -Iré a vestirme

Yang desapareció de la habitación adentrándose al baño, cerró la puerta tras de él y comenzó a sacar cada una de sus prendas hasta estar simplemente en ropa interior.

Sin tardar mucho, se puso toda la ropa que sus amigos le habían entregado, y finalmente salió, encontrando al pecoso preparado para arreglar su cabello.

-¿Listo? Ven aquí

Stupid (ChanIn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora