117 - FINAL

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POV's Narrador

El tiempo había pasado volando para la pareja. Ambos se encontraban nerviosos, tomando sus manos con fuerza mientras escuchaban las palabras del juez.
Jeongin parecía encontrarse en otra dimensión, pues sus ojos simplemente se encontraban admirando al hombre que tomaba su mano.

Bang dirigió su mirada al menor y sonrió ante las últimas palabras del mayor de todos. Acarició la mejilla de Yang dedicándose por unos segundos a admirar su belleza, y finalmente le besó.
Un par de lágrimas resbalaron de las mejillas del más joven quien lanzó su pequeño ramo de flores a cualquier lugar, para así enrollar sus brazos en el cuello del mayor.

-Te amo... Te amo tanto- Susurró el pelinegro antes de abrazar con fuerza al rubio.

-Yo te amo mucho más, cariño- Fue la respuesta del australiano antes de que ambos se volteasen a mirar a sus dos testigos: el pecoso quien cargaba de la menor de la casa, y su pareja quien cuidaba de los dos varones de Bang.

Sonrieron y se acercaron a tomar a los niños, Jeongin miró a Bang y con una enorme sonrisa se dirigió a él.

-Hoy me has robado mi apellido- Susurró el menor.

-Lo he hecho, señor Bang, por fin eres totalmente mío- Respondió el australiano acariciando la cintura del más joven quien mecía en sus brazos a la pequeña Ha-Neul.

Todos decidieron por salir del lugar, y se encontraron con todos sus amigos afuera, quienes empezaron a aplaudir por la pareja.

-¡Felicidades, señor Bang!- Gritó Hwang quien abrazaba a Seungmin. Félix tomó de la pequeña Bang, para que Jeongin pudiera acercarse a Kim y tomar en brazos a su pequeño bebé. Un varón de unos pocos días de nacido.

-Felicidades a ti también, Min- Ambos amigos sonrieron.

Bang se acercó al más joven tomándole por la cintura, besando con sumo cuidado su cuello.

-Deberíamos de irnos- Susurró el mayor.

-No seas desesperado- Respondió Jeongin devolviéndole a Seungmin su pequeña bendición.

El más joven tomó la mano del australiano dedicándose a mirarle.

-Dejemos que coman todo el pastel que quieran, pero vámonos ya.- el menor soltó una carcajada antes de abrazarse al mayor y besar sus labios.

-No lo sé, señor Bang, sería muy maleducado de parte de nosotros irnos y dejar a los invitados aquí.

-Son unos cuántos, mayormente conocidos cercanos, no se sorprenderán.- Susurró el rubio antes de sonreír. -¡Nos vamos!

-¿Tan rápido?- Preguntó Lee abrazando a Han, quien miraba a la pareja con una sonrisa.

-Así es, Jeongin y yo... Tenemos cosas que hacer.

-Oh~... No queremos saber, váyanse ya.- Jeongin rió.

-Sus deseos son órdenes, vamos In.- El menor asintió, caminando junto a su pareja hacia su auto, mientras las personas comenzaban a tirarles arroz, una vieja tradición que, aunque Bang quizo evitar, no pudo lograrlo.

Ambos subieron al auto, mirando a las personas despedirse de ellos con las manos mientras el auto avanzaba lentamente.

Jeongin sintió una lágrima rebelde descender por su mejilla, limpiándola con rapidez para que el mayor no se enterara de su presencia.

Simplemente se encontraba demasiado feliz, a pesar de cada uno de los problemas, algunos demasiado absurdos para ser verdad, había logrado casarse con el hombre que había amado por un largo tiempo, y que aún lo hacía, quien ahora conducía hacia el aeropuerto, para tomar un vuelo a su destino.
A pesar de la insistencia del pelinegro por no ir a un lugar lujoso, Bang terminó por escoger las Islas Maldivas como destino para su luna de miel.

-¿Qué sucede? ¿Comienzas a arrepentirte de casarte conmigo?- Preguntó Bang como broma, aunque en el fondo le aterraba la idea de fuera así.

-No, Chan. Solo... Pensaba en todo lo que hemos pasado hasta ahora.- Respondió el más joven con una sonrisa. -Recuerdo que tus amigos me odiaban tanto... Y siempre estabas ahí para mí.

-Aún tengo la necesidad de matarlos a todos pero... Bueno, no será posible.- Jeongin rió negando.

-Son buenas personas en el fondo, aún no entiendo la razón de su enojo.- Comentó el coreano mientras admiraba el anillo en su dedo.

-Estaban celosos por que ya no les prestaría atención a ellos, y estaría siempre contigo.- Contestó Bang, deteniendo el auto. -Muy bien, llegamos.

El pelinegro bajó del auto, el australiano copió su acción antes de bajar las maletas de su auto y caminar junto al menor hacia el aeropuerto.

(...)

Las manos del australiano recorrieron con cuidado la suave piel de Jeongin quien mantenía sus ojos cerrados, disfrutando al máximo el toque del mayor.

Un suave gemido salió de entre los labios del coreano al sentir uno de los dedos del mayor adentrarse en él. Después fueron dos, y un tercer dedo por si acaso.

Bang sonreía admirando cada expresión que se mostraba en el rostro de Jeongin, desesperado por poder encontrarse encima de él, golpeando su punto débil una y otra vez.

-¿Listo, cariño?- Preguntó el rubio. El más joven asintió como respuesta, abriendo lentamente sus ojos para mirar al mayor.

Sus ojos recorrieron desde el rostro de Bang hasta su gran extensión, que provocó que se sonrojara.

-Hazlo de una vez... Antes de que me arrepienta.- Susurró Jeongin apenado.

El australiano rió antes de tomar las piernas del más joven y enrollarlas en su cintura. Un gemido resonó por aquella habitación cuando el más alto se adentró de golpe en el menor y comenzó a entrar y salir de su interior.

Jeongin llevó sus delicadas manos a la espalda de Bang, clavando sus uñas en su piel, a pesar de los intentos de no hacerlo.

-Oh, C-Chan...- Se quejó el coreano. Sus piernas atrajeron el cuerpo del mayor más a sí mismo, rogando por que este aumentara el ritmo en el que se movía.

La habitación se encontraba llena de gemidos, suspiros y jadeos de ambos, quienes se encontraban cubiertos por una fina capa de sudor.

Unos minutos pasaron antes de que el cuerpo de Jeongin temblara, su fuerte gemido fue la señal para que Bang  comenzara a golpear con fuerza aquel punto débil del más joven.

-Te amo, Jeongin.- Susurró el mayor uniendo sus labios con los del menor, disfrutando de la suavidad de sus labios.

Lágrimas comenzaron a caer de los ojos de Jeongin sintiendo como su cuerpo colapsaba al mismo tiempo que el más alto.

Ambos se abrazaron con fuerza, uniéndose en un beso lleno de amor, por fin juntos, uno siendo parte del otro.

Stupid (ChanIn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora