Regreso a casa

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Por fin, los médicos habían dado de alta a Cuckatail, instruyeron a Tini sobre todos los cuidados que debían tener para que su recuperación total se llevara a cabo con éxito y les enviaron a una enfermera para que les ayudara con todo lo que el niño iba a necesitar.

- me alegra que ya por fin vamos a ir a casa - él miró a su hermana mayor.

- lo sé - sonrió contenta - aunque lo que más me alegra a mi es que te encuentres mejor, no tienes idea del susto que nos diste a todos... - lo cargó con sumo cuidado y lo sentó en una silla de ruedas.

- bájame de aquí! - se enojó - no me gusta esto!

- ¿por qué no? la silla te ayudará a que no tengas que hacer esfuerzo y por eso te sanarás más rápido, es necesaria...

- me siento como una abuelita vieja y arrugada! - trató de bajarse pero le dolía su piernita por lo que no pudo caminar.

- sé que no te gusta pero debemos seguir las recomendaciones del médico y debes usarla - se puso seria. Él iba a protestar, pero el simple hecho de que regresaría a casa lo reconfortaba mucho.

- ya quiero llegar y ver a papá! - dijo emocionado.

- me temo que eso no será posible... - dijo muy apenada, ya que él no estaba al tanto de lo que sucedió con Dai.

- adivino... está trabajando - rodó los ojos.

- no realmente, está en prisión...

- ah... - se quedó pensando - ¿por qué?

- no estoy segura, nadie lo está - se alzó de hombros.

- ya entiendo... - cerró los ojos. Como tenía sueño no se hizo mucho problema.

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Campahri, gracias a la moneda, ya había logrado deshacerse de las esposas y luego quitó las de Cognac, quien se puso a correr muy feliz porque ya se sentía libre.

- ven! no debes alejarte de mi, ¿ok?

- sí - se abrazó a una de sus piernas, ya que se sentía más seguro al lado de su hermano mayor.

- debo darte crédito niño - lo miró - eres muy inteligente.

- lo sé, lo sé - dijo muy feliz - ahora ya sácanos de aquí! - dio saltitos.

- espera, hay que ser pacientes, no es tan sencillo - empezó a pensar qué hacer.

- ¿no puedes abrir la cerradura de la puerta con esa moneda? - sugirió.

- sí puedo, pero ni con todas mis fuerzas podré empujar esa puerta, es eléctri... espera - sonrió - ya sé!

- ¿se te ocurrió algo para que salgamos de aquí? - sonrió de oreja a oreja.

- no te emociones, pero sí tengo una idea... - empezó a buscar dónde estaba el mecanismo que conectaba con la puerta y encontró en la pared una caja similar a las cajas térmicas, donde estaban los cables que hacían funcionar a la puerta. Empezó a abrir la caja, que estaba asegurada con tornillos y al hacerlo vio que había mucho cableado y botones.

- rápido! rápido! - estaba muy impaciente.

- espera, no estoy seguro de qué hacer - dijo mientras curioseaba en la caja.

- solo debes apretar muchos botones a la vez!

- imagínate que uno de esos botones sea una bomba y la activemos por accidente - lo miró - debemos pensar en cada movimiento que hagamos, no solo actuar porque sí.

12 contra 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora