Resignada y sintiéndome como una completa imbecil, me senté en la segunda fila. Ahora sí que no le hablaría a nadie. Son todos unos desgraciados.
Bueno, bueno, algo dramático, no podía dejar que ese detalle arruinase mi día.
La profesora Dallas entró a la sala y se presentó como de costumbre. Era mi profesora favorita, y para que esconderlo, yo también era su favorita.
Empezó la clase inmediatamente con un problema matemático que no me costó para nada resolver. Las matemáticas eran pura lógica, lo que iba muy bien conmigo.
Ser racional y razonable era mi especialidad, por eso nunca me metía en problemas y lograba que me fuera bien en la escuela sin trabajar demasiado. El resto del tiempo, lo utilizaba para tocar piano.
Lo sé, toda una clásica, pero la verdad es que mi vida era muy aburrida, y me gustaba así. No quería cambiar.
Aunque lo intenté, no pude evitar lanzarle lindas miradas llenas de odio al tipo roba-asientos. Era sin duda muy apuesto, pero era seguramente su belleza la que le hacia creerse mejor que todo el mundo, y eso era algo que yo no soportaba. En cambio, sabía que Violeta, que estaba sentada unas filas más atrás, no dejaba de mirarlo con ojitos de gato al igual que el resto de las chicas.
Cuando la campana sonó para el almuerzo, salí de la sala rápidamente. Violeta, que corrió tras de mí, lucia partícularmente feliz.
-¿Y? Te vi hablando con el nuevo. ¿Qué te ha dicho? ¿Tienes su número?-preguntó mientras nos dirigíamos a la cafetería.
-Por supuesto que no- respondí como si fuese obvio- Es un imbecil- dije para luego contarle lo ocurrido.
-Un chico malo- dijo ella con una sonrisa.
-Un arrogante insoportable-respondí yo.
-Vamos Leia, es justo lo que necesitas. Algo de diversión.-
-Muy chistosa-
Una vez en la cafetería, no pude evitar suspirar.
Nada había cambiado.
Mis hermanos ocupaban la mesa del centro con sus amigos, hablando fuerte y riendo de estupideces. En la mesa de al lado, las viboras, como yo las llamaba, un grupo de chicas que servían de objetos para mis hermanos y sus amigos.
No entendía porque todo el mundo mostraba tanta fascinación hacia ellos.
-Eres una vieja en cuerpo de joven- dijo Violeta riendo.
-De verdad empiezo a creerlo-
Fuimos a la fila a buscar nuestra comida, Violeta y yo nunca almorzábamos allí, preferíamos ir afuera y comer en el pequeño jardín. Nunca había mucha gente y podíamos hablar tranquilamente.
-Tengo buenas noticias- me dijo dandole una mordida a su sandwich.
-Eso nunca es bueno-
-El chico apuesto está justo detrás de ti-
-¿Qué? ¿Dónde?- pregunté volteando la cabeza como la chica del exorcista.
El problema era que estaba literalmente justo detrás de mí.
Definitivamente la discreción no era lo mío.
Allí estaba, con un cigarrillo en mano, aunque fumar estuviese totalmente prohibido.
-Necesito que me ayudes en la matemáticas.- soltó como si no me hubiese tratado como a una basura dos horas antes.
-¿Pero quien diablos...-
-Le encantaría- me cortó Violeta con una sonrisa- Leia es la mejor de la escuela en matemáticas, seguro que podrá ayudarte.-
La mataría.
Mataría a Violeta.
El chico asintió con una sonrisa provocadora.
-Soy Nathan-
-Violeta- se presentó mi amiga.
-Leia- dije a regañadientes.
-Nos vemos mañana en la biblioteca, a las 3- dijo antes de marcharse, como si no le importase lo que yo tuviese que hacer y pudiese disponer de mí a todas horas.
-Voy a matarte!- le grité a Violeta una vez se alejó, dejando el olor de su cigarrillo en el aire.
-Está bien, está bien, lo siento.- respondió ella levantando las manos en señal de tregua.-Vi una buena oportunidad para ti y sabía que la desperdiciarías.-
-Es un completo imbecil-
-Un completo imbecil con cara de ángel, Leia. No es lo mismo.-
Suspiré, esta chica era un caso perdido.
-Hay algo más que debo decirte-dijo sin mirarme a los ojos.
-Habla ya-
-No me mates-
-Sabes que lo haré-
-Vendrás a la fiesta de primer día conmigo-
No. No. No.
La fiesta de primer día era la habitual fiesta que hacían la noche del primer día de clases, cosa que me parecía ridículo ya que al día siguiente debían ir a la escuela sin haber dormido nada.
-Estás loca-
-No tienes opción. La fiesta es en tu casa-
Claro. Quienes harían la fiesta este año, eran nada más y nada menos que mis queridos hermanos. Mamá y papá se habían marchado aquella mañana a casa de la tía Karen que estaba enferma, lo que les dejaba la vía libre.
-Me encerraré en mi habitación y no saldré, como cada vez que hacen una fiesta- respondí sabiendo que me esperaba una noche dura.
-No esta noche-
Hey! Segundo Cap!
A ustedes les gusta las fiestas? O son más como Leia?
Déjenme saber en comentarios<3
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Los quiero un mundo
DD
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Leia
Teen Fiction¿Leia? Una chica tímida y amable, con una vida normal, padres normales, y amigos normales. Pero todas las normalidades de acaban cuando Nathan Fisher llega a su vida. ¿Qué harías si descubrieras que toda tu vida es una mentira? Historia enlazada...