Cap 4-Porta Florencia

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Desperté en mi cama, en mi habitación, y con ropa, lo que me hizo suspirar aliviada. No recordaba como había llegado allí, ni que había pasado, pero lo que sabía era que mi alarma no sonaba como mi alarma, y que estaba 30 minutos tarde. 

Pero en realidad me di cuenta, de que mi telefono, no era mi teléfono. 

Me puse de pie como pude sintiendo el peor dolor de cabeza que había tenido nunca. ¿Cómo es que mis hermanos hacían esto todos los fines de semana?

Tenía unas horribles ganas de dormir, pero no me permitiría faltar a la escuela.

Me cambié y tomé mis cosas para luego salir de casa. MIs hermanos estaban a punto de irse. 

-Me iré con ustedes, sé que Violeta no vendrá a la escuela- 

Mis hermanos asintieron sin apenas escucharme, se veían tan mal como yo. 

-No volveré a una fiesta jamás- dije subiéndome en la parte de atrás del Jeep. 

-Pero si te has divertido muchísimo. Hasta has bailado sobre la mesa- me dijo Ashton bostezando. 

De eso no me acordaba, pero fue suficiente para que me sonrojara violentamente. 

Llegamos a la escuela y me alegré al ver de que todos estaban tan mal como yo. 

Tenía  que encontrar mi teléfono. 

Saqué el teléfono desconocido tratando de averiguar quien era el dueño, pero no había nada que lo indicara y el teléfono estaba bloqueado. Luego de unos minutos, vi que podía tener acceso a la notificaciones. Un mensaje extraño llamó mi atención. 

'La mercancía está en porta Florencia, te espero allí a las 12' 

¿Porta Florencia? 

No conocía aquel lugar. 

Suspiré. Si no encontraba mi teléfono durante el día, tendría que ir a Porta Florencia a devolver este teléfono. ¿Pero porqué a media noche? Era muy extraño. 

(...)

Las clases fueron para mí un total infierno. No pude concentrarme en nada y sentía que mi cabeza iba a explotar. 

A la hora del almuerzo decidí decirle a Nathan que no podría verme con él a las 3. No podría ayudarlo con las matemáticas ni aunque quisiera. Pero él no había venido a clases.

Cuando terminó el día, volví a mi casa deseando ya encontrarme con mi cama, pero seguía en mi mente el mensaje que había leído en el teléfono, y aun no había encontrado el mío. 

-¿Conocen lo que es Porta Florencia?- les pregunté casualmente a mis hermanos. 

-Si, es cerca del centro. Es una discoteca.- me respondió Ashton. 

-De verdad que andas salvaje, hermanita- me felicitó Dylan. 

-No tonto, era solo curiosidad- respondí. 

Fue cuando entendí que tenía dos opciones, o ir a aquella discoteca aquella noche a buscar mi teléfono, o no tenerlo devuelta y que mis padres me regañen por haberlo perdido. 

Nop. 

Quería mi teléfono. 

Eran tan solo las 5, pero decidí irme a dormir para poder despertar a las 11 e ir a aquel lugar. Aún no sabía como reconocería al dueño del teléfono, pero debía intentarlo. Era necesariamente alguien que había estado en la fiesta de mis hermanos. 

Cuando desperté, tomé las llaves de la Jeep y me fui en ella sin decir nada. No quería que mis hermanos empezaran a molestar. Solo iría por mi teléfono, y volvería a casa. 

Llegar al lugar me tomó 20 minutos. Era un lugar bastante llamativo, con luces por todas partes y autos lujosos a cada lado. La entrada, custodiada por dos hombres altos y fuertes, parecía la entrada de un palacio. Había mucha gente afuera, bien vestida y con cigarros en las manos. Yo tan solo llevaba un par de jeans y un abrigo.

Justo cuando dieron las 12, vi a un chico llegar y estuve a punto de acercarme a él, pero no le recordaba de la fiesta, aunque en realidad no recordaba gran cosa. 

Cuando di el primer paso, un ruido extraño se escuchó, y fue por la reacción de las personas que entendí lo que era: un disparo. 

Autos de la policía empezaron a llegar rápidamente, rompiendo la noche. Mucha gente se subía a sus autos tratando de escapar. Yo no entendía nada de lo que ocurría. 

Corrí a  la Jeep intentando escapar, pero un policía me atrapó. Había mucho ruido y tan solo quería salir de allí. 

-Su identidad-me pidió de manera grosera. 

Maldición. 

Era menor de edad. 

Intenté explicarle que yo no estaba en la discoteca y que estaba solo pasando por allí, pero no quiso escucharme. Ahora si estaba perdida. 

-Espere- intervino una voz, y el policía se detuvo. 

Era Nathan. 

Le dijo algo en voz baja y el policía me soltó. 

-¿Qué está...?- antes de que pudiese preguntar, Nathan tomó mi mano y me arrastró lo más rápido posible a un auto gris, mientras a nuestro al rededor, todo era caos. 

-Sube-me ordenó. 

-Espera! No puedo dejar mi auto aquí!- 

-Tendrás que buscarlo mañana, no le pasará nada- me dijo abriéndome la puerta. 

Entré sin pensarlo más, aterrada por el sonido de los disparos, y mientras él se subía en el asiento del piloto, me concentré en respirar profundamente. 

-¿Qué diablos acaba de ocurrir?- pregunté alarmada. 

-Eso mismo quiero preguntarte. ¿Qué diablos haces aquí?- me preguntó de mala manera arrancando el auto. 

Fue entonces cuando le expliqué todo lo del teléfono. Y fue cuando frenó de golpe. 

-Es mi teléfono- dijo sacando de su bolsillo el mío. Teníamos el mismo modelo de teléfono.-¿Qué has leído?- preguntó con cautela. 

-Nada, nada- prometí, y por suerte pareció creerme. 

-No puedes volver a poner un pie aquí, ¿me entiendes?-dijo avanzando por las calles. 

Asentí, no es que quisiera volver de todas formas. Me había llevado el susto de mi vida. 

-¿Y tú que haces aquí?- pregunté. 

-No es tu asunto- respondió. 

Y ahí estaba el chico insoportable otra vez. 

Cuando me dejó en mi casa, salí del auto agradeciéndole rápidamente. Pero aun había un problema. El auto. 

-Hay un problemita. Sé que dije que no volvería a aquel lugar, pero mi auto...- 

Nathan suspiró pesadamente. 

-Dame las llaves. Volveré y traeré tu auto antes de que salga el sol. Dejaré las llaves bajo la alfombra de la puerta-

Suspiré aliviada. 

-Gracias, de verdad, por todo.- 

Asintió y se quedó allí hasta que abrí la puerta de mi casa, y justo cuando pensé que lo había resuelto todo, vi a mi madre sentada en el sofá de la sala, esperándome.

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