A Demon's Tale, Thirty-seven

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A veces Kyo olvidaba que su familia no era normal, en su defensa era fácil olvidarlo cuando pasabas la mayor parte del año lejos de ellos, pero existían ocasiones que siempre se aseguraban de acordarle que el clan Hibari bajo ningún medio era normal.

Kyo vio a los sujetos armados apuntar a sus compañeros de clase, y a... El herbívoro de turno que al parecer tenía una venganza personal contra su familia por... Bueno, quizás lo dijo pero ella estaba más distraída pensando en cómo deshacerse de los idiotas — Eran cuatro, nada con lo que no pudiera lidiar, pero sus armas eran semi automáticas con un gatillo sensible, lo que significaba que en el momento en que se moviera era muy probable que alguien terminará con una bala, en especial en un lugar cerrado como el salón de clases — sin daños colaterales, por ahora sólo estaba contenta de que Ryohei no había intentando salir en su rescate—También rezaba por qué Reborn no se enterara antes de que resolviera todo, no quería convertir esto en algo que el tutor podría utilizar para una lección, en especial porque no quería víctimas sólo para darle valor a un tímido Tsunayoshi —.

— Mhmm... El demonio de Gótica, pensé que sería más... No lo se aterrador, pero pareces más bien la perrita de Gótica. — Rio el herbívoro que la sostenía del cabello luego de entrar al salón buscándola. — con una carita tan bonita. — apretó su mentón con fuerza antes de lanzarla al suelo como a una muñeca de trapo. — Oh Dios Lo siendo ¡déjame ayudarte! — Se agachó tomando su cabello para hacer que estrellara su cabeza contra el escritorio, y debía admitir que eso dolió.

— ¡Eso no es extremo! — Maldijo Kyo por lo bajo al oír a su compañero junto con el sonido de las armas apuntando a este.

— ¿Acaso tenemos un pequeño héroe? — Pregunto con burla el herbívoro y Kyo jalo su pantalón para atraer su atención. — ¿Que? ¿Quieres decirme algo? — Se acercó y la carnívora le escupió sangre en la cara. — ¡Tu pequeña perra! — Maldijo pateando la en el estomago tomándola del cabello de nuevo. — ¿Acaso quieres morir tan pronto? — Murmuró y finalmente la carnívora pudo ver su muñeca oh...asi que por eso le estaba atacando.

— No eres humano. — Contestó Kyo haciendo que el otro se alejara tapando su muñeca. — Estas marcado, marcado. — Dijo como si cantará una canción con una sonrisa en su rostro. — No es humano, marcado, marcado. — Repitió sin dejar de verle con una sonrisa tétrica.

— ¡Tu! ¡¿Como sabes eso?! Se supone que... — Comenzó a murmurar retrocediendo hasta chocar con la pared y sus secuases le vieron confundidos.

— Él está marcado. — Dijo Kyo a los mayores confundidos y apuntó a su muñeca.

—No... Detengan se está... Mintiendo. — Negó rápidamente pero estos lo tomaron para bajar su manga revelando una marca, una quemadura con una cresta familiar. — ¡Esto no significa nada! ¡Ella es una Hibari! Por ayudarme no se saldrán con la suya, los marcarán a u—

— Esta marcado, marcado, no es humano, no es un animal, está marcado. — canto Kyo sin dejar de verle y sus secuaces lo tomaron de los hombros arrastrando lo con él.

— ¡E-Esperen! ¡No! ¡Nooo! — Grito pataleando pero era inútil y pronto el herbívoro estába saliendo por los pasillos.

— Lo sentimos, no sabíamos que estaba marcado... Tendremos más cuidado para la próxima. — Se disculpo el último secuaz en salir antes de salir por la puerta del salón.

— No voy a preguntar... — Murmuró el profesor que estuvo cubriendo a algunos alumnos solo por si acaso, aunque con el demonio era difícil que las cosas hubieran escalado, después de todo no era la primera vez que una escena como esta sucedía en la escuela. — Ve a la enfermería, Timothy acompaña la. — Les ordenó revisando al resto de los estudiantes con la mirada para ver si alguno necesitaba atención especial.

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