Punto de vista de Nathan.
-Estas en las nubes, Nathan-me reprochó Brigitte mientras almorzábamos. No, mi mente no estaba en las nubes, estaba en Leia.
-Lo siento-me disculpé metiendo un pedazo de la deliciosa carne a mi boca. Aquel día solo estábamos los dos en la mesa. Papá, como siempre, se había ido de viaje.
-Cómo está Leia?- preguntó como si hubiese leído mis pensamientos.
-Está bien- respondí sin evitar pensar en el poco tiempo que nos quedaba.
-Y porqué esa cara entonces?- A pesar de que Brigitte era mi madrastra y no mi madre, me conocía desde hacia suficiente tiempo para saber cuándo algo andaba mal. Lo que más me había gustado de ella era que nunca había intentado tomar rol de madre conmigo, era más bien una amiga en la que podía confiar, y le agradecía aquello infinitamente.
-Leia se marcha-
-Pero ya lo sabías-
-Es solo que el tiempo se agota, y cada vez se hace más real-
Al escucharme decir eso, Brigitte suspiró tristemente.
-Siempre te he dicho que debes ir por lo que quieres sin importar que, y creo que esta no es la excepción, Nathan-
-No entiendo-admití confundido.
-Estuve hablando de eso el otro día con tu padre y... la verdad es que desde que conociste a esa chica, has cambiado mucho. Ya no eres el chico frío e indiferente de antes. Ahora sonríes más, y te ves realmente feliz. No dejes ir esa felicidad.-
-Es ese el problema de darle tu corazón a alguien. Tiene tu felicidad en sus manos-respondí con una sonrisa melancólica.
-No puedes elegir si enamorarte o no, Nathan. Pero puedes elegir a quien darle tu corazón. No eliges si te hacen daño, pero eliges a quien le das ese poder.-
-Y que tal si finalmente termino destrozado?-
-En ese caso, si lo que sentiste fue amor...habrá valido la pena-
-Lo vale. Si estar con ella significara que me rompiesen el corazón mil veces, lo haría una y otra vez-respondí seguro.
-Entonces creo que debería reconsiderar las universidades en Nueva York...-
Punto de vista de Leia.
-Muero de hambre-dije agradeciéndole a mi madre el plato de pasta que había puesto frente a mí. Estaba agotada por tanto estudiar y a penas podía concentrarme. No dejaba de pensar en aquella vida que me esperaba al otro lado del mundo. No dejaba de pensar en el hecho de que conocería a Zarah y a todas aquellas personas de las que Ziel hablaba.
Aquel día solo estábamos mi madre y yo ya que mis hermanos estaban en práctica de fútbol y mi padre estaba en el trabajo.
-Ziel me ha dicho que ya ha comprado tu ticket de avión- me avisó mi madre. No pude leer en su voz ningun sentimiento. Aunque ya no se mostraba tan enojada como antes, sabía que mi decisión aún le dolía. Sentía que la abandonaba.
-Lo, sé. Me lo ha dicho esta mañana.- respondí tomando de mi vaso de limonada.
-Solo te queda un mes con nosotros-se lamentó.
-Mamá, no es como si no fuese a volver. Nos veremos muchas veces.- respondí tomando su mano.
-Pero no será lo mismo, Leia. Tendrás otra madre y...-
No pudo terminar su frase porque sin previo aviso, lágrimas empezaron a salir de sus ojos como gotas de lluvia.
-Siempre serás mi madre. Eso no lo cambiará nadie- Me dolía tanto verla así, y más me dolía ser la culpable de su sufrimiento.
-Promete que me llamarás-
-Lo prometo-dije limpiando yo también una lágrima rebelde que se había escapado. Me quedaba un mes en Italia, pero sentía cada día más el peso de las despedidas.
Pasaron unos segundos antes de que pudiese hablar nuevamente.
-Ziel es...es una mujer admirable. Estoy segura de que aprenderás mucho de ella- dijo en un susurro, y eso había sido algo que no me había esperado. Sabía lo mucho que le habían costado decir esas palabras, y aun así las había dicho. Ella también, era increíblemente admirable.
Me bajé de la silla y corrí a ella para abrazarla. Habíamos pasado tanto tiempo peleando que no recordaba la última vez que nos habíamos dado una abrazo tan real.
-Te quiero, Hija-
-Y yo a ti, Mamá-
Hello!
Pequeño mensaje: Le faltan pocos caps a la novela!
Muchísimas gracias por su apoyo Diamantes, son los mejores<3
Los quiero un mundo
DD
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Leia
Teen Fiction¿Leia? Una chica tímida y amable, con una vida normal, padres normales, y amigos normales. Pero todas las normalidades de acaban cuando Nathan Fisher llega a su vida. ¿Qué harías si descubrieras que toda tu vida es una mentira? Historia enlazada...