Punto de vista de Leia.
Había llegado el momento.
-Leia, ya vámonos! Llegarás tarde!- gritó mamá desde la sala. Bajé corriendo haciendo que la borla, el extraño manto que te obligaban a poner cuando te graduabas, flotara detrás de mí.
Cuando llegué a la sala sonreí al ver a mis hermanos en traje, quejándose porque a ellos todavía les faltaba un año para salir de la escuela, a mi padre vestido igual que mis hermanos, y a mi madre en un precioso vestido azul marino.
-Te ves hermosa, hija- dijo mi padre dándome un beso en la frente.
Mamá y papá se subieron a su auto y Dylan, Ashton y yo nos subimos al jeep de mis hermanos.
-Estás nerviosa?- me preguntó Dylan.
-Entre emocionada y estresada- admití.
Llegamos a la escuela que habían decorado para la ocasión. La cermonia ocurría en el salón de conferencia. Todos estaban allí con sus padres y sus hermanos.
Me dirigí directamente hacia Nathan que estaba con Brigitte, su padre Arthur, y Diana.
-Leia!- se exclamó Brigitte abrazándome. La abracé con ganas. Adoraba a aquella mujer. Mis padres y mis hermanos los saludaron también, y no pude evitar quedarme viendo cómo Diana y Ashton se evitaban a toda costa. No había que ser un genio para darse cuenta.
Todos fueron a sentarse a su respectivos asientos dejándonos a Nathan y a mí.
-Te ves hermosa, mi amor- dijo él dándome un beso. Eso fue suficiente para que todas mis inquietudes desaparecieran.
Violeta corrió luego hacia nosotros.
-Leia!-gritó saltándome encima como la salvaje que era.
-Violeta!-grité riendo a punto de caer.
-No puedo creer que al fin ha llegado el día.-
Violeta soñaba con este momento desde el primer día de escuela.
En cuanto vio a Dylan, se eclipso con él. Los fotógrafos del evento se acercaron a Nathan y a mí y nos tomaron un par de fotos para el anuario. Luego saludé a Jenna, que estaba con su padres y su hermano menor. Era gracioso ver a todos allí vestidos elegantemente.
La directora subió al escenario y dio el discurso más largo del mundo, pero por primera vez, lo escuché completo. Invitó a cada alumno a subir al escenario a recibir su diploma bajo los gritos y los aplausos de todo los presentes.
Cuando llegó mi turno, tuve que retener las lágrimas. Podía parecer ridículo, pero era uno de los momentos más emotivos que había vivido jamás. Era el final y el inicio.
Luego del las diez mil fotos en grupo y con los diferentes maestros, llegó el momento del discurso estudiantil, que de hecho, le había tocado a Nathan por ser el mejor orador.
Cuando todos volvimos a nuestros asientos, el se quedó en el escenario. Empezó entonces su brillante discurso, recordando los mejores momentos del año e incentivándonos a esforzarnos en este nuevo paso de nuestra vida. No esta de más decir que a la mitad del discurso ya todos estábamos llorando.
Cuando terminó, vino y se sentó a mi lado. No supe entonces si lloraba porque me marchaba y no lo volvería a ver en mucho tiempo, o porque no me sentía lista para lo que venía.
Entendí rapidamente que era una mezcla de ambos.
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Los días que siguieron fueron sin duda los mejores. Pasé tiempo con mi familia, con Nathan, y con mis amigos. Fuimos a la playa, al parque de diversiones, al cine, a los mejores restaurantes.
Pero el día llego.
Cuando bajé las escaleras, mamá, papá, Nathan y mis hermanos me esperaban sentados en la sala como si fuésemos a un funeral.
Quedamos en que mamá, papá, y mis hermanos me llevarían la aeropuerto. Nathan había preferido no ir por miedo a no poder dejarme ir, lo que yo entendía perfectamente.
Nos dirigimos al jardín para poder despedirnos. Cuando me besó, no pude evitar empezar a llorar.
-Te amo, princesa- dijo besando mi frente. Cuando escuche eso, sentí todas las ganas del mundo de cancelar todo y quedarme justo allí, en sus brazos.
En mi mente pasaron todos los maravillosos recuerdos que habíamos vivido juntos. Recuerdos que no volverían jamás. Tenía tanto miedo.
Después de que me resigné a soltarlo, nos dirigimos a la sala donde mamá lloraba. Nos subimos al auto en un silencio sepulcral, y no pude dejar de pensar en Nathan todo el camino. Me preguntaba si soportaría estar lejos de él.
Cuando llegamos, papá me ayudó a bajar mis maletas y me acompañaron hasta el registro. Llegó el momento de despedirse.
Abracé a mi madre que no dejaba de llorar. Su perfume inundo mi olfato como cuando era niña y la abrazaba para no tener miedo.
-Te quiero hija-
Cuando me soltó, abrace a mi padre que solo se mantuvo en silencio. Nunca había sido de grandes discursos. Finalmente corrí a los brazos de mis hermanos.
Abracé a Dylan, que intentaba ocultar su lágrimas, y luego a Ashton que no quería soltarme.
-Te extrañaré, tonta- fue lo último que me dijo.
Suspiré profundamente y caminé a registrar mi maleta. No podía creer que estaba sucediendo, que era real. Aunque intenté retenerme, lloré las dos horas que estuve en sala de espera para embarcar el avión. Ya los extrañaba demasiado. Ziel me envío un par de mensajes para asegurarme de que todo estuviese bien. Ella ya estaba en Nueva York y me esperaba con ansias. Cuando llamaron para embarcar, limpié mis lágrimas. Una azafata me indicó mi asiento.
Primera clase.
Eso no me lo esperaba.
Me senté y agradecí estar junto a la ventana. Recosté mi cabeza de ella, y sí, seguí llorando. No sabía si lograría detenerme. Todos los pasajeros iban subiendo, todos envueltos en sus asuntos y ajenos al terrible miedo que me invadía. Cerré los ojos, me dolían de tanto llorar, pero los abrí cuando escuché a alguien decir :
-Un pañuelo, bonita?-
Ese alguien, era Nathan.
Tarannnn! Sé que es mi historia, pero les juro que casi grito XD
Qué les ha parecido el Cap? Ustedes ya han estado en Nueva York? Yo he tenido la oportunidad de ir un par de veces y es sin duda una de mis ciudades favoritas!
A que ciudad les gustaría viajar?
No olviden votar-comentar y seguirme<3
Los quiero un mundo Diamantes
DD
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Leia
Teen Fiction¿Leia? Una chica tímida y amable, con una vida normal, padres normales, y amigos normales. Pero todas las normalidades de acaban cuando Nathan Fisher llega a su vida. ¿Qué harías si descubrieras que toda tu vida es una mentira? Historia enlazada...