Todo el camino me la pasé en silencio para mostrarle explícitamente mi enojo. Cuando llegamos a mi casa, la lluvia ya se había detenido. Detuvo el auto frente a la puerta y me miró con su sonrisa de "soy un dios".
Me bajé del auto sin agradecerle, tomándolo como una disculpa por su comportamiento de imbecil. Cuando entré a casa, mamá corrió hacia mi con una toalla y empezó a estrujarla sobre mí como si estuviese empapada de acido o alguna sustancia peligrosa. Mi madre era todo un personaje.
-Qué haces aquí? Pensé que estabas en el trabajo- le dije fríamente.
Aun tenía en mente lo de la adopción.
Mis hermanos no estaban en casa y papá aun no había llegado. Sería sin duda un momento perfecto para hablarle de ello. Pero no podía. No me atrevía. De tan solo pensarlo, sentía como todo mi cuerpo temblaba y me daban ganas de llorar. De repente una ola de ira me invadió y me dieron ganas de destruirlo todo.
-Qué te pasa?- preguntó ella sorprendida. Yo no era una adolescente rebelde ni mucho menos, siempre habíamos tenido una muy buena relación, y yo estaba apunto de romperla en segundos.
-Porqué no me contaste?- susurré. -Porqué no me constaste!- grité más fuerte para asegurarme de que me había escuchado.
Su rostro expresaba pura confusión, mientras que por mis mejillas desfilaban las lágrimas que tanto habían deseado salir.
-De qué...-
-De la adopción!- grité. Nunca pensé que sería lo suficientemente valiente para decirlo de esa manera, pero el dolor hace que te olvides de tus miedos, y que en tan solo segundo, tu razón se nuble.
-No sé de lo que...-
-No me mientas!- le interrumpí indignada.
No solo me lo había ocultado durante todos estos años, sino que ahora también me mentía sobre ello.
Vi en su mirada que estaba desesperada, como si no estuviese lista para enfrentarse a la situación.
-Escucha Leia, sé que esto es difícil pero puedo explicarlo...- dijo tratando de calmarme, pero ella estaba demasiado nerviosa y su voz sonaba quebrada.
Todo mi cuerpo temblaba de la furia que se había apoderado de mí. Ya no me reconocía, no sabía quien era. Todo lo que creía cierto se había derrumbado cuando había visto aquellos papeles.
La sinceridad era para mí algo muy importante, y descubrir que mis padres me habían mentido todo este tiempo, se sentía como la peor traición.
No esperé a que me explicara nada y subí escaleras arriba hacia mi habitación. No estaba lista.
Había preguntado, pero en realidad no queria escuchar. Porque tenía miedo. Miedo de que la respuesta me destruyera y destruyera la imagen que tenía de mi familia.
Me senté en mi cama intentando controlarme. Esta no era yo.
Limpié mis lágrimas con el reverso de mis manos y me lavé en rostro con agua fría. Mi cabeza dolía y había empezado a estornudar.
Maldito resfriado.
Me cambié el uniforme mojado y me puse ropa cómoda, lista para enterrarme en mi cama todo el fin de semana.
Tomé mi teléfono y vi que tan solo tenía dos mensajes, uno de Ashton diciendome que haría una fiesta en casa al dia siguiente y que quería mi silencio, y otro de Nathan.
Decidí abrir el de Nathan primero, no porque me importara, pero solo por...curiosidad.
Cómo vas con el resfriado?
Nathan
Sonreí levemente al leer eso. Su personalidad era una montaña rusa. Como no quería darle la satisfacción de saber que lo había perdonado por lo que había hecho en la sala de historia unas horas antes, decidí no responderle y volví a leer el mensaje de Ashton.
Nuestros padres se irían todo el fin de semana a una pequeña casa que teníamos en Venecia a celebrar su aniversario de bodas, lo que significaba que otra vez, mis hermanos tenían la vía libre para hacer fiesta en la casa.
Excepto que esta vez, yo no tenía ninguna gana de asistir.
Unos golpecitos se escucharon.
-Quién es?- pregunté lista para rechazar si era mi madre.
-Ashton y Dylan- respondieron al otro lado de la puerta.
-Entren-
Mis dos hermanos entraron a mi habitación, cosa que no hacían seguido, y cerraron la puerta detrás de ellos.
Por sus miradas, supe que las cosas no andaban bien.
-Qué pasa?- pregunté fingiendo normalidad.
-Mamá nos ha dicho que te has enterado-
Cuando escuche eso, sentí que el piso se había vuelto de vidrio y empezaba a romperse.
-Ustedes...ustedes sabían?- pregunté sin creerlo.-Sabían que era adoptada.-
Ambos se miraron y asintieron con la cabeza.
Esto era el colmo. Al parecer yo era la única que desconocía el secreto. Nunca me había sentido tan alejada de mi familia como en ese momento.
Mis hermanos, las personas que más quería en el mundo y en las que más confiaba también me habían mentido.
-Sentimos no habértelo dicho. No enteramos por accidente hace unos años y decidimos que lo mejor era...-
-Es que no era su decision! Debieron decírmelo- grité ya alterada.
-Lo sentimos, Leia. Teníamos miedo de que te sintieras diferente o que te alejaras de nosotros- respondió Dylan, y supe que de verdad lo sentía. Dylan era el más sensible de los dos.
Pero yo no quería escuchar nada.
-Ustedes son mis hermanos. Hemos compartido toda nuestra vida y aun así decidieron mentirme. Pensé que podía confiar en ustedes- dije rompiéndome. Tuve que cerrar los ojos con fuerza para tratar de controlar todas las lágrimas que salían de mis ojos como la lluvia que había caído del cielo unas horas antes. Mi corazón dolía como los mil infiernos, y yo simplemente no sabía que hacer.
Hello!
Cómo están bellezas?
Capítulo triste, déjenme este emoji :'( si tambien les rompió el corazón.
Gracias por el apoyo, son los mejores <3
DD
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Leia
Teen Fiction¿Leia? Una chica tímida y amable, con una vida normal, padres normales, y amigos normales. Pero todas las normalidades de acaban cuando Nathan Fisher llega a su vida. ¿Qué harías si descubrieras que toda tu vida es una mentira? Historia enlazada...