No podía creerlo. No podía creerlo. No podía creerlo.Mi hermano estaba enamorado de mi mejor amiga.
-Dylan, Violeta es mi mejor amiga- le dije sin saber que contestar.
-Lo sé, ¡pero no he podido evitarlo!- respondió en plena desesperación.- Cada vez que la veo, yo...- interrumpió su frase cuando Ashton entró a la cocina ya listo para ir a la fiesta.
-Pero que rayos hacen aún vestidos así? la fiesta empieza en 15, vayan a cambiarse-
Dylan aprovechó para salir de la cocina a la velocidad de la luz.
Yo solo suspiré. Esto traería problemas.
Subí a mi habitación y me di una ducha para luego cambiarme en un vestido corto color negro. Era ceñido al cuerpo, pero no demasiado, y dejaba mi espalda descubierta. Luego de maquillarme ligeramente, me pinté los labios de un intenso color carmín.
Nunca utilizaba labial rojo. Me parecía muy llamativo, pero esa noche, justo eso quería, llamar la atención.
Me perfumé y me puse unos tacones color negro para luego bajar las escaleras. Mis hermanos me esperaban, y al verme, vi sorpresa en sus ojos.
-Te ves increíble- me cumplimentó dylan.
-Todos los chicos te saltarán encima. Tendré que controlarlos. - suspiró Ashton y yo solo reí.
Nos subimos a la Jeep, y a través del retrovisor vi cómo Dylan me lanzaba miradas fugaces, seguro pensando en la conversación que habíamos tenido y que no habíamos terminado.
Llegamos a la casa de Gabriel, y lo primero que vi fue a Violeta y a él besandose apasionadamente en una esquina. Los ojos de Dylan estaban fijos en ellos, en cambio, cuando los jugadores del equipo vinieron a felicitarlo, se tragó toda su decepción y sonrío como si nada. Verlo ocultar sus sentimientos de esa forma me dolió. Loa miraba por ser tan fuerte.
Los amigos de mis hermanos me saludaron y pude notar que muchos me habían mirado sin ninguna discreción. Zack apareció rápidamente en mi campo de visión. Lucia una camisa azul marino que daba la ilusión de que sus ojos azules eran más profundos. Su cabello estaba ligeramente despeinado y traía dos vasos en mano. Le agradecí cuando me tendió uno de ellos. Lo felicité por el juego y empezamos a charlar tranquilamente intentando escucharnos a pesar de la música que rompía nuestro tímpanos. Habían puesto una especie de musica electrónica.
Aunque estaba concentrada en lo que decía Zack, mi mirada volteó instintivamente a la puerta cuando Nathan entró.
Su cabello azabache estaba algo húmedo y un par de mechones caían sobre su rostro, pero permitiendo aún así que sus rasgos varoniles queden a la luz. Traía puesto unos jeans y una camisa negra remangada hasta los codos, dejando que se vieran sus músculosos brazos. Cuando su mirada me pilló mirándolo, la devolví de inmediato a Zack y continué con la conversación, pero esta vez sin siquiera molestarme en escuchar. De tan solo saber que Nathan estaba en la misma habitación que yo me ponía nerviosa.
Lo vi acercarse a saludar a los jugadores que lo recibieron con aplausos y felicitaciones, pero se aseguró de no saludar a Zack. No parecían llevarse bien.
-Iré por otra bebida- le dije a Zack para luego dirigirme a la barra. Aunque mi mente estaba fija en Nathan, no dejaba de repetirme que debía mantenerme lejos de él.
Me dirigí entonces a la pista de baile y empecé a bailar sola. Accidentalmente, una chica tropezó conmigo y se disculpó.
-Soy Jenna- se presentó. Era una chica bajita de grandes ojos cafés y cabello corto. Vestía unos shorts y una blusa sencilla. La había visto un par de veces en la escuela, pero nunca me había atrevido a hablarle. Mi ridícula timidez nunca me permitía hablarle a nadie.
-Soy Leia- respondí con una sonrisa, el alcohol ya teniendo efecto en mí.
En menos de 15 minutos nos hicimos amigas y empezamos a bailar. Era una chica muy divertida y lo más importante: odiaba las víboras tanto como yo.
De hecho, todas estaban allí.
La madre de las víboras, como yo la llamaba, era una chica llamada Mackenzie Edwards. Era la típica rubia de extensiones largas y ropa diminuta. Pero mi problema real con ella, era que no dejaba de acercarse a Nathan.
Sus dos amigas, Kelsey y Andrea reían con los jugadores. Fue entonces cuando noté que Andrea estaba sentada sobre...Gabriel.
Suspiré profundamente. ¿Qué diablos hacía ese imbecil?
Busqué a Violeta con la mirada y me di cuenta de que hablaba con una chica. Aún no se había dado cuenta de que Gabriel estaba con otra.
Cuando se giró y los vió, supe que las cosas se saldrían de control.
Me acerqué a ella y tomé su brazo antes de que pudiese actuar.
-No te merece- le dije viendo como las lágrimas se formaban en sus ojos.
La solté y cuando pensé que simplemte se marcharía y se alejaría de él, Violeta se acercó y le lanzó un vaso de su bebida en la cara, haciendo que le salpicara a Andrea.
De repente todos se voltearon sorprendidos, y alguien bajo el nivel de la música para que todos pusiesen escuchar la escena. Eran todos unos chismosos.
-¡Eres un imbecil!- le gritó Violeta.
El no pareció inmutarse, aún concentrado en su camisa mojada.
-Estás loca. Tú y no somos nadas. Eres solo otra cualquiera que...-
Y Gabriel no pudo terminar su frase.
No pudo terminarla, porque Dylan se abalanzó sobre él.
Pelea! pelea! pelea!
No mentira, aquí somos pacíficos<3 XD
Les ha gustado el Cap? En sus escuelas también hay víboras?
Déjenme saber en los comentarios!
También quería saber cómo se dice en su país, chisme, cotilleo o de otra manera?
Los estaré leyendo<3
Los quiero un mundo,
DD
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Leia
Teen Fiction¿Leia? Una chica tímida y amable, con una vida normal, padres normales, y amigos normales. Pero todas las normalidades de acaban cuando Nathan Fisher llega a su vida. ¿Qué harías si descubrieras que toda tu vida es una mentira? Historia enlazada...