Interlude 1

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Lo prometido es deuda, recuerden dos comentarios y tienen capítulo mañana, disfrútenlo!

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Kyoka Hibari era la única hija del matrimonio Hibari por lo que desde temprana edad fue consentida por todas las personas de su clan, aunque claro que eso no significaba que fueran más suaves con ella durante su entrenamiento después de todo ella era la futura heredera y tenía un nombre que mantener.

En un gran castillo japonés, Kyo vivió feliz y protegida del mundo externo hasta que la tragedia llegó tocando a su puerta.

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Estaba durmiendo cuando escucho varios pasos, alguien estaba corriendo... Eso era raro, la mayoría de los sirvientes sabían que los Hibari eran ligeros de sueño por lo que evitaban hacer ruido en la noche, se sentó en la cama curiosa hasta que su puerta fue deslizada con fuerza y vio a un ensangrentado Tetsuya jadeando en su puerta.

— Estamos bajo ataque, tengo órdenes de evacuar la. — Dijo el chico solo un par de años mayor, y no tuvo tiempo de estar sorprendida antes de que este la tomará y la sacara de su futon para comenzar a correr, señal de lo peligroso que era la situación, bajo ninguna circunstancia normal Tetsuya la tomaría de esa forma.

A medida que fueron avanzando Kyo noto las llamas... Parte de la casa se estaba quemando y además el olor a sangre y carne quemada comenzó a inundar sus fosas nasales. Hizo una mueca de disgusto y tapó su nariz con la manga de su ropa.

— Vamos a reunirnos con la señora... Ella estaba evacuando a todos mientras se averiguaba quien nos ata—se detuvo y Kyo chocó contra su espalda parando de golpe.

— ¿Tetsuya? — Pregunto intentando ver lo mismo que el, pero el chico puso una mano protectora guiandola detrás de su espalda.

— Corra. — Murmuró en voz baja dando un paso hacia atrás. — Haré de distracción así que por favor corra.

— ¿de que es—sus palabras murieron cuando sintió que algo se tiraba sobre ellos y logró sacar a Tetsuya del camino ambos rodando en el piso, hasta que chocaron con algo.

Debido a lo oscuro de la noche, le costó ver bien el objeto con el que chocaron, hasta que noto que algo se sentía húmedo debajo de ella, al pasar su mano sangre fue lo que logró ver... Trago duro y miró de nuevo lo que detuvo su caída, un cuerpo...

Su kimono estaba cubierta en sangre y tierra, pero ella conocía de memoria ese patrón, levantó la mirada y el rostro sin vida de su Madre fue lo que la recibió, sintió su sangre helarse y el mundo parar a su alrededor.

— ¡Kyo-Sama! — su sirviente la hizo a un lado y finalmente la niña vio que los atacó, o mejor dicho quien.

Con su boca ensangrentada, sus ojos blancos, garras en lugar de dedos y comillos por dientes, su padre le miraba en cuatro, como un animal al acecho.

— Tetsuya, evacua a todos de aquí. — Dijo miéntras sus manos buscaban por la tierra, estaba segura que su Madre no murió sin dar pelea y al menos tener un arma, cuando su palma dio con el metal de su lanza le tomó con fuerza.

— Pero Kyo-sam—

— Es una orden, el trabajo de un Hibari es proteger a su manada. — Ordenó con una voz más firme sin lugar a cuestionamiento.

— Entendido Kyo-Sama. — Afirmó con la mandíbula apretada y cuando la menor se lanzó contra el monstruo que solía ser su Padre, este aprovecho para huir para cumplir con sus órdenes.

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Kyo no era ingenua, sabía que nunca lograria vencer a su Padre, y que si su Madre tampoco logró hacerlo, las posibilidades que tenía de salir viva y victoriosa era probablemente igual a cero, por lo que único que podía hacer era al menos apostar su propia vida para ganar o al menos darle tiempo al resto para huir.

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