1. Así nos conocimos.

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P.

-¡Tienes que levantarte, hoy es el día!- escuché decir a Valentina, mi pequeña hermana. -¡Poché, es hora!- dijo saltando sobre la cama.

-Val... Por favor, necesito descansar más.- dije a la pequeña adolescente. -¿Quién se emociona por el primer día de clases?- gruñí cuando intentó abrir mis ojos con sus dedos.

-¡¿Es que no lo entiendes?! Mi mejor amiga volvió apenas ayer, tenemos que ponernos al día sobre las vacaciones de verano... Además prometiste trenzar mi cabello.- dijo haciendo un puchero.

-Lo haré, pero necesitas ir a ducharte mientras yo me encargo del desayuno.- le sonreí a Valentina mientras yo me hacía paso hacia la cocina.

Nuestro departamento era pequeño, sólo constaba con una habitación, un único baño, una estancia y junto a ella una pequeña cocina.

Obviamente no esperaba más, pues era el único que estaba cerca de mi trabajo y el colegio de Valentina.
Vivíamos solas desde hace trece años, cuando nuestros padres murieron; bueno, habíamos estado viviendo con la hermana de papá, pero no era lo mismo, así que terminando la preparatoria comencé a trabajar en una cafetería. No pagaban mucho, pero gracias al dinero mensual que recibíamos por parte de un ahorro de mis padres, sobrevivíamos.

Pero eramos sólo Vale y yo, nada más. Era horrible cuando de la nada estás sola en el mundo, sin un apoyo, sin un hombro.

-Poché...- susurró Valentina mientras yo terminaba la segunda trenza.

-¿Si...?

-¿Puedes decirme otra vez como eran mamá y papá?

Valentina no los recordaba a la perfección, según el psicólogo Valentina había bloqueado todos sus recuerdos luego de la muerte de nuestros padres.

Y lo hice, cómo cada mes. Hablarle a Valentina sobre nuestros padres mientras yo terminaba de ducharme, me maquillaba y la llevaba al colegio.

-¿Ellos nos ven desde el cielo?- preguntó.

-No, porque estoy segura de que ellos nos acompañan todo el tiempo...- llegamos a la puerta del colegio y la abracé, cuando me separé toqué su pecho. -Ellos están aquí... Y aquí- señalé su cabeza. -Aunque no los recuerdes bien.

-¿Cómo estás hoy?- dijo Laura cuando entré a la cafetería. Laura era mi única amiga, se podría decir que era MI mejor amiga.

-Bien.- me limité a responder.

-¿Han vuelto?- susurró, sabía a lo que se refería. Sólo asentí. -Estarás bien... ¿Lo has hablado con el médico?

-Sí... Pero siempre es lo mismo, tengo que seguir tomando los medicamentos para que se controlen. Pero odio tanto los efectos secundarios; no quiero que Vale me vea así.

-Señoritas, buenos días.- saludó nuestra jefa.

-A trabajar.- dije a Laura, cortando la conversación de una vez.

-He encontrado información acerca de universidades en línea.- dijo Laura cinco horas después. La cafetería estaba calmándose ya, pues las horas pico ya habían pasado. Faltaban casi dos horas para terminar la jornada, ya había dejado a Vale en el departamento, y había vuelto a terminar mi turno. -Hay diferentes licenciaturas y es gratuito si tienes buenas calificaciones. Todas las actividades son en línea, clases por videollamadas y todo eso.

-¿Y si no puedo?, ¿qué tal si ya no recuerdo las matemáticas o la física?- le pregunte mientras terminaba de limpiar la barra.

-Me tienes aquí, te puedo ayudar. Además tienes una memoria maravillosa y eres muy inteligente... Hazlo por Valentina, hazlo por ti.- dijo tomando mi mano y apretándola.

ELSKER DEG; cachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora