Cap 25-En territorio Nathan

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'Niña de 11 meses de edad.
Cabello rubio, ojos grises.
Traída y registrada por: Kara Losvel'

La bebe no presenta heridas ni condiciones de salud. Padres biológicos: desconocidos'

Cuando terminé de leer, sentí que me desmayaría de lo tensa que me encontraba. En cambio, había algo que no cuadraba.

El apellido "Williams" no figuraba en ninguna parte. Cómo es que los habían mencionados en las llamada?

Me acerqué a la recepcionista nuevamente.

-Disculpe, según tengo entendido los Williams tiene algo que ver con esta adopción, pero no figuran en ninguna parte-

La recepcionista me miró escéptica, y vi como se ponía nerviosa.

-Es toda la información que tenemos. Nunca había escuchado de ellos-

Eso era simplemente mentira.

Sabía por su voz que había sido ella misma quien había llamado. Ese apellido había salido de su boca, y ahora se negaba a hablar.

Qué diablos estaba pasando? Todo me era muy confuso.

Nathan tomó mi mano nuevamente y salimos de allí para volver al auto.

Al entrar, recosté la cabeza de mi ventana. Había empezado a llover y las gotas se deslizaban despacio por el vidrio.

-Estás bien?- me preguntó Nathan. Quise asentir y responderle que si, que estaba bien y que podía con esto, pero no era verdad. Cómo podía serlo si las lágrimas habían empezado a deslizarle lentamente por mi mejilla?

Toda mi vida había vivido en una burbuja de protección en la cual mis más grandes problemas eran terminar mis deberes a tiempo y pelear con mis hermanos. Nunca había enfrentado aquel sentimiento de incertidumbre y vacío que me llenaba en ese instante, haciendo que todo en mí se nublara.

Quería la verdad. Porqué es que era tan difícil conseguirla?

Luego de unos segundos, limpié mis lágrimas sintiéndome patética. Nathan no dejaba de mirarme de reojo mientras conducía.

-Espera. No quiero ir a casa- dije cuando dobló en mi calle.

No estaba lista para enfrentarme a mi madre y a todo esto.

-Quieres venir a la mía?- propuso.

Inmediatamente, un millón de cosas indecentes surgieron en mi mente. La tentación en su auto ya era demasiada, pero en su casa? Eso lo hacia aún más difícil.

Al verme sonrojar, río suavemente.

-No voy a hacerte nada- me aseguró, pero su mirada cambio poco después- A menos que tu quieras-

Su comentario me hizo sonrojar aún más. Nathan desvió el auto hacia otra calle, y me di cuenta que ni siquiera sabía donde vivía.

No sabía nada de él, en realidad. En cambio, el parecia saberlo todo de mí.

Llegamos a una casa...o más bien, a un palacio. Estaba rodeada por portones de metal en diseños elegantes, y un jardín cuidado rodeaba la propiedad que, pintada de blanco, se alzaba imponente.

Entramos y Nathan le dejó las llaves a un chofer para que guardase el auto en el garaje privado. Caminamos por el agradable jardín hasta la puerta de entrada. Una mujer nos abrió la puerta sin que siquiera tuviésemos que tocar, como si ya nos esperara.

Lo primero que se veía desde la entrada, era una escalera imperial de mármol blanco que daba al segundo piso. A la derecha, se extendía una inmensa sala decorada con delicadeza y modernidad. Los sofás color gris hacían un contraste agradable con las paredes blancas y los cuadros de las paredes. Más en el fondo, habían dos puertas.

La señora que nos había abierto la puerta me miró unos segundos, y se retiró casi inmediatamente.

Por las escaleras, vi entonces que bajaba a una mujer. Era elegante, y aunque estaba vestida casualmente, lucia bien arreglada. Su cabello era tan rubio como el mío y sus ojos eran cafés. No era nada parecida a Nathan.

Recordé entonces que me había dicho que vivía con su padre y su madrastra.

-Buenas tardes, señora- saludé sintiendo como la timidez y los nervios subían por mi cuerpo.

La mujer me miró extrañada, lo que me hizo sentir peor, pero luego sonrío.

-Hola! Nada de señora que me haces sentir vieja. Llamarme Brigitte. Cómo te llamas linda?- me saludó dándome un abrazo como si me conociese de toda la vida.

-Mi nombre es Leia. Es un placer conocerla, Brigitte- respondí de vuelta sintiéndome más relajada. Era una mujer muy amable. Me esperaba más bien a una madrastra malvada o a una señora rica insoportable, pero no estaba ni cerca.

Brigitte le lanzó una mirada fugaz a Nathan que escondía decenas de palabras que yo no pude entender.

-Es un nombre precioso! Yo me iré al jardín a leer un poco, si me necesitan solo llámenme- dijo mostrándonos el libro que llevaba bajo el brazo, para luego eclipsarse, no sin antes guiñarme un ojo.

-Vamos a mi habitación?- preguntó Nathan casualmente.

Las sirenas de peligro empezaron entonces a sonar en mi cabeza.

-No!- dije rápidamente.-Digo, podríamos quedarnos aquí, en la sala- agregué de manera más natural.

Evitaría a toda costa encontrarme en una habitación con Nathan.

Solo por...seguridad.

Hello! Cómo están? Qué tal sus vidas?

Espero que les haya gustado el cap<3

No olviden dejar sus votos y sus comentarios.
También pueden seguirme si quieren saber más sobre la novela<3

Los quiero un mundo
DD

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