Interlude 7

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El destino, Dios, Budah, Zeus, o cualquiera que fuera la deidad encargada de la suerte tenía algo en su contra, o quizás fue Hitler o algún Genocida en una vida anterior que no recordaba, esa era la uníca explicación razonable como para terminar con cáncer en una vida y como el hijo de una mierda de ser humano en la siguiente.

Davina no sólo tenía que lidiar con que ahora era Leonard, un chico, si no que además constantemente debía sobrevivir  de un padre abusivo, a sus cortos ocho años Len sabía que sí quería vivir una larga vida debía salir de su casa, por lo que de a poco empezó a usar lo que su Padre le enseñó para juntar dinero, lo suficiente como comprar un pasaje de auto bus, muy, muy lejos de ciudad central y su Padre, y comenzar una nueva vida.

Y todo iba de maravilla hasta que cumplió 10 años y su hermanita Lisa llegó al panorama y ahora no sólo podía irse dejando a su hermanita indefensa con su Padre, es decir su Madre estaba en la casa pero cada día se volvía más y más depresiva y Len sospechaba que las cosas con ella terminarían de dos formas,  y ninguna de las dos sería bonita, así que yep, sus planes de fuga se vieron retrasados, lamentablemente su padre seguía aparentemente con la cruzada personal de meterlo a la cárcel por ayudarle con sus trabajos y estaba seguro que hasta ahora gasto toda su suerte —Si es que tenía para empezar —  y era una cuestión de tiempo para que terminará tras las rejas como su Papá, lo que dejaría a Lisa sola con sus Padres y eso no era una opción.

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— ¿a dónde vamos? — Pregunto una pequeña Lisa de cuatro años, mientras Len conducía sin un rumbo fijo, esto para nada era como se imagino dejar la casa de sus padres.

Sus Padres tuvieron una pelea, pero esta vez las cosas se salieron de control y había tanta sangre... Su madre finalmente se defendió, le disparo a su padre, tan solo para darse un tiro en la cabeza después, ¿lo peor de todo? Estaba seguro de que su Padre sobrevivio el disparo, lo que significa que desde ahora sólo serían los tres en la casa y cuando Len estuviera en la escuela serían solo Lisa Y Lewis en casa, Len tenía cicatrices y huesos rotos que mostraban la mala idea que era dejar a ese animal con un niño.

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Tenía algunos ahorros pero apenas era una adolescente sin papeles y sin un lugar al que ir, Dios... Dios ¿que se supone que iba a hacer?

— ¿Len? — Pregunto Lisa de nuevo en su asiento especial para niños, y detuvo el auto a un lado de la carretera.

— Vamos a un lugar donde Papá no pueda encontrarnos. — Contestó sacándose el cinturón para alcanzar su mano.

— ¿nunca, nunca? — Cuestionó con esperanza en su voz  y sus ojos brillando.

— Nunca, nunca. — Prometió con una leve sonrisa tomando su manita apretando la suavemente. — Ahora aún es tarde, deberías seguir durmiendo.

—  ¿Me cantas una canción?

— Por supuesto princesa. — Le Sonrió soltando su mano para acomodarse en el auto y volver a conducir, ahora solo tenía que ir a un lugar donde la gente no hiciera muchas preguntas por dos huérfanos y que a nadie se le ocurriría buscarlos.

El camino y los letreros le dieron una idea.

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Por suerte en Gótica nadie hacia preguntas si es que tenías el dinero, así que usando el dinero que llevaba ahorrando por años consiguió un lugar donde dormir, un departamento en un lugar no muy lindo de la ciudad, pero que tenía luz, agua y un calentador, libre de padres negligentes, y eso servía para Len.

Ya que al parecer el mundo se estaba colocando de su parte, su vecina la señora Ramírez era una mujer mayor con demasiado tiempo libre, que se enamoro de Lisa en cuanto la vio, por lo que conseguir una niñera que cuidara a su hermanita mientras buscaba un trabajo no fue tan difícil como esperaba.

The Demon of Gotham Donde viven las historias. Descúbrelo ahora