Cap 32-Cuéntale

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Punto de vista de Nathan.

A veces algunas personas se cruzan en tu vida para darte lecciones y enseñarte lo que nadie más nunca te había enseñado.

En mi caso, su nombre era Leia.

Tan solo me bastaba cerrar los ojos para volver a vivir aquel momento. Para volver a sentir como sus simples palabras desnudaban todo lo que por años había guardado dentro de mí en la cárcel de metal y concreto que había construido.

Pero ella había encontrado la llave, y me odiaba por ello. ¿Cómo pude dejarla entrar? ¿Cómo no me di cuenta que la había dejado leerme como un libro abierto? Golpeé con fuerza mi escritorio haciendo que un par de lápices cayeran. Siempre me había sentido a salvo en la oscuridad de mi habitación, pero ahora la soledad me agobiaba y solo tenía sus ojos en mi mente. ¿Cuándo había pasado todo esto?

No lo entendía, y me torturaba hasta el final.

Porque todo, absolutamente cada palabra que habían salido de sus labios, habían sido verdad. Miré la colección de guitarras que me observabas serenas desde la esquina de la habitación. ¿Porqué no podían ellas darme respuestas? Habían sido mi más gran consuelo cuando, una mañana de primavera, me habían dicho que mi madre se había ido.

Para siempre.

Se había esfumado sin siquiera decir adiós.

Me había abandonado a mi suerte y se había unido al cielo claro y brillante de la mañana, convirtiéndome en el cielo oscuro de la noche.

Si ella, la mujer que más me había querido, se había esfumado, ¿Qué me aseguraba que los demás no lo hicieran?

¿Qué me aseguraba que Leia se quedaría?

Nada.

Nada en el mundo podía asegurarte amor, y es por eso que lo huía como si fuese la peor de las maldiciones.

Golpeé nuevamente el maldito escritorio. Tenía que calmarme.

Leia era solo una misión. Un contrato con los Williams. Un favor. Una mentira.

¿Entonces porqué me volvía loco? ¿Porqué no podía sacarla de mi mente? ¿Qué diablos tenía ella que no tenían todas esas chicas con las que había estado y olvidado en horas?

Tomé mi teléfono y le marqué directamente a Ziel Williams. Al tercer tono respondió.

-Renucio- dije cerrando los ojos con fuerza.

-¿Qué ha pasado?- preguntó. Ella siempre estaba un paso adelante. Al parecer Leia lo había heredado de ella.

-Nada. No puedo seguir con esto. Busquen a alguien más.-

-Sabes que eso solo tomaría más tiempo de la cuenta- me respondió con calma, como si en realidad no le importase mis deseos de renunciar.

-No lo sé. Quiero detener esto- suspiré. No quería volver a ver a Leia en mi vida.

-Encuéntrame en el café de la calle Gales en quince minutos- dijo para luego colgar.

Tomé mis llaves y me di cuenta que mi mano estaba sangrado. Ni siquiera me había percatado de que me había herido al golpear el escritorio. Con la mano ensangrentada, me subí a mi auto y me dirigí a donde Ziel me había citado.

Terminaría con esto de una maldita vez y no volvería a acercarme a ella. No hay nadie más peligroso que quien enciende tu corazón en fuego, porque solo con unas palabras podía apagarlo y volverlo cenizas.

Y yo nunca sería cenizas otra vez.

Me estacioné y entré al café como alma perseguida por el diablo. Ziel estaba sentada en una esquina, sola y con su mirada de trueno. La misma mirada que Leia.

Me senté frente a ella sin siquiera saludar. Si estuviésemos en otras circunstancias, actuaría de manera más delicada sabiendo que tenía frente a mi a una de las mujeres más poderosas del continente. Pero no me importaba. Ella había sido el diablo quien me había arrastrado en este juego, y yo me declaraba vencido.

Primero miró mi mano y luego me miró a los ojos. Su mirada fue fría durante unos segundos, pero pareció luego relajarse.

-Quiero...-empecé.

-Cuéntame que paso.- me cortó.

Y eso hice.

Le conté  a una completa extraña todo lo que llevaba en el alma, sin importarme que pudiese considerarme débil o tonto. Yo era ambas.

Ella solo permaneció en silencio por largos minutos, escuchando atentamente lo que le decía como si fuese la historia más interesante. Mientras hablaba, el dolor de mi mano se hacía cada vez más punzante.

Cuando terminé, mi mirada se dirigió al suelo. Ahora que había contado todo en voz alta me daba cuenta de lo imbecil que había sido. Había jugado con ella como lo había hecho con todas. Excepto que ella no era como las demás.

-Cuéntale- fue lo único que dijo. Era una respuesta que no me esperaba. Sabía perfectamente lo importante que era para ella encontrar a quienes le habían arrebatado a Leia, y si le contaba, todo caería al agua. A nuestro alrededor, los demás clientes reían y hablaban, pero yo no veía nada más que aquella mujer frente a mí que estaba dispuesta a ayudarme antes que a continuar con su búsqueda.

-¿Porqué?- pregunté entonces- ¿porqué me ayudas?-

Ella lo pensó unos segundos.

-Porque se lo que duele estar perdido- respondió con una sonrisa suave y vi en ella que tenía mucha experiencia.

-¿Te he contado mi historia, me contaras algún día la tuya?- pregunté curioso por lo que podría esconder aquella mujer. Sacó de su bolso un libro intitulado "Olvídame Cielo" y me lo tendió. El autor era un tal Aris Baner.

-Puedes leerla. Lo ha escrito el esposo de mi hermana. Todo esta allí- me respondió. -Cuando lo leas, dáselo a Leia-

-¿Y si ella no quiere verme después de que le cuente la verdad?-

-Ella siempre querrá verte, Nathan. Te lo ha demostrado un millón de veces. Eres tú quien no lo ve-



IMPORTANTE.

El libro que le da Ziel a Nathan es una referencia a las historias "Olvidados", que tambien están en mi perfil<3

Espero que les haya gustado el Cap
Los quiero un mundo<3

DD

LeiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora