Los buenos somos más

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- supongo que solo me faltan dos - la mujer miró a Whis - ¿Dónde está tu hermanito Cuckatail? tengo entendido que él no puede venir hasta aquí.

- está en su cuarto, te guiaré - la llevó de la mano como si nada hasta donde el otro niño estaba - es él, y la mujer que está a su lado lo cuida, es una enfermera real.

- ya veo - sonrió - muchas gracias angelito.

Whis se fue y ella entró al cuarto del niño, sentándose cuidadosamente al borde de la cama.

- fuera... - él trató de cruzarse de brazos pero no pudo ya que le dolía el pecho por sus costillas rotas.

- Tail compórtate por favor - la enfermera dijo seria y miró a la otra - discúlpalo, lo obligué a que se tomara su medicina y por eso está enojado.

- descuida - la otra sonrió y miró al niño - tus hermanos me han hablado mucho de ti... quise venir a hacerte unas preguntas, ¿puedo?

- no - la miró muy enojado.

- anda - lo miró con dulzura - mira que dependiendo de lo que tú me digas, podría ayudarlos a que tu papá salga de prisión, ¿no te parece algo bueno?

- bueno... - suspiró sin remedio - pero quiero algo a cambio...

- ¿qué cosa quieres?

- algo de comer... - seguía con su expresión molesta.

- quita esa cara, sí que eres un niño bravo - acarició su mejilla con cuidado y buscó cualquier cosa de comer en su bolso, llevaba casualmente un dulce - ¿te gusta el chocolate? - se lo mostró.

- solo si es amargo, los dulces me empalagan... - poco a poco consiguió que el niño hablara más con ella.

- pues hoy es tu día de suerte - sonrió, lo abrió y se lo entregó para que pudiera comerlo - ¿te gusta?

- sí... - empezó a saborearlo.

- ok... me presento, yo vengo desde la corte, estoy en una labor social investigando si las cosas malas que dijeron personas de tu papá son ciertas. Si lo son, entonces tomaremos medidas, pero si no lo son, tu papi puede regresar, ¿acaso no quieres que vuelva?

- tengo mucho de no verlo, todos estos días he estado en el hospital...

- se nota - negó con la cabeza divertida - pero antes de continuar, necesito que me prometas que todo lo que me digas va a ser verdad y honesto.

- ¿no puedo decir mentiras?

- nada de eso - lo miró a los ojos.

- ¿ni una sola mentirita pequeña? - alzó una ceja.

- ni una, de lo contrario tu papá no podrá volver, ¿comprendes?

- bueno - bufó de mala gana y esperó las preguntas.

- ¿podrías contarme por qué estás así de lastimado? ¿qué te pasó?

- me golpeó un auto... seguramente ya le habían contado - dedujo.

- sí, pero no hay nadie mejor que tú para que me cuente exactamente lo que sucedió, ¿no crees?

- simplemente fui corriendo a traer una pelota a la calle y vi un carro, como estaba lejos fui por ella pero pareciera como si el carro aceleró a propósito para golpearme, como esas veces cuando Campahri conducía y veía una moto o un anciano y decía "si lo atropello son 10 puntos" - el niño se refería a un juego de broa muy común - obviamente mi hermano nunca ha atropellado a nadie.

Ella rodó los ojos divertida y anotaba en su libreta.

- ¿no te fijaste el color del auto que te golpeó?

12 contra 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora