Capítulo 1

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Nuevo día nuevo comienzo, ese es mi lema.

Salí de mi recámara, lista para la aventura de hoy.

- Hola enana - saludé tranquilamente a mi hermana.

- ¿Enana? Ja, deberías verte en un espejo - respondió Sam.

Si me preguntan, no es que sea muy pequeña... mi 1.65 de estatura en este país es considerado como promedio.

- Niñas, podrían dejar de pelear por una vez en la vida, son las 7 de la mañana - suspiró Malena, mi madre.

Mi hermana y yo somos de carácter sarcástico, por lo que solíamos hacernos comentarios o chistes así para comenzar el día de buena manera; así que sólo atinamos a encoger los hombros.

- Como quieras, ¿No se te hace tarde para despertar a Thomas? - dije con la boca llena de cereal a mamá.

Thomas es mi hermano menor, tiene 4 años y va al kinder.

- No, está enfermo... Hoy lo llevaré a ver al doctor - Dijo un tanto preocupada.

Se le nota que no ha dormido bien: tiene unas marcadas ojeras bajo los ojos y sus movimientos parecen un poco más lentos de lo normal.

- Bien, es ese caso... Vamos Sam, te llevaré al colegio – comente.

Ella solo agarró sus cosas y salimos tranquilamente. Caminar es uno de mis placeres culposos: observar las plantas, sentir el aire en mi cara, escuchar a los animales y señoras contando historias. He de aceptar que esta última es por mucho, una de mis actividades favoritas. Avanzamos un par de calles así hasta que mi momento de paz se vio interrumpido.

- Y bien... ¿Cómo vas con Jason? - pregunto mi hermana, sonriendo - Escuché que está pensando en invitarte al baile de fin de año.

- Es guapo, ¿no? - la mire, alzando las cejas - jajaja la verdad no estoy segura, es decir, me agrada y sabes que somos grandes amigos, pero no sé si seríamos una buena pareja.

- Entiendo, allá va otro corazón roto - soltó un suspiro dramáticamente - pero tranquila, no hay presión.

Seguimos platicando y bromeando hasta llegar a la escuela. La dejé en el apartado de secundaria y me dirigí a la preparatoria, el campus de alado.

La escuela a la que vamos no es lujosa, pero está bastante bien, tomando en cuenta que en los baños siempre hay papel higiénico y jabón. Tiene varios salones, auditorios, salas de conferencia, zonas verdes, canchas de fútbol, básquet y americano. Al entrar me encontré con Jason, mi amigo de toda la vida. Nos conocimos en la primaria, cuando lo aventé de la resbaladilla; desde ese momento hemos estado juntos, en la misma escuela y grupo.

Cuando se dio cuenta de mi llegada, sonrió. Esa típica sonrisa de casanova que me hace reír muchísimo porque siempre consigue lo que quiere.

Le reconozco que es bien parecido: alto, ojos amielados, cabello rubio cenizo, atlético, y para rematar, condenadamente bueno con las palabras.

- Hola Afrodita – dijo, guiñándome un ojo.

Sabe que detesto que me cambien el nombre. Porque si, mis padres decidieron ponerme Atenea en honor a la Diosa griega de la guerra, sabiduría y justicia. Me agrada porque demuestra poder, pero hay gente poco empática y respetuosa.

- Ja ja, muy gracioso bobo – dije, pasándome de largo.

- ¡Ey! Salúdame, todavía que te espero como buen caballero...

- Jajaja sólo camina, se nos hace tarde.

°°°

Así pasaron los días, las cuáles fueron sin mayor dificultad, llendo y viniendo de la escuela junto con Sam. Thomas mejoro rápidamente, así que mamá y papá lograron descansar también y estar de mejor humor.

¿Cuál fue el único problema? Que el primero de Julio enfermé y empecé a alucinar.

Los MorgensternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora