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POV's Narrador

Yang bajó las escaleras y se dirigió a la cocina. Tomó un vaso y lo llenó de agua, la cual bebió con lentitud hasta terminar su contenido.

Miró la hora en un reloj que se encontraba a un lado de la puerta, suspiró y acomodó sus cabellos. Eran las tres y veinticinco de la madrugada, Bang aún no había vuelto y la desesperación estaba ganando la batalla contra la calma.

La puerta principal se abrió, su corazón comenzó a latir con rapidez y sus pies le llevaron hasta la sala de estar. Sus ojos se humedecieron al ver a Bang lleno de sangre, claro estaba que aquella sangre no le pertenecía, así que apretó los labios y simplemente se volteó, caminó hasta las escaleras y las subió.

Se adentró a la habitación de los dos pequeños y cerró la puerta con seguro, se sentó en uno de los sofás pequeños que se encontraban en la esquina y esperó. No tardaron en escucharse los pasos que se dirigían hacia la habitación que compartía con el mayor, estos se detuvieron de golpe y, luego de unos segundos volvieron a escucharse, esta vez dirigiéndose hacia la habitación en la que se encontraba. Tocaron la puerta tres veces. Yang cerró sus ojos y se acomodó en el sofá.

-Jeongin... Cariño ¿Estás ahí?- La voz del contrario provocó que sus vellos se erizaran.

Guardó silencio esperando que el mayor se retirara, solo quería pasar unos minutos a solas, amaba ver a sus pequeños dormir, notar como en sus rostros se apreciaba solo paz, y que siendo unos bebés, no tenían ninguna preocupación rondando por su cabeza.

Los pasos volvieron a escucharse, esta vez fueron hacia la habitación principal, y finalmente cesaron. Yang se puso de pie y caminó hacia la cuna de Il-Seong, a quien tomó en brazos y dejó un beso en su tierna mejilla.
Ambos eran ya unos niños de ocho meses, casi nueve y habían pasado de ser unos recién nacidos vulnerables a un par de bebés que deseaban aprender a gatear.

-¿Qué haces despierto a esta hora, pequeño?- Una sonrisa se estiró en el rostro de Yang mientras sus dedos acomodaban los pocos y suaves cabellos de la cabeza del más joven.

Abrió la puerta de la habitación, y aún con el menor de los Bang en brazos bajó las escaleras hasta llegar a la sala de estar, en donde tomó asiento.
El silencio era grande en aquella mansión, no se escuchaba nada más que las respiraciones suyas y las del pequeño en brazos, quien con sus pequeñas manos intentaba tomar sus cabellos largos que caían por su rostro.

-Jeongin- Yang dió un brinco, miró algo asustado al mayor, quien le había tomado desprevenido. -Cariño... Te estaba buscando ¿Por qué te encerraste en el cuarto de los niños?- Jeongin le dió una rápida mirada, sus ropas eran diferentes, y ya no habían rastros de sangre en su cuerpo.

-Yo... Quería estar solo un momento- Respondió casi en un susurro. -Ve a dormir, pronto iré yo

-No- Respondió Bang antes de sentarse al lado de su pareja y dejar un beso en su frente. -Te amo

-También te amo- El coreano suspiró, apoyó su cabeza en el hombro del mayor y cerró sus ojos. -Deja de venir tan tarde... Me preocupas, y... No me gusta verte lleno de sangre

-Lo siento cariño, no quería preocuparte- El australiano tomó con una de sus manos la cintura del joven, dejando un beso en los labios contrarios. -Vamos a descansar

-Bien... Déjame ir a dejar a Il-Seong a su cuna

-Te acompaño- Una de las manos del pequeño tomó dos de los dedos de Bang, quien rió. -¿Aún no habla claro?

-Bueno... Sabe decir cosas como mamá, o a veces papá... ¿Quién le habrá hecho aprender a decir mamá?- El rubio tosió

-Pues... De seguro fue Félix, o Seungmin- Yang le miró con sus ojos entrecerrados.

-Sí, claro- Habló con ironía -Bueno, vamos, estoy algo cansado- El menor se levantó y subió las escaleras, siendo seguido por el contrario.

La pareja se adentró a la habitación de los dos menores, Bang tomó en brazos a un dormido Myeong, y dejó sobre su frente un delicado beso, Yang hizo lo mismo con el menor de los hermanos y finalmente, dejaron a los pequeños descansar.

La pareja salió del lugar y fueron hasta su habitación, Bang tomó al menor por la cintura y plantó un beso sobre su cuello, provocando que la piel del contrario se erizase.

-No hagas eso Christopher

-No me llames así, solo hazlo... Cuando estemos en la cama, mientras te follo duro- Las mejillas del menor se coloraron

-¡Bang Chan!- Yang se separó del mayor quien sonreía con diversión. -No hables así

-¿Por qué? ¿Ahora te harás el inocente cariño?- Los dientes del australiano tomaron del labio inferior del menor, quien cerró sus ojos. Unos segundos más tarde, simplemente se apartó del más joven unos centímetros. -¿Quieres divertirte?

-Y-Yo... No creo que sea correcto- Respondió Jeongin apartando unos cuántos cabellos de su rostro.

-¿Sabías que podemos jugar tantas veces quieras? Yo también me informo sobre otras cosas

-¡Eres un puerco!

-No, no lo soy, solo me gusta saber sobre las cosas que me gustan, así que...- Bang acostó al menor en la cama y sin avisar bajó sus boxers, dejándole solo con una camisa que cubría apenas lo necesario. Yang cubrió su rostro por la vergüenza, mientras cerraba sus piernas y evitaba que el mayor hiciese algo más.

-Chan... ¿En serio haremos esto?- El mayor, con seriedad, simplemente asintió. -B-Bien...

Bang volvió a separar las piernas del más joven, levantó su camisa hasta por encima de su pecho, y pronto se encontró succionando uno de los pezones del contrario con agresividad.

-C-Chan... No... No hagas eso- Pidió el menor mientras se retorcía bajo el mayor. 

Bang se deshizo de su ropa, y no pasó mucho antes de que se encontrase sentado, apoyado en el respaldar de la cama y teniendo a Yang sentado sobre su regazo. Sus manos comenzaron a recorrer el cuerpo del más joven mientras este movía sus caderas sobre el erecto miembro del australiano. 

-M-Me voy a correr- Susurró Jeongin con voz temblorosa mientras cerraba sus ojos con fuerza

-No lo harás hasta que te lo diga- Ordenó el mayor susurrando cerca del oído de Yang. -No querrás un castigo en este momento ¿O si?

-N-No, Daddy




Stupid (ChanIn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora