A Demon's Tale Forty-one

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Ahora el que Kyo decidiera evitar a los japoneses no significaba que no estuviera pendiente de ellos, después de todo era peligroso dejarlos andar por su cuenta, a diferencia de Nanimori, Gótica era una ciudad que temer y respetar, llena de toda clase de amenazas y aunque Dudaba — Bueno, no del todo, Kyo Leyó varios fics sobre Reborn siendo un imbecil que no valoraba la vida humana como para no desconfiar de él y sinceramente conocerlo no ayudo a mejorar su imagen— que Reborn los pusiera en peligro mortal, no estaba de más estar un poco alerta, por eso fue que no le costo darse cuenta que uno de los personajes no se estaba adaptando bien a la escuela.

Hayato podía ser ruidoso, pero era bien parecido, inteligente y de buena familia, por lo que encajaba bien con la escuela, lo que también ayudaba a Tsuna ya que al ser prácticamente inseparables las personas que veían al fumador como alguien que valía la pena, también incluían a Tsuna. Por su parte Yamamoto con su supuesta beca deportiva, al igual que Ryohei, se estaban mezclando bien con sus respectivos equipos, haciendo amigos relativamente fácil, ahora solo quedaba alguien que estaba teniendo problemas.

Kyoko era una chica linda y amable, en una escuela normal seria el centro de atención — como lo era en Nami-chuu— pero en una escuela como la Academia Gótica donde jugaba un gran papel el prestigio y el dinero que tu familia tenía, ella era una extra, alguien a quien nadie daría una segunda mirada. Ignorar a alguien podía contar como una forma de acoso, pero sin violencia física Kyo no podía actuar, así que le deseaba lo mejor a la chica... O ese era el plan hasta que la encontró llorando en el baño.

Kyo iba caminando por el pasillo cuando vio a cierta Japonesa ir directo al baño, elevó una ceja y decidió seguirla dándole su tiempo a solas. En cuanto entró pequeños sollozos fueron lo que la recibió y suspiro, alguien tan alegre y amable como Kyoko no era el tipo de persona que debería estar llorando a escondidas en el baño.

Sin mucho cuidado pateó la puerta del cubículo donde se encontraba abriendo este, encontrándose con el rostro lleno de lágrimas de la chica y sus ojos algo hinchados.

— ¿Kyoka-senpai? — Pregunto parpadeando varias veces sorprendida antes de darse cuenta de la situación en la que se encontraba. — ¡Lo siento! ¿Te moleste? M-Me iré de in—

— Habla. — La interrumpió antes de que siguiera disculpándose.

— Disculpa ¿que? — Pregunto con algo de confusión.

— Escucharé lo que te pasa, así que habla. — Aclaró bajando sus brazos para parecer menos una amenaza y en cuanto la contraria pareció procesar lo que dijo, se lanzó a ella abrazándola mientras lloraba y contaba sus problemas.

Pará decirle todo tan fácilmente, probablemente se lo había estado callando desde el principio para no preocupar a nadie, y Kyo podía entender eso así que... Al parecer tenía que ayudar a la japonesa a hacer algunos amigos —Ella no, otros, con los que Reborn no tuviera planes ocultos relacionados—.

Ahora, Kyoko no tenía una familia con un apellido importante, lo que jugaba en su contra... Por lo que al igual que su hermano su mejor opción sería meterla en algún equipo o club donde pudiera formar amistades rápido, de preferencia uno que fuera en equipo que fortalecerá los vínculos entre los participantes.

— ¿Un club? — Pregunto Drake luego de que fuera en su ayuda para resolver su problema. — Yo estoy en el de fotografías, pero no creo que le sirva, ahí es cada uno por su cuenta, además la fecha para la inscripción a los clubes ya pasó. — Añadió y Kyo vio a la menor encogerse en su lugar decepcionada. — Pero... Creo que el equipo de porristas perdió a dos miembros que se transfirieron, eran hermanas y se fueron a Metropolis, pero el punto es que están buscando gente.

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