Maldita alarma.
La apagué perezosamente maldiciendo en susurros mientras me ponía de pie a regañadientes.
Si había algo que detestaba más que nada, era el primer día de clases. En mi opinión el verano y las vacaciones debían ser eternos. Pero al parecer no se estaba de acuerdo conmigo.
-Leia! Date prisa!- gritó mi madre entrando a mi habitación como un tornado. Lucia más emocionada que yo.
Me dirigí al cuarto de baño y me di una ducha larga, de todos modos, llegar tarde era mi especialidad y este año no sería diferente .
Cuando terminé, me vestí con unos jeans negros y una camiseta blanca con unos converse a juego. Luego me maquillé ligeramente y me perfumé. Era mi primer día de mi último año y quería estar presentable.
Cuando bajé a desayunar, mi padre estaba sentado con el periódico en mano y como cada día de cada año, lucia un traje, siempre negro, y decía lo mismo:
-Buenos días hija, que te vaya bien en la escuela-
Para luego marcharse al trabajo.
Mi madre, que era la explosiva de la familia, corría por todas partes asegurándose de que mis hermanos Bestia y Tonto tuviesen todo para la escuela.
En realidad, sus nombres eran Dylan y Ashton, aunque en mi opinión, Tonto y Bestia era mejor. Eran tan solo un año menor que yo, pero eran los más populares de la escuela y los mejores jugadores del club de fútbol, todo lo contrario a mí, que prefería ser discreta y tan solo sobrevivir en la cárcel también conocida como escuela.
La bocina del auto de mi mejor amiga Violeta se hizo escuchar, por lo que salí de casa. Mis hermanos tenían un auto, pero prefería morir antes que llegar con ellos a la escuela. En realidad, no mucha gente sabía que éramos familia. No había ningún parecido.
Saludé a mi mejor amiga, una chica bajita de cabello oscuro y mirada maliciosa.
-¿Lista?-
-No- respondí.
A pesar de que estaba en aquella escuela desde hacia dos años, seguía intimidándome como la primera vez.
-Este año será diferente, ya verás- me dijo.- Te ves muy linda y estoy segura de que todos caerán a tus pies-
-¿Qué desayunaste?¿Cereales con vodka?- pregunté riendo.
-Hablo enserio. No podrás hacerte la invisible por siempre- me regañó.
En eso, Violeta y yo éramos muy diferentes.
Mientras a ella le encantaba irse de fiesta, yo prefería quedarme en casa. Ella la rebelde, yo la niña buena, y así estaba perfecto. No me gustaban los problemas.
El clima en Roma seguía bastante cálido pero sabía que el invierno no tardaría en llegar, y con él, el frío infernal que yo tanto odiaba.
Violeta estacionó el auto y entramos juntas al infierno. Habían ya muchos alumnos, hablando con amigos y contando las aventuras del verano.
Los tontos de mis hermanos estaban con su grupo de admiradores, como yo les llamaba. Ni siquiera les lancé una mirada cuando les pasé por el lado. Me dirigí directamente a la sala de ceremonias donde el tonto y tradicional discurso de inicio de año ocurría, y me senté con Violeta en la tercera fila.
La señora Carlton, una mujer mayor de sonrisa falsa y mirada asesina, era la directora de la escuela. Aunque yo nunca tenía problemas, me había cruzado con ella varias veces cuando debía ir a buscar a mis hermanos a la dirección por las estupideces que hacían.
-Definitivamente es una bruja- susurró Violeta a mi lado, lo que me hizo reír.
Cuando terminó, todos salimos de allí como si nos persiguiese el diablo y nos dirigimos a nuestras clases, todos ansiosos por ver quien estaba en clase con quién.
A mí en realidad no me importaba, mi única amiga era Violeta. Saltamos de alegría al ver que estábamos juntas en casi todas las materias. La primera del día era matemáticas, mi favorita.
Me dirigí a mi asiento habitual en la primera fila. Estaba casi ciega y usaba gafas en clase, por lo que sin importar cuánto lo detestara, necesitaba sentarme adelante para ver. Pero para mi sorpresa ya había alguien en mi asiento, y no quedaba ningún otro asiento vacío en la fila. Decidí que por una vez sería valiente y le hablaría a un desconocido.
-Disculpa, ¿te molesta si tomo este asiento? No puedo ver desde las otras filas y...- dije con la piernas temblando.
-No es mi problema, yo llegué primero- me respondió de mala manera.
Sabía que en el mundo había gente desgraciada, pero este chico se acababa de llevar el premio.
Me miró como si fuese superior a mí, y volvió su vista a su libro sin decir nada más.
Esa fue la primera vez que hablé con Nathan Fisher.
Hello!
Primer capitulo! ¿Qué les ha parecido?
Pobre Leia, tan solo el primer día y ya la está pasando mal XD. ¿A ustedes cómo les fue el primer día de clases?
Nos leemos
Los quiero un mundo<3
DD
ESTÁS LEYENDO
Leia
Teen Fiction¿Leia? Una chica tímida y amable, con una vida normal, padres normales, y amigos normales. Pero todas las normalidades de acaban cuando Nathan Fisher llega a su vida. ¿Qué harías si descubrieras que toda tu vida es una mentira? Historia enlazada...