Escapando

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- ¿qué quieres? - Cognac se talló sus ojitos con sueño.

- ven aquí, ven aquí - lo cargó - creo que ya sé cómo podremos escapar, pero necesito tu ayuda...

- dime! - le prestó mucha atención emocionado. 

- ¿ves aquella ventana? - la señaló - se abre desde afuera pero tiene un orificio... mi mano es muy grande pero la tuya puede que sí quepa, la vas a sacar para abrir la ventana quitándole el seguro, ¿comprendes?

- intentaré hacerlo - trató de volar hacia allá pero como no había comido, no tenía energía para eso, así que no le quedó de otra más que trepar.

- no te vayas a caer... - Campahri se puso abajo para atraparlo por si se caía.

El niño llegó hasta la ventana y sacó su manita.

- no alcanzo el seguro! mi brazo es muy corto! - miró a su hermano.

- anda, sé que sí puedes!

- no, no puedo! - se frustró y volvió a hacer berrinche.

- está bien, pero no te preocupes, encontraremos otra forma, ¿sí? - lo ayudó a bajar.

- s-sí... - miró al piso triste. 

Justo en ese momento escucharon la puerta del cuarto abrirse.

- vaya vaya - se escuchó una voz, solo que ahora era femenina, lo que a ambos extrañó - veo que lograron deshacerse de las esposas.

- ¿quién es usted? - Campahri se puso alerta. Cognac corrió a esconderse tras él.

- puede que tú no me conozcas, pero yo sí a ti Campahri - lo miró a los ojos - me sorprende que Dai aún no nos haya presentado.

- vámonos ya - Cognac le susurró a su hermano.

- Con su permiso... - Campahri lo cargó y empezó a caminar hacia la puerta, pero antes de que pudieran salir, el tipo que los secuestró y otro sujeto entraron y la cerraron.

- ¿qué esperan? - la mujer los miró. Los tipos se encargaron de inmovilizarlos.

Cognac trató de soltarse y empezó a gritar muy desesperado.

- no estés gritando - la mujer se acercó a él como si nada - no te vamos a matar... solo estarás guardadito aquí unos días...

- tengo hambre! - la miró.

- lo suponía - sonrió y de su bolso sacó un sándwich y una botella con agua - déjalo que coma tranquilo y luego proseguimos - miró al tipo y este soltó a Cognac, quien vio el cielo abierto y empezó a comer. - ¿y tú qué quieres? - miró a Campahri.

- solo quiero que nos dejen en paz - la miró - no la conozco y Cognac y yo de seguro nunca le hemos hecho nada, ¿por qué nos hace esto? 

- ustedes no han hecho nada, pero su padre sí... me hizo sentir como una basura al no renunciar a su trabajo para estar conmigo.

- creo que tomó una buena decisión al no hacerlo - dijo el chico como si nada.

- mira, mi intención no es matarlos, solo ver a Dai retorciéndose de impotencia en una prisión, así que come si no quieres morir de hambre - le dio un sándwich y agua también, él suspiró y comió sin más remedio.

Cognac terminó de comer y cuando lo hizo, el tipo volvió a inmovilizarlo, pero al menos ya estaba más tranquilo porque había comido.

- ¿qué te pareció? - la mujer sonrió y fue hacia el niño.

- muy rico - dijo sincero y no pudo evitar sonreír. Al pobrecito le hacían falta ya dos dientes.

- me alegro - sonrió también y de su bolso sacó unas pinzas, las cuales, cuando Cognac se distrajo, ocupó para tratar de arrancarle una uña entera.

12 contra 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora